La fiesta de graduación era todo un acontecimiento, desde la decoración del salón, la música y el banquete, denotaban glamour y extravagancia. Plumas bañadas en glitter enmarcaban la entrada al lugar, tiras de perlas colgaban de las sillas, tres enormes candelabros caían del techo.
Cada graduado compartía una mesa con sus familiares más cercanos, A Milen la acompañaban en su mesa menos personas que a sus compañeros, Ramona, Noah, Eliot, que sorprendentemente iba solo, Rigo la acompaño solo un momento y se retiró y por supuesto Itzam también estaba ahí.
La joven se sentía tan feliz ese momento que no le importo en lo más mínimo que su mesa fuera la menos concurrida, estaban sus amigos y el amor de su vida y con eso le bastaba; la vida tal vez le arrebató la fortuna de tener una familia conve
— Toma, esto ayudará a calmarte — Noah, le tendió un vaso con agua a Milen, esta se encontraba sentada a los pies de la gran cama que engalanaba el moderno pent-house que rentaron para ella y para Itzam esa noche, como regalo de graduación.— Un poco de agua no va a aliviar el dolor que siento — alegó ella moqueando.— Pues tú te estás ahogando en un poco de agua, como dicen — señaló Noah.— Dices eso porque no crees en la fidelidad, el compromiso, la lealtad — siseo Milen entre dientes.Noah se acomodó a un lado de ella, poso sus antebrazos en sus muslos, recargando todo su peso, lucía cansado y pensativo.— Te voy a decir algo — habló con serenidad, algo raro en él — Toda persona en el mundo llega a conocer el amor,
Milen entreabrió los ojos, una figura masculina la miraba atento desde lejos. Llevaba el torso descubierto, su cabello ligeramente despeinado, recargado sobre el marco de la puerta que daba a la terraza, descansaba sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, la única prenda que portaba.— Estás muy lejos de mí — dijo estirando su mano hacia él.La impactante sonrisa de Itzam junto a su penetrante mirada y la luz del amanecer destellando desde su espalda eran la imagen más gratificante que una dama podría recibir al despertar, simplemente su día estaría lleno de dicha.— Pareces, un maldito dios griego — Milen había perdido el filtro de entre lo que pensaba y decía en voz alta.— Yo diría que me acerco más a un gobernante de la oscuridad que a un dios — replicó Itzam, divertido con los halagos de Milen.— Entonces o señor de la oscuridad venga aquí — al estirarse una ráfaga de dolor surcó el rostro de Milen.— No es buena idea que me acerque a ti en este momento, tienes que recup
—- Eres divina — exclamó Itzam en un jadeo maravillado, con la imagen de Milen montada sobre él, contoneando su cadera, sus labios entreabiertos, jadeando su nombre, el ligero sudor sobre su frente y el rubor en sus mejillas lo volvía loco, llevando al extremo más alto de placer.Clavo sus dedos sobre sus glúteos acelerando el ritmo de ella. Un calor delicioso comenzó a cubrir el cuerpo de Milen, anunciando su explosión, rodeo con sus brazos sobre el cuello de Itzam afianzando su agarre antes de desmoronarse, sus pechos descubiertos bamboleaban justo en el rostro de Itzam quien no tardó en atrapar uno con sus labios, aquel gesto arrancó de tajo la cordura de Milen, el temblor de su cuerpo anunció su orgasmo, Itzam no tardó en alcanzarla y manos se desmoronaron juntos.Con el mar de fondo y la suave brisa acariciando sus cuerpo
—Ojalá nos hubiéramos quedado en alguna de las islas — Milen se removió nerviosa sobre su asiento mientras esperaban a Rigo en su despacho, donde se realizaría la lectura del testamento.Itzam lucía inmutable, sin embargo, dentro de su pecho su corazón martillaba con fuerza, más que por nervios, por la ansiedad que le producía desconocer lo que vendría después de que se revelara toda la verdad.Un mal presentimiento hormigueaba dentro de él, creando un vacío en la boca de su estómago que en cualquier momento lo consumiría por completo, cediendo a la desesperación.Cruzó sus enormes piernas en un intento de amortiguar aquella ansiedad y las ganas de llamar a Rigo para que apurara el trámite, no obstante, debía mantenerse tranquilo
—¿Estás seguro de que haber dejado a Milen sola es buena idea? — inquiero Rigo. Él e Itzam se dirigían a visitar a Zaria Duhé para resolver las dudas que quedaron flotando después de la revelación de su procedencia.— Noah se encargará de ella — afirmó Itzam secamente.— ¿Confías en él? — cuestionó el abogado.— Con mi vida — aseveró Itzam. Nadie mejor que Noah sabía cuánto Milen significaba para él y si era importante para Itzam también lo era para Noah y viceversa. Más que amistades entre ellos, existía una hermandad inquebrantable.— ¿Y tu prima? — indagó Rigo.— Son amigas. Ramona podría traicionarme a mí sin dudar; pero no lo har&i
El camino a la decepción era más corto y fácil que el que lleva a la dicha; Itzam lo tenía muy claro, se encontraba en medio de una encrucijada, confesarle a Milen toda la verdad y verla sufrir por ello o alejarse de ella para mantenerla a salvo y romperle el corazón en el proceso. En cualquiera de los casos ella pagaría los platos rotos.Siempre supo que su amor por ella la destruiría tarde o temprano. Él era un hombre que tenía muchas deudas con la vida y su peor castigo sería ver cómo Milen pagaba con lágrimas de sangre por esos pecados que él cometió.El amor que sentía por ella se podía definir de muchas maneras; Infinito, verdadero, oscuro y perverso. Consiguió infectar a Milen con esa oscuridad que yace dentro de él, tomó su inocencia corrompiéndola ha
—¿Qué quieres decir con extraño? — inquirió Ramona mientras hablaba con Milen por Teléfono.— Ha estado muy insistente con que busque una universidad en otro país— declaró con recelo.— Para ser sincera concuerdo con él — Ramona parecía medir sus palabras — Creo que está demostrando su amor, de una forma poco común; pero lo hace. Quiere que disfrutes cada etapa de tu vida — aseguró Ramona.— Puedo hacerlo con él a mi lado — alegó Milen.— Deberías hacerle caso, por lo menos así sabrás que lo intentaste y él se tranquilizará — aconsejo Ramona.— Eso estoy haciendo. Me encuentro en el aeropuerto esperando el vuelo a Italia — una sensaci&oacu
CAPÍTULO 50AMARTE FUE UN JUEGO PERDIDO—¿Itzam? — lo llamó cuando su voz se dignó a salir de sus labios.Este la escuchó claramente; aun así, decidió ignorarla y como si un interruptor se encendiera en él, afianzó sus caricias en Emilia.Milen no lo soportó, corrió hacia ellos presa de la ira, agarró a Emilia por los cabellos con tanta fuerza que de un solo movimiento se la quitó a Itzam de encima y la lanzó a un lado.— ¿Qué mierdas estás haciendo? — exclamó con los ojos llenos de lágrimas.&m