Freya Cranston Me mintió, el muy infeliz me mintió y yo le creí todo.¿Cómo demonios no me di cuenta?Sabía que él no podía haber encontrado mis bragas porque fue Larissa quien me las quitó. Y lo que es peor, él siempre supo quien era la mujer que me drogo en su bar y no me lo dijo.¡Lo voy a matar!—Nena, mírame —el rostro de Larissa aparece en mi campo de visión; se ve preciosa bajo el reflejo de las velas—. Ya no pienses en lo que paso. ¡Olvida eso!Me tumba sobre las sábanas y se sienta sobre mi regazo, se quita el albornoz embarrado de chocolate y acaba recostadose en mi pecho, en busca de mis labios. Es difícil resistir su cercanía, el olor de su pelo y la intensidad de su mirada. Sin duda Larissa sería la mujer perfecta, obviando el hecho de que se droga.—Tienes razón —sonrio de medio lado y llevo mis manos a su trasero—. Hay que olvidarlo pasado y disfrutar el presente.Ella se muerde el labio inferior tratando de no sonreír de gusto. —Entonces vamos a jugar, nena. La cojo
Ryan Neeson Es curiosa y un tanto retorcida, la forma en que el destino puede trabajar a veces. Encontrar a Freya nunca estuvo en mis planes, pero admito que me favorece muchísimo dados los últimos acontecimientos. —Vamos, deja ya de beber porque no pienso llevarte en brazos a ninguna parte —riño con gracia al ver a mi bichito beberse casi media botella de whisky ella solita.Me fulmina con la mirada y vuelve a beber de su trago.— ¿Qué demonios se supone que haces aquí en Melbourne? —Ten por seguro que no estoy siguiéndote —alardeo con arrogancia—. Aunque después de lo que paso la última vez que nos vimos, razones me sobran para fastidiarte.Freya mira las personas que están en las mesas contiguas y gruñe por lo bajo. Hemos venido a uno de mis restaurantes favoritos y aunque ella no lleva la ropa más apropiada, no siento vergüenza de estar en su compañía. Y eso es muy raro en mí. —No quieras hacerte el chistoso conmigo, Neeson. Sabes muy bien a lo que me refiero —me señala con
Freya Cranston — ¡Hey, Ryan! ¿Estás bien?Chasqueo mis dedos frente a sus ojos, pero parece como si estuviera en una especie de trance. Esta mirando un punto fijo y una sonrisa estúpida está dibujada en su boca.No me lo puedo creer, él muy idiota se ha puesto a soñar despierto.— ¡Ryan, despierta! —parpadeó, confundido y miró alrededor, luego frunció el ceño. —Maldición —masculló entre dientes y se sirvió un nuevo trago; me miró enfurruñado—. ¿Hasta que parte fue real?Tuve que apretar los labios para no soltar una carcajada.— ¿Te parece divertido, bichito? —negue luego de respirar profundo. —La verdad sí —admito y suelto una larga carcajada que él se dispone a ignorar mientras pide la cuenta—. De acuerdo, no me burlo de ti, pero reconoce que es gracioso que te hayas quedado pensando en quien sabe que cochinadas.— ¿Y qué esperabas después de decirme que eres una pervertida en el sexo? —cruzó las manos sobre la mesa y se inclinó hacia mí lado—. Estudias psicología, ¿no? —asentí—.
Ryan Neeson — ¿Estás segura de querer casarte conmigo?Ella estaba dormitando a mi lado mientras las luces de Melbourne serpenteban sobre su rostro; íbamos en mi auto, de camino a su hotel. —No nos hagamos tontos, Ryan —murmura lamiendo sus labios—. Se perfectamente que todo ese teatro de contarme tu historia con Larissa fue un intento ridículo para llegar a donde querías —viró su cabeza hacia mi y la forma en que sus ojos se abrieron, erizo mi piel—. Yo solo nos ahorre dramas innecesarios. Vaya, definitivamente Freya es una mujer inteligente e intuitiva... y eso me gusta de ella, que no se anda con rodeos.—Sí lo pones de esa forma, me haces quedar como un patán, bichito. —No tenemos que fingir lo que no somos, Ryan —el auto se detiene en un semáforo y la oscuridad oculta la expresión de su rostro—. Si voy a casarme contigo, que te quede claro que no es por ser un alma caritativa.Enarco una ceja y dejo salir una risa corta y lacónica.—También me queda claro que eres rencorosa,
Freya Cranston No puedo dejar de mirar la pila de facturas atrasadas que esta sobre la mesada de mi cocina, llevo aproximadamente tres meses atrasada con los gastos de luz y agua; aunque he realizado algunos abonos, no ha sido suficiente para cubrir la cuota completa. Por otra parte, hoy en la tarde cuando llegue de la universidad, mi casero me recordó que debo cinco meses de renta y que si ha sido paciente de no echarme a la calle, es porque nunca antes nos habíamos retrasado de esta forma.Lo único que falta es que me mañana me prohíban la entrada a la facultad por falta de solvencia en la matricula. ¡Definitivame estoy jodida!Y justo por todo este caos es que debo casarme con Ryan. No soy una perra calculadora, tampoco una aprovechada que solo piensa en el dinero, pero estoy en un punto sin retorno y no puedo darme el lujo de peder todo por lo que tanto me he esforzado. Hace dos días regrese de Melbourne y me parece extraño que Ryan no se haya aparecido por aquí tumbando mi p
Ryan Neeson Tengo a Freya justo donde tanto deseé, a merced y dispuesta para mí. Su sexo expuesto y brillante, atrae mis ojos como un imán y despierta un hambre voraz que reseca mi garganta y clama por saciedad. Ella parece ansiosa porque la toque, sé que como yo, lo esta deseando tanto y tal como me ha dicho hace solo unos minutos, ser observada con deseo, la pone caliente. — ¿Vas a tocarme o me sueltas para hacerlo yo misma? —sus ojos lucen vivaces, y aunque el miedo y la tristeza de antes no ha desaparecido del todo, no logra opacar la belleza de su mirada. — ¿Tanto lo deseas, bichito? —llevo mis manos a la cara interna de sus muslos y comienzo a regar besos por su piel suavey blanca.—Estoy llorando por ti, ¿no lo ves? Conecto un segundo con sus ojos y sonrió contra la suavidad de su piel, ella se muerde los labios y yo aprovecho para deslizar un dedo a lo largo de su hendidura, empapandome de sus fluidos y provocándole un jadeo amortiguado que hace que mi pene vibre dentro d
Freya Cranston Ya casi sale el sol y no logre dormir nada en toda la noche.Lo que paso entre Ryan y yo, quiero atribuirselo al hecho de que esta sensible y preocupada, pero no puedo negar que desde la vez que lo dejé amarrada, secretamente había fantaseado con que las cosas entre los dos subieran de nivel.Y debo decir que no sólo subimos, si no que traspasamos cualquier límite. No quiero encasillar lo de anoche como el mejor sexo que he tenido, porque he tenido muchas experiencias buenas, pero lo de ayer fue memorable sin duda y pasará mucho tiempo para que pueda olvidarlo.Ryan es un puto dios del sexo, en eso no me equivoque. Salgo de la cama y busco mi teléfono, luego recuerdo que lo dejé en la sala y maldigo en voz baja. Miro por mi ventana que no tiene una vista privilegiada y el cielo ya comienza a clarear con bonitos colores. Ya es jueves y tengo tutoria de mi tesis y mi horario hoy comienza a partir de las once, así que me queda tiempo de sobra. Llevo el cabello revuelto
Freya Cranston Solo una semana pasó para que tomará mi decisión. La tranquilidad había regresado a mi vida y tal como Ryan me lo dijo, puso todas mis deudas al día y no solo eso, también dejo lo que resta de mi último semestre de universidad solvente.Ni en mil años yo habría podido hacer algo así. Es cierto que lo que hizo no me lo esperaba, pero tampoco romantizo su acción; solo se trató de una jugada arriesgada y muy inteligente de su parte.O tal vez solo lo hizo porque yo le intereso.Llevaba días sin saber nada de él y ya me parecía que su promesa de no presionarme iba muy en serio. Después de lo que sucedió en mi cocina, debo admitir que no he parado de pensar en él, en sus ojos grises inyectados de deseo y picardía. Ha sido una tortura intentar recordar la suavidad de sus manos porque al tocarme yo, no se siente igual.Es como si el sexo hubiera perdido su encanto sin él. Recuerdo que la primera vez que lo vi mientras tenía sexo en plena boda de Blair, le pedí a los entes