Aiko llego al ayuntamiento, miró a Casey a un lado de la entrada, él la estaba esperando, vestía un traje formal negro, con camisa blanca y corbata azul marino, sus zapatos brillantes bien lustrados, su cabello estaba recién cortado, su rostro se veía hermoso, masculino y a la vez con un toque juvenil. El sol le daba de frente, sus ojos verdes se veían aún más claros y hermosos, su cabello rubio brillaba como el sol, recordó al protagonista de aquella película que había visto en el spa, se sonrojó por sus pensamientos y se regañó internamente, estaba mirando a su empleado y debía hacerlo con respeto y ética, caminó hacia dónde Casey se encontraba. Él tenía una mirada cálida y hermosa, Aiko no sabía si era algo real o producto de su imaginación, había experimentado mucho el fin de semana, había analizado y pensado prácticamente una sola cosa, las relaciones íntimas entre el hombre y la mujer, tal vez su mente estaba tan saturada de esa información que todo lo veía de esa manera, se s
Aiko y Karim conversaron brevemente, repasando los detalles de su acuerdo para la subasta, en pocos minutos la subasta comenzó, un hombre le dio la bienvenida a todas las empresas y sociedades que se encontraban en el lugar, inició mostrando los planos del terreno, conversó acerca de sus características geológicas, climáticas, comerciales y el impacto que ese territorio podía tener en la sociedad, luego recordó los requisitos que solicitaban para aquellos que quisieran licitar por el lugar, prosiguió leyendo la lista de aquellas sociedades y empresas que habían entregado las solicitudes correspondientes y habían sido aprobadas, al terminar esa lectura, los representantes de dos empresas y tres grupos de sociedades se colocaron de pie retirándose del lugar, pues ellos no estaban dentro de los aprobados para la licitación. Aiko sonrió, sentía que era la primera victoria del día, volteó para ver quiénes quedaban, sólo habían representadas cuatro empresas y dos sociedades, entre la que
Aiko y Karim se levantaron de sus asientos para ir por los documentos del terreno y para cancelar el monto final de la subasta, desde el fondo del salón Casey los observó y decidió seguirlos para estar atento a lo que su jefa necesitara. Cuando Aiko pasó cerca del lugar donde su padre se encontraba sentado, se obligó a caminar de forma firme, con su rostro en alto y mirando siempre al frente, aunque deseaba despedirse de su hermano y también quería ver el rostro de su padre, debió obligarse a ignorarlos para demostrar a Akiro que ella es una mujer fuerte y no se dejará amedrentar por él ni por nadie. Estaban por salir del salón cuando un hombre alto elegante y fuerte se acercaba acompañado de otras dos personas, vestía un pantalón ajustado blanco, zapatos marrón y jersey del mismo color, el cual quedaba ceñido a su cuerpo, se veía fuerte, atractivo y muy seguro de sí, Aiko no pudo evitar mirarlo, sus características le parecían conocidas. El hombre saludó a Karim, estrechando su
Karim llevó a Aiko al restaurante más lujoso de la ciudad, había reservado con anticipación ese espacio hacía dos meses, gracias a sus contactos sabía que ese sería el día de la licitación del terreno que deseaba para construir el complejo hotelero, sea cual fuere el resultado se había prometido llevarla ahí, en alguna ocasión pensó que la comida sería para retomar nuevas fuerzas y buscar otro terreno, pero era mejor ir para festejar la victoria como en ese momento lo estaba haciendo. En todo momento se portó con Aiko como un caballero, le pidió que no saliera del auto hasta que él le abriese la puerta y ella le obedeció, abrió la puerta del auto y le ofreció su brazo derecho para que ella lo tomaste y caminara con él y así ella lo hizo. Karim se sentía a gusto porque todo estaba saliendo según lo que él esperaba, ambos estaban vestidos acordes para el lugar aunque él prefería comer en sitios más sencillos debía impresionar a la joven heredera. Cuando llegaron a la recepción del lu
- Me encantaría salir contigo y conocerte más, ¡tú me gustas! Esas palabras retumbaron en la mente de Aiko, por fuera parecía tranquila, segura de sí misma, pero por dentro había un caos total, su corazón retumbaba, sus pensamientos eran erráticos y contradictorios, quería salir corriendo, quería llamar a Sasha y preguntarle qué hacer, pero también quería volver a probar sus labios. Aiko lo miraba a los ojos, sabía desde el primer momento que Karim le gustaba y también sabía que él podía ser su perdición, debía tener mucho cuidado, incluso las mujeres del lugar la miraban como poca cosa para él, eso la llevó a preguntarse > cómo podía ella pensar en una relación con el hombre, no tenía tiempo para eso, estaba a mitad de su tiempo de prueba, le quedaba mucho por hacer y aprender, necesitaba lograr su objetivo, no tenía permiso de enamorarse mucho menos tenía permiso de salir, solo tenía permiso de usar su cuerpo como una tarjeta sin límites para conseg
Aiko llegó al hotel, se sentía muy nerviosa por lo que había estado a punto de hacer con su socio en la oficina, afortunadamente ambos estaban solos, pero lo que ella había permitido era una absoluta y completa locura, sabía que no debía desenfocarse de su objetivo y con Karim cerca parecía que lo estaba haciendo. Entró a su departamento, cerró la puerta con rapidez como si alguien la estuviese siguiendo, apoyó su espalda de la puerta, cerró los ojos y respiraba agitada, sabía que lo que hacía estaba mal, no era correcto involucrarse con alguien del trabajo y mucho menos cuando tiene en juego su futuro, solo podía esperar que su abuela no se enterara de lo sucedido, y que ella pronto pudiese manejar mejor sus emociones y sensaciones, pues está completamente segura que para ella un hombre como Karim es prohibido, seguramente su abuela planea casarla con algún empresario coreano al que ella deberá aceptar y por eso desean con tanta avidez que vea el matrimonio como un negocio. - Pare
Aiko regresó a su departamento donde Karim la esperaba, desde su posición no pudo oír lo que las mujeres hablaron, pero si notó que la abuela lo miró directo y con desconfianza hasta que la puerta del elevador se cerró. Su socia caminó hacia él, evitando mirarlo, él pudo sentir sus nervios y vergüenza, sonrió por dentro, ella no era una adolescente que había sido descubierta haciendo algo indebido con su novio, sin embargo, actuaba como tal. Ella entró sin decir nada, él la siguió y cerró la puerta tras de sí, la mujer no lo había invitado a pasar, pero él no pensaba irse, ella se fue directo a la terraza sumergida en sus pensamientos, imaginando lo que su abuela pensaba de ella, ese mismo día su padre la había llamado zorra en el ayuntamiento, que podía esperar de su abuela. Para ella todo se sentía extraño y confuso, por una parte, le daban luz verde para experimentar, y por otra, le exigían ser un robot sin sentimientos, una máquina para trabajar, eso parecía ser complicado, el
DEBO ELEGIR. Karim despertó temprano, de muy mal humor, había tenido algunos sueños húmedos durante la noche, la abstinencia no era lo suyo y menos el auto control, siempre había obtenido lo que quería y cuando quería, no necesitaba tener tacto con ninguna mujer, ellas solían buscarlo y hacer para él cualquier cosa con tal de hacerlo permanecer a su lado, solo la niña Hung lo había hecho esperar, y lo peor era que debía guardar las apariencias pues sabía que era investigado por la abuela, desde el primer día en que se decidió la sociedad que hoy tiene con la futura heredera Hung. Ayer había visto a la anciana en persona, apenas era la segunda vez que la miraba y no podía descifrar sus intenciones, claro que sabía que debía tener cuidado de ella, después de todo era la madre del miserable de Akiro, y estaba seguro por sus investigaciones que el hombre era tan falto de corazón como su madre, respiró profundo para tomar fuerzas, debía seguir en su papel, ganarse a la mujer y conseguir