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6. Con música de fondo.

Capítulo 6. Con música de fondo.

Narrado por Abby.

  • Es tarde – comencé, tan pronto como él intentó quitarme el vestido. ¡Dios! Aquello era un tremendo error – deberías irte.

Se sentó en el suelo y me miró con detenimiento, mientras yo, sentada frente a él, intentaba comprender que era lo que pretendía, lo supe tan pronto como observé como metía la cabeza entre mis piernas y me subía el vestido, lo suficiente como para llegar a mi sexo.

  • No, no, no – le supliqué, pero me detuve tan pronto como sentí que apartaba mis bragas y me lamía suavemente mi intimidad - ¡Dios!

Podía escuchar de fondo una nueva canción de Queen, mientras él seguía devorándome de aquella manera. “don’t stop me now” sonaba en aquel momento, incrementando la forma que tenía de comerme aquello, haciendo que me corriese en ese justo instante.

Me besó tan pronto como la canción “Another, one bites thedust” se escuchaba, pero sus besos para nada eran lentos, parecía querer devorarme con cada uno de ellos.

Le quité el pantalón con impaciencia, observando cómo se tumbaba sobre mí, acariciando con su pene mi punto más frágil, volví a gemir, haciendo que él lo hiciese conmigo.

Me la metió con fuerza, sin dejar de mirarme, mientras ambos gemíamos al ver al otro.

  • ¡Oh Dios Mío! – gemí con fuerza, haciéndole sonreír, para luego incrementar sus embestidas, gimiendo como un loco.

Nos corrimos al unísono, con la canción “I want to break free” de fondo.

Nos mantuvimos en silencio durante un rato, sin dejar de mirarnos, mientras yo le acariciaba la mejilla, con la yema de mis dedos, y le observaba con detenimiento. Era la primera vez en toda mi vida que me quedaba a observar a un tío después de haberme acostado con él.

  • Esto es una puta locura – acepté, retirando la mano, pero él me detuvo antes de que la hubiese apartado del todo.

  • Abby – me llamó, haciendo que volviese a prestarle atención – ya no soy un niño – reconoció, dejándome claro que no tenía que preocuparme por ello.

  • De eso ya me he dado cuenta – acepté, mordiéndome el labio, provocando que él soltase mi mano y acariciase mis labios – pero … - me detuve al sentir su mirada sobre mis labios.

Me besó en ese justo momento, pero su beso era diferente, mucho más lento y pasional.

No dejamos de hacerlo aquella noche, parecíamos insaciables cuando se trataba del otro. Me chupó el pezón aquella última vez, mientras me movía sobre él y gemía como una loca, haciendo que él intercalase sus gemidos con los míos.

***

Cuando desperté, a la mañana siguiente, él aún estaba allí, junto a mí, dormido.

Mierda, mi padre iba a matarme si seguía desapareciendo así.

Abrió los ojos mientras le observaba, y se puso en pie de un salto, agarrando sus pantalones para ponérselos y buscando su camisa por todo el lugar.

  • Joder, mi hermana va a matarme – aseguró, sin tan siquiera mirarme, al mismo tiempo que yo me vestía, también. Abrió la puerta del cuartillo con la intención de marcharse, pero entonces se dio la vuelta y me miró, haciendo que bajase la mirada, avergonzada. Caminó hacia mí y se detuvo cuando hubo llegado, agarrando mi barbilla para que le mirase, y entonces me besó.

¡Dios! Aquello era una puta locura, estar haciendo aquello con el hermano de mi mejor amiga. Mi teléfono comenzó a sonar, haciendo que él se separase y se marchase y yo mirase hacia la pantalla del celular, dándome cuenta de que era su hermana.

  • ¡Eres una cabrona! – comenzó mi mejor amiga nada más que atendí su llamada – de seguro te llevaste a uno a la cama, porque desapareciste en seguida.

***

No hablé mucho más con ella, porque tenía que marcharme al estudio, ni siquiera pude pasar por casa y saludar a mis hermanos. Le mandé un sms a Roger para que me cubriese y me cambié de ropa en el trabajo, era toda una suerte ser tan precavida.

Era la época de las bodas, porque no dejaron de llegarme encargos en toda la mañana, luego almorcé algo rápido que pedí para que me lo trajesen, y seguí editando fotos, incluso me llegó un email para unas fotos para una revista porno, que debía hacer la semana siguiente.

Estaba recogiendo el estudio para cerrar, cuando escuché el cascabel de la puerta.

  • Está cerrado – admití, dándome la vuelta para enfrentar al cliente, observando frente a mí, a Jay.

Atravesó la tienda hasta llegar a mí, y entonces me besó, dejándome sorprendida con ello.

  • Si Dan te pregunta sólo dimos un paseo y te llevé a casa – comenzó, sin que yo entendiese a dónde quería llegar – me ha estado preguntando por la fiesta, por dónde te llevé ayer cuando nos fuimos. Dice que me aleje de ti, que eres mucha mujer para mí.

Me reí al escucharle decir aquello, era obvio que Dan tan sólo quería alejar a su primo de mí, sabía que aún se sentía atraído por mí, ya me lo había demostrado en un par de ocasiones.

Me agarró de la cintura y me apretó contra él, haciendo que volviese a prestarle atención.

  • Abby, yo … - comenzó, sin dejar de mirarme. Seamos sinceros, en cualquier otra ocasión hubiese intentado huir de cualquier intento por parte de otros de declararse, pero en aquel momento tan sólo quería permanecer allí – me gustas, desde hace tiempo.

  • Yo no soy una chica a la que sólo puedas llevar a dar un paseo y a casa – le expliqué, dejándole claro que primero, su primo no creería esa idiotez, y segundo, yo no era buena para él. Ignorando completamente la declaración que acababa de hacerme. No era buena a la hora de hablar sobre sentimientos.

  • Bueno, pero esta vez si vas a dejar que te lleve a casa ¿no? – preguntó con una sonrisa pícara dibujada en el rostro.

Cogí mi bolso, mi abrigo y las llaves de la tienda, para luego salir tras él y cerrar el estudio por fuera. Y entonces, le encaré.

  • He traído mi bici – le dije, para que supiese que no quería que me llevase a casa.

Me agarró del brazo antes de que pudiese escapar, y me atrajo hasta él.

  • Voy a llevarte a casa – me espetó, tajante, queriendo decir con ello, que estaba decidido a hacerlo.

  • Pues vas a tener que obligarme, porque… - comencé, pero me detuve tan pronto como vi sus intenciones.

Me cargó en su hombro y caminó hacia su moto, mientras yo pataleaba para que me bajase, y lo hizo, para montarme en su moto y ponerme el casco, después.

  • ¿Qué? – preguntó - ¿pensaste que no podía hacerlo? A pesar de ser menor que tú, soy más fuerte y más alto que tú.

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