Me controlé, no le iba a demostrar a mi padre que me intimidaba. Le iba a hacer pagar el dolor que le causó a mi madre. Por lo más sagrado. Ella siempre lo adoró, lo veneró y muchos años después fue que se permitió encontrar a otro hombre.También para vengar la muerte de mi hijo, ese pobre angelito no tuvo la culpa, ni sus padres en el momento de engendrarlo. Por momentos pienso en Guillermo, en su impotencia al amarme y saber que resultamos ser hermanos.No lo justifico, pero puedo entenderlo un poco, de ahí su odio hacia Emilio. Sin duda los alcances de maldad contra de parte de la Araña contra un corazón puro no pasará desapercibido por mí, yo no se lo perdonaré.Mi tío me dijo que poco a poco ha ido asimilando la verdad y espera un milagro de no ser cierto y que los exámenes lo demuestren, mientras yo no veo la hora de que salgan para saber en definitiva que tengo una hermana y una prima.Gamal nos abrió la puerta. Ingresamos y nuestros guardaespaldas personales, ya en el interio
Ver a Jabir poniéndole el arma en la cabeza del abogado de pacotilla, me aceleró el pulso, pero debía resistir, calmarme. Nada malo pasará. Salomé lo hizo increíble, los puso en jaque y nosotras debíamos estar a la altura, nos querían joder, pues los joderemos a ellos.—¿Tiene alguna objeción?No tenía idea de porque hablé, mis amigas me miraron, y en sus ojos vi que me apoyaban y eso era lo único que necesitaba para sentirme segura.—Abogado, no se busque problemas. A ellos les pagamos para que nos protejan, rara vez hablan salvo ahora por la orden de la señora Ospina.No había dado ninguna orden, Jabir se manejó solito. Pero así fue la intervención de Salomé.» Tenemos tres minutos de retraso y no soy partidaria de la impuntualidad. ¿A qué salón nos dirigimos?El hombre con los nervios de puntas, señaló. Yaro se puso al lado de la jefa e iniciaron la caminata hasta el salón, luego lo hizo Yasar con Amira a su lado y siguió Gamal con Lía. Mi bollito de coco le hizo señas al hombre.—
La solicitud de Yaro tenía una razón, y era que habían llegado varios hombres que no les dio tranquilidad por sus aspectos a los agentes que estaban en el piso de la recepción. En la logística que tomaron para evacuarnos, mi Chocolate se puso de primeras y me imagino que era por la excelente puntería que tenía.Ya lo había visto trabajar en el tema de limpiar caminos, era muy rápido para disparar. ¡Ay por Dios bendito! Si esto continuaba con esta tensión iba a necesitar un baño con premura. Reconozco era una gallina para estos temas de policías y ladrones.Al llegar a la recepción, cuatro agentes nos entregaron los chalecos antibalas, de rapidez nos los pusimos, vimos que el ascensor subía.—Señorita, escóndase si quiere vivir. —Le dijo Yaro a la secretaria—. ¡Camilo! —habló por el micrófono de su manga—. ¿Las escaleras están limpias?—Capitán subieron cuatro hombres. —escuchamos todos, dado que el capitán lo permitió.—No permitas que suban más. Se activa el sistema aroma en evacuaci
La adrenalina que le tocó pasar no era lo que deseaba que viviera. Traté de minimizarle las escenas fuertes como el ver los muertos, la sangre en el piso. Pero el ponerla a correr mientras nos disparaban y para colmo ver cómo herían a uno de la agencia. La hizo sentir culpable, y nadie ahora le saca eso de la cabeza. Se decía que, por su culpa, al no poder correr como los otros, lo hirieron, por eso no lograba controlarla o más bien no quería controlarse. —Ramiro, por favor llévame a la clínica de Daniela. —No. —dijo casi sin poder decir nada. —Necesitas control médico cariño. No reaccionas. ¡Métele la pata a ese acelerador! —grité por el desespero de no poder controlarla. Sonó mi celular. —Yaro. —¿Qué pasa?, te desviaste. —Onely no se encuentra bien, no logro estabilizarla, su ritmo se ha acelerado, sus síntomas son del inicio de un preinfarto. Voy para la clínica de Daniela. —Ya la llamo y le digo, el agente herido también será llevado hacia allá. Nosotros estaremos en la age
Continué caminando hacia atrás. Los doctores me miraron, sin embargo, yo me encontraba en otro mundo… ¿Un bebé?—¿Jabir? —Alcé la mano.—Necesito un minuto.No sabía para donde caminar, sin embargo, fragmentos de un bebito se calaron en mi mente. Se estaba cuidando, todos los días lo hacía, era testigo de ello. Éramos conscientes de que un hijo no era ni el momento, ni el tiempo. Choqué con una silla y preferí sentarme. El pulso lo sentía hasta en las orejas. Mi celular sonó y era mi madre.—¿Mamá?—Cariño, estaba viendo las noticias de Colombia, sabes que me estoy viendo mis novelas y salió un comunicado de que Amelia no murió por un accidente, sino que fue ¿un asesinato? Hijo puedes decirme.—Por ahora es confidencial madre.—¿Por qué esa voz?—Si conoces a una persona con la que te sientes increíble y ella logró derribar de la nada, con su ternura e inocencia tus barreras y solo han pasado dos semanas de una relación seria…» Pero eres consciente de que sufre de un síndrome que se
Estaba en la oficina y mi mujer caminaba de un lado al otro hablando por teléfono con el señor Francisco. Esperábamos que el despacho nos llamara para salir a reabrir el caso. —estaba orgulloso de ella. Siguió al pie de la letra mi plan y supo ganarle al miedo que tenía. Los dejó en ridículo y eso si fue asunto de ella. Tomó a los enmascarados de animales por delante y los ridiculizó al máximo. Eso fue para alquilar balcón. La verdad, las cuatro hicieron un trabajo increíble. Demostraron lo valientes que eran. Porque eso para mí es la valentía. Vencer los miedos y salir adelante. —Si papá, fue un éxito tanto que… ¿Vistes las noticias?... deberías verlas y luego me llamas… papá… Está bien… —suspiró—. El teniente Zapata confesó que no fue un accidente, le pagaron para que la matara y como ese era el último abismo que quedaba los arrastró a todos. La familia de Yaro como ese par de anciano fueron daños colaterales. El caso se reabrió papá… ¡No!, usted se me queda donde está. El tema s
Nos dimos cuenta de que los disparos no eran para nosotros. Fueron para amedrentar al juzgado que llevaría el caso de mi madre. Eso solo probaba que un poderoso no quería ser descubierto. O más bien tres poderosos. Mi novio inició el ataque para darles de baja, aunque no era con nosotros, si eran los entrenados para enfrentarlos. Nosotros fuimos un caso fortuito. Simplemente, llegamos en el momento inadecuado, o, por el contrario, muy adecuado. La manera en cómo los agentes de Yaro Seguridy, bajo las instrucciones de su capital, enfundados en sus trajes de negros de agentes secretos, iban acabando uno a uno con los que disparaban a la mansalva. Lo que me tenía muy nerviosa eran los inocentes que estaban alrededor del juzgado y habían caído al suelo por los primeros impactos. No hubo un solo disparo hacia el auto nuestro o al menos que me haya dado cuenta. Pero si me indignó ver a personas sin moverse y otras arrastrándose por estar heridas. Llamé a la línea de emergencia para solici
Lancé el puto vaso de whisky, el cual impactó con fuerza en la pared del despacho. Todos vimos lo que ocurrió. Habíamos acordado los tres en mandarle un susto al juez por petición de Caimán, dando la orden para que dispararan contra las instalaciones. Debía tener mucho cuidado. —Deseaba vengarme, pero no podía ser idiota de mandarme a mí mismo la soga al cuello—. Cae Caimán, y nosotros también lo haremos, debía de ser más inteligente. ¡Mierda, m****a, m****a y mil m****as! Sabueso ha permanecido callado. Debe estar pensando mucho en la evasión a sus preguntas, Caimán nada que le responde, le da vueltas y vueltas cada que se toca el tema de mi cuñada. Pero ahora, por poco, pudo morir Salomé. Que, si no hubiera sido por la astucia de Yaro, habría sido otro el cuento. —¿Paso a seguir?, debemos actuar de manera conjunta. —Pegarte un tiro sería lo más acorde para cortar el hilo de la telaraña que nos vincula. —Desde hace unos años ese ha sido tu deseo. Y créeme que me arrepiento de