Sasha le había contado a Aiko que había sido una niña rica, ingenua, que pensaba en el amor, creía en los príncipes azules y por creer en eso, le habían roto el corazón y truncaron su futuro, no solamente perdió el hombre que amaba, perdió al hijo que esperaba, perdió la familia que tenía, las comodidades con la que vivía, Aiko no podía imaginar lo que había significado pasar de ser una joven adinerada, a ser una mujer desamparada en las calles que tuvo que prostituirse para poder tener donde dormir y que comer, pensando en eso su corazón se estrujó, sus ojos se llenaron de lágrimas, Sasha no era una villana qué quería forzarla a hacer lo que ella no quería, más bien era una víctima que había aprendido de la peor forma que no se podía confiar en un hombre. También había conocido la historia de su abuela, un rico empresario la había enamorado y quería casarse con ella, le pidió que saliera a escondidas por el balcón de su habitación para caminar con ella en el patio a trasero de la ma
Aiko estaba sin duda en una nueva etapa de su vida, ella no jugaba a ser una empresaria, se había convertido en una, tampoco jugaba a la seducción en ese lugar, estaba siendo seducida, lo que había sucedido en la ducha no era un juego, era real, ganaba experiencia, ella estaba aprendiendo sin duda. El servicio que recibía en ese lugar era muy costoso, tal vez más de lo que su padre gastaba en ella en todo un año de vida, así que aprovecharía al máximo la inversión que estaban realizando en ella, dejaría de ser tan inocente, dejaría de juzgar, criticar, y quejarse por todo, ahora había entendido el dolor qué las mujeres importantes en su vida habían sufrido, no estaban siendo malas con ella, por el contrario, querían cuidarla. Pensó en Karim, evidentemente él es un hombre hermoso y sin duda experimentado, no debía ser ilusa ante él, ni inocente, no debe ser tan confiada, ¿Cómo puede ella saber si, al lograr la licitación no le dará la espalda?, ¿Cómo puede saber que el hombre es un
Aiko despertó por la claridad que entraba por la ventana de su habitación, otra vez había olvidado cerrar las persianas de la ventana, pero como no olvidarlo, el día anterior había sido muy ocupado, la había pasado pensando detenidamente en cada palabra que había oído de su abuela, de su tutora y de su madre. Había analizado sus experiencias, puesto en perspectiva sus metas actuales y objetivos, por fin había entendido el propósito de su estadía en ese lugar y había aceptado por primera vez de forma plena lo que debía hacer. Su tarde estuvo llena de análisis y pensamientos, cuando por fin estos cesaron decidió repasar la literatura que contenía la Tablet del lugar, memorizando las posturas que se podían realizar para obtener placer individual y en pareja, también había decidido ver una película estimulante y llegado el momento cuando por fin Gold estuvo en la habitación, decidió aprovechar el tiempo siendo ella la que llevó el control de la situación. Sabía que debía permanecer con
Aiko llego al ayuntamiento, miró a Casey a un lado de la entrada, él la estaba esperando, vestía un traje formal negro, con camisa blanca y corbata azul marino, sus zapatos brillantes bien lustrados, su cabello estaba recién cortado, su rostro se veía hermoso, masculino y a la vez con un toque juvenil. El sol le daba de frente, sus ojos verdes se veían aún más claros y hermosos, su cabello rubio brillaba como el sol, recordó al protagonista de aquella película que había visto en el spa, se sonrojó por sus pensamientos y se regañó internamente, estaba mirando a su empleado y debía hacerlo con respeto y ética, caminó hacia dónde Casey se encontraba. Él tenía una mirada cálida y hermosa, Aiko no sabía si era algo real o producto de su imaginación, había experimentado mucho el fin de semana, había analizado y pensado prácticamente una sola cosa, las relaciones íntimas entre el hombre y la mujer, tal vez su mente estaba tan saturada de esa información que todo lo veía de esa manera, se s
Aiko y Karim conversaron brevemente, repasando los detalles de su acuerdo para la subasta, en pocos minutos la subasta comenzó, un hombre le dio la bienvenida a todas las empresas y sociedades que se encontraban en el lugar, inició mostrando los planos del terreno, conversó acerca de sus características geológicas, climáticas, comerciales y el impacto que ese territorio podía tener en la sociedad, luego recordó los requisitos que solicitaban para aquellos que quisieran licitar por el lugar, prosiguió leyendo la lista de aquellas sociedades y empresas que habían entregado las solicitudes correspondientes y habían sido aprobadas, al terminar esa lectura, los representantes de dos empresas y tres grupos de sociedades se colocaron de pie retirándose del lugar, pues ellos no estaban dentro de los aprobados para la licitación. Aiko sonrió, sentía que era la primera victoria del día, volteó para ver quiénes quedaban, sólo habían representadas cuatro empresas y dos sociedades, entre la que
Aiko y Karim se levantaron de sus asientos para ir por los documentos del terreno y para cancelar el monto final de la subasta, desde el fondo del salón Casey los observó y decidió seguirlos para estar atento a lo que su jefa necesitara. Cuando Aiko pasó cerca del lugar donde su padre se encontraba sentado, se obligó a caminar de forma firme, con su rostro en alto y mirando siempre al frente, aunque deseaba despedirse de su hermano y también quería ver el rostro de su padre, debió obligarse a ignorarlos para demostrar a Akiro que ella es una mujer fuerte y no se dejará amedrentar por él ni por nadie. Estaban por salir del salón cuando un hombre alto elegante y fuerte se acercaba acompañado de otras dos personas, vestía un pantalón ajustado blanco, zapatos marrón y jersey del mismo color, el cual quedaba ceñido a su cuerpo, se veía fuerte, atractivo y muy seguro de sí, Aiko no pudo evitar mirarlo, sus características le parecían conocidas. El hombre saludó a Karim, estrechando su
Karim llevó a Aiko al restaurante más lujoso de la ciudad, había reservado con anticipación ese espacio hacía dos meses, gracias a sus contactos sabía que ese sería el día de la licitación del terreno que deseaba para construir el complejo hotelero, sea cual fuere el resultado se había prometido llevarla ahí, en alguna ocasión pensó que la comida sería para retomar nuevas fuerzas y buscar otro terreno, pero era mejor ir para festejar la victoria como en ese momento lo estaba haciendo. En todo momento se portó con Aiko como un caballero, le pidió que no saliera del auto hasta que él le abriese la puerta y ella le obedeció, abrió la puerta del auto y le ofreció su brazo derecho para que ella lo tomaste y caminara con él y así ella lo hizo. Karim se sentía a gusto porque todo estaba saliendo según lo que él esperaba, ambos estaban vestidos acordes para el lugar aunque él prefería comer en sitios más sencillos debía impresionar a la joven heredera. Cuando llegaron a la recepción del lu
- Me encantaría salir contigo y conocerte más, ¡tú me gustas! Esas palabras retumbaron en la mente de Aiko, por fuera parecía tranquila, segura de sí misma, pero por dentro había un caos total, su corazón retumbaba, sus pensamientos eran erráticos y contradictorios, quería salir corriendo, quería llamar a Sasha y preguntarle qué hacer, pero también quería volver a probar sus labios. Aiko lo miraba a los ojos, sabía desde el primer momento que Karim le gustaba y también sabía que él podía ser su perdición, debía tener mucho cuidado, incluso las mujeres del lugar la miraban como poca cosa para él, eso la llevó a preguntarse > cómo podía ella pensar en una relación con el hombre, no tenía tiempo para eso, estaba a mitad de su tiempo de prueba, le quedaba mucho por hacer y aprender, necesitaba lograr su objetivo, no tenía permiso de enamorarse mucho menos tenía permiso de salir, solo tenía permiso de usar su cuerpo como una tarjeta sin límites para conseg