Narra Abigaíl.
Me desperté escuchando el sonido de la ducha y cuando abrí los ojos, observé el reloj que está sobre la mesa de noche mirando que era de madrugada.
Me enfureció que Rogelio llegara tan tarde a casa y sin apenas tomarse la molestia de avisarme que lo haría.
—Buenas noches, cariño— dijo saliendo del cuarto de baño secando su cabello con una toalla mientras que su cuerpo estaba cubierto por una bata.
—Es de madrugada— murmuré con los dientes apretados y sé que no tengo calidad moral para hacer ningún tipo de reclamo, pero me cuesta no hacerlo, es mi esposo y me parece extraña su salida.
—Se me ha pasado la hora, esta
Narrador Omnisciente.Abigaíl jugaba con su bolígrafo, puesto que llevaba horas sentada en su escritorio sin al menos sacar una fotocopia, ya que su jefe no le había pedido que hiciera nada en el día entero y eso la tenía bastante incómoda porque se sentía inútil en ese lugar.En un momento su mirada se perdió tras los pasos de la nueva y joven asistente cuando la vio entrar a la oficina del jefe después de una llamada y Bruno que podía ver todo desde adentro la observó pendiente a los movimientos de su asistente así que quiso jugar con la hermosa Abigaíl.—¿Para qué soy necesaria, jefe? — preguntó Sofía, mirándolo como fiera hambrienta añorando esos días que Bruno le prestaba un p
NARRADOR OMNISCIENTEAbigaíl por su parte, quería saber que sucedía dentro de aquella oficina, aunque literalmente se lo imaginaba y estaba ansiosa por comprobarlo, ya que de esa manera se decía que aborrecerá más a Bruno.—Como no, ahora debe estar echando quién sabe cuántos polvos con su asistente, pero claro, Abigaíl ¿qué creíste?, que un puberto como él no estaría de unas piernas en otras— murmuró dándose a sí misma un topecito en la frente, manteniendo los dientes tan apretados que pareciera como si en algún momento se romperían de tanta fuerza ejercida.Eso de que para él lo que sucedió recientemente entre los dos había sido un polvo pasajero ciertamente le ha molestad
NARRADOR OMNISCIENTE Rogelio estaba furioso, «¿cómo no pude prever que algo estaba pasando?», se recriminaba así mismo, pero por supuesto más a Abigaíl porque ella debió avisarle, en cambio, ahora solamente andaba enfurruñada y él no le había prestado atención pendiente de Camila, el día anterior cuando fue al aeropuerto a recoger a Camila, él había querido ir al hangar de los aviones de la empresa y su tarjeta de acceso no funcionó, pensando que debía cambiar la tarjeta por estar dañada y emocionado por recibir a Camila en la ciudad no prestó atención; hoy lo entendía, pensaba que Bruno había puesto a sus amiguitos a cambiar las alfombras, puesto que al parecer no era solo eso, se preocupó, él como gerente de operaciones debía tener acceso a los aviones, no podía andar pidiendo permiso, «que ridiculez» Emiliano estaba en su pequeña oficina provisional, en el piso 15; en la antigu
NARRADOR OMNISCIENTE.Sola y sin ánimos de comerse la horrible comida quemada la terminó por tirar toda al zafacón, lavó los trastes y se fue a su habitación con el propósito de acostarse a dormir; no estaba cansada físicamente, pero sí mental, en tan poco tiempo ha tenido que luchar con la histeria de su esposo y con los intentos de seducción de Bruno, de quien llegó a pensar que ya la dejaría en paz.Hoy pudo comprobar que el muchacho tiene valor para dejarla en malos términos con Rogelio y no le apetece probar cuáles son esos métodos de lo que él hablaba cuando la amenazó porque más que miedo a perder su matrimonio teme ser juzgada por la sociedad cuando la señalen por haber sido infiel y con un hombre menor que ella, pensando en todo eso estaba cuando esc
Narrador Omnisciente.Con la mirada perdida en la muchedumbre que estaba en el primer nivel, sentía como él subía su mano desde el abdomen hasta colarla por su pecho y cuando estaba a punto de sacar su camiseta ella volvió en sí deteniendo sus manos con fuerza.—No… no seré el entretenimiento de esas personas—, él sonrió satisfecho porque había logrado su objetivo al hacerla pensar que estaban siendo observados por todos, ya que cuando él pulsó el botón del control el vidrio tomó un color oscuro volviéndose polarizado impidiendo que las personas desde afuera no pudieran ver hacia el interior.—Todos ellos están pendientes a sus propios asuntos, no me hagas romper tu camiseta— le advirtió y ella si
Narra Abigaíl.Me giré a mirarlo, y no sabía si reír por su pedido tan ridículo o si golpearlo por ser tan presuntuoso, ¿qué demonios debía agradecerle?, que tendré un gran problema si llego a casa y mi esposo no me encuentra solo porque el narcisista que tengo como jefe me ha obligado a brindarle atención; respiré profundo tratando de controlarme y le dije con molestia.—Tú estás muy loco si crees que te daré las gracias —, enfurecí de inmediato, con la misma rapidez con la que Bruno me enciende de la pasión me hace enfadar y en este momento siento que lo odio, que lo odio por hacerme esto y demostrarme una y otra vez mi poco carácter; mi falta de decisión, de mantenerme firme a mis convicciones, haciendo que me sumerja en su depravaci&oacu
NARRADOR OMNISCIENTE.A la mañana siguiente muy temprano antes de iniciar el horario de jornada laboral, Emiliano estacionó frente al que fue su hogar feliz hasta el día que murió su madre, ese día también perdió a su padre, siendo apenas un niño triste y asustado que contaba con su papá que quizás más asustado aún se refugió en su trabajo, un día llegó con una mujer mucho más joven que él, muy bonita que veía a su alrededor más enamorada de la opulencia de la mansión que de su padre, sin embargo, este por mantenerla feliz hacía lo que ella quería, incluso deshacerse de su único hijo, mandándolo al internado donde sufrió una condena sin ser culpable de nada, pero sobrevivió y lo hizo gracias a que se amoldó tanto que se
Narra Abigaíl.Estoy frente a la estufa con mi mente dispersa, mientras intento hacer el desayuno de forma mecánica, y escucho los pasos de Rogelio a mi espalda, de inmediato le serví el café en su taza favorita, me volteé, se la ofrezco y continuó haciendo desayuno para ambos sin fijar mis ojos en él, me repele su presencia, por supuesto que ha de ser debido a mi atormentada conciencia.—Creo que Jeremías no regresó anoche, no sé si dejar hecho su desayuno. — pregunté tratando de romper el incómodo silencio que se tornó entre los dos.—Jeremías puede prepararse su comida —, escuchar el tono brusco de Rogelio me hace salir de mi letargo—, supongo que anda con amigos, no te preocupes, no le dejes nada preparado.