Aiko llegó al hotel, se sentía muy nerviosa por lo que había estado a punto de hacer con su socio en la oficina, afortunadamente ambos estaban solos, pero lo que ella había permitido era una absoluta y completa locura, sabía que no debía desenfocarse de su objetivo y con Karim cerca parecía que lo estaba haciendo. Entró a su departamento, cerró la puerta con rapidez como si alguien la estuviese siguiendo, apoyó su espalda de la puerta, cerró los ojos y respiraba agitada, sabía que lo que hacía estaba mal, no era correcto involucrarse con alguien del trabajo y mucho menos cuando tiene en juego su futuro, solo podía esperar que su abuela no se enterara de lo sucedido, y que ella pronto pudiese manejar mejor sus emociones y sensaciones, pues está completamente segura que para ella un hombre como Karim es prohibido, seguramente su abuela planea casarla con algún empresario coreano al que ella deberá aceptar y por eso desean con tanta avidez que vea el matrimonio como un negocio. - Pare
Aiko regresó a su departamento donde Karim la esperaba, desde su posición no pudo oír lo que las mujeres hablaron, pero si notó que la abuela lo miró directo y con desconfianza hasta que la puerta del elevador se cerró. Su socia caminó hacia él, evitando mirarlo, él pudo sentir sus nervios y vergüenza, sonrió por dentro, ella no era una adolescente que había sido descubierta haciendo algo indebido con su novio, sin embargo, actuaba como tal. Ella entró sin decir nada, él la siguió y cerró la puerta tras de sí, la mujer no lo había invitado a pasar, pero él no pensaba irse, ella se fue directo a la terraza sumergida en sus pensamientos, imaginando lo que su abuela pensaba de ella, ese mismo día su padre la había llamado zorra en el ayuntamiento, que podía esperar de su abuela. Para ella todo se sentía extraño y confuso, por una parte, le daban luz verde para experimentar, y por otra, le exigían ser un robot sin sentimientos, una máquina para trabajar, eso parecía ser complicado, el
DEBO ELEGIR. Karim despertó temprano, de muy mal humor, había tenido algunos sueños húmedos durante la noche, la abstinencia no era lo suyo y menos el auto control, siempre había obtenido lo que quería y cuando quería, no necesitaba tener tacto con ninguna mujer, ellas solían buscarlo y hacer para él cualquier cosa con tal de hacerlo permanecer a su lado, solo la niña Hung lo había hecho esperar, y lo peor era que debía guardar las apariencias pues sabía que era investigado por la abuela, desde el primer día en que se decidió la sociedad que hoy tiene con la futura heredera Hung. Ayer había visto a la anciana en persona, apenas era la segunda vez que la miraba y no podía descifrar sus intenciones, claro que sabía que debía tener cuidado de ella, después de todo era la madre del miserable de Akiro, y estaba seguro por sus investigaciones que el hombre era tan falto de corazón como su madre, respiró profundo para tomar fuerzas, debía seguir en su papel, ganarse a la mujer y conseguir
CONTRAOFERTA. Karim estaba actuando distante con Aiko, ella pudo percatarse de eso, no sabía por que actuaba de esa forma, se preguntaba sí tenía que ver con lo ocurrido con Casey esa misma mañana. Aunque compartían oficina casi no habían cruzado palabra, se sentía incómoda, le gustaría saber qué sucedía, pero a la vez, no se atrevía a hacerle ninguna pregunta, eso la hizo pensar, tal vez no era buena idea hacer lo que pensaba, después de todo no le tenía tanta confianza al hombre, aunque le había dado acceso a su vida en algunos aspectos, no podía decir que con él se sintiera cien por ciento segura o confiada. Karim salió de la oficina, al pasar por su lado, el aroma masculino y penetrante de él alteró sus sentidos, volteó a verlo, el pantalón que traía marcaba sus atributos, imaginaba que en el lugar no había mujer que pudiese resistirse a ese hombre, pensamientos quisieron venir a su mente, pero no debía permitirlo, estaba en su lugar de trabajo < < ¡maldita sea Sasha!, antes no
Ha-naúl era muchas cosas, pero nunca tonta, desde hace mucho tiempo había investigado a Karim y a su hermana, sabía en que aspectos podían representar peligro para su nieta y en cuáles no. Quería que su nieta se formara como una mujer fuerte, capaz de tomar decisiones complicadas, saber poner sus intereses antes de sus emociones, ser determinada y coherente, pero esas cosas no podía aprenderlas junto a ella, porque su afectividad la obligaría a protegerla. La mejor forma que había conseguido era darle herramientas para poder defenderse y dejarla estar en un lugar que tuviese las suficientes tentaciones y dificultades para desarrollarse mejor, pero no tantas como para atentar con su vida. Aunque Karim no lo sabía, resultaba ser un aliado para la anciana, actuaba tal y como ella lo había anticipado, eso la hacía sentirse en control de todo, siempre estaba dos pasos adelante, y su nieta demostraba ser inteligente y más fuerte de lo que imaginaba, resultaba ser mejor que sus padres, su
Caminaron tomados de la mano hasta el elevador, una vez que entraron, Karim buscó mirarla directo a los ojos, pero Aiko lo evitó con evidente vergüenza, por dentro la mujer se castigaba, sabía que debía mostrarse segura de lo que hacía y no como una chica inexperta, tímida e ingenua, pero no sabía cómo hacerlo, una vez más la teoría parecía muy sencilla al lado de la práctica.El hombre sonrió con suficiencia, miró hacia la pared de fondo del elevador cubierta por un espejo, atrajo a la mujer hacia su cuerpo, la colocó delante de él, pegada a su pecho, ambos mirando en la misma dirección, colocó una de sus manos en el hombro de ella.- Nos vemos bien juntos- dijo y sonrió - verás que al salir muchas miradas irán hacia nosotros, seremos envidia para muchos.Ella abrió la boca para replicar a lo que el hombre acababa de decir, pero en ese momento las puertas se abrieron, habían llegado a la planta baja del hotel y debían salir, además al menos tres personas estaban frente a ellos espera
Karim aprovecho un descuido de Aiko y caminó a una pequeña tienda, sin su compañía, compró un vaso de helado que fácilmente podría ser compartido por tres o cuatro personas, el vaso era hecho de galleta y su fondo contenía una gruesa capa de chocolate duro, sobre este había copos de helado de diferentes sabores: mantecado con chispas de chocolate, coco, galleta, chocolate amargo y chocolate blanco. Karim estaba seguro de que a su compañera le gustaría al menos los copos de chocolate, pues hasta los momentos sabía que ella disfrutaba de ese sabor.Sobre los copos de helado había una lluvia de galleta triturada con chispas de chocolate y un generoso sirope de caramelo, con cilindros de galleta rellenas de coco incrustados sobre el helado, realmente se veía delicioso, pidió dos paletas para comer el helado y suficientes servilletas como para limpiar cualquier accidente que pudiesen tener.Cuándo llegó al lugar donde la mujer se encontraba pensó que estaría buscándolo con la mirada, pero
Aiko se quedó mirando al hombre que caminaba directo al elevador, pensó que si ella permitía que las cosas se hicieran a su manera, Karim pensaría que realmente era un noviazgo y que sería algo que perduraría, ese debía ser el momento para enseñarle que se equivocaba y demostrarle que solo sería algo pasajero. Hasta los momentos había estado callada, pensando cómo salir de la situación, pero sentía que estaba comprendiendo, debía dejarse llevar, quitar límites e intentar ser espontánea.- ¡Karim! – dijo en gran voz, el hombre se detuvo, no pensó que la mujer lo llamara, aunque lo deseaba, volteó a verla – no tienes que irte.Aiko salió de su departamento y caminó hacia él, con pasos lentos y determinados, él observaba su elegancia, sus pasos suaves y seductores, ella tomó su mano.- ¡Quédate conmigo!Juntos caminaron al departamento, la mujer parecía serena, entraron y ella soltó su mano, él cerró la puerta y se atrevió a poner el seguro.- ¿Quieres algo de tomar? – ofreció caminando