CAPITULO 51

Ezra Lennox

No puedo dejar de admirar lo hermoso y grande que ahora se ve mi hijo. Es todo un guerrero y me siento tan orgulloso de él. Su llegada al mundo fue dura y dolorosa; y aun así, este pequeño logro sortear cada tropiezo. Su piel ya no es traslucida sino blanquita como la leche, a excepción de las marcas que dejaron los pinchazos e intervenciones a los que tuvo que ser sometido para sobrevivir; pero nada de eso le resta belleza, son sus marquitas de guerra y con el tiempo desaparecerán.

Tal como dijo Blair, nuestro hijo heredo el color de mi cabello y ahora luce algunas pelusitas rubias en algunas partes de su cuero cabelludo que lo hacen lucir adorable. Sus ojos son grandes y expresivos como los de su madre, sin embargo, aún no se sabe qué color tendrá su iris; pero espero que sean iguales a los de mi chiflada.

Me siento afortunado porque después de todo lo que paso, la vida me está dando esta nueva oportunidad para poder hacer las cosas al derecho; y, mientras a