¿Por qué?¿Por qué mi Príncipe me hizo esto?Yo lo amaba…Yo deseaba ser feliz a su lado y si me lo hubiera pedido, habría huido con él a donde quisiera; sin embargo, aunque me hiera, no puedo odiarlo¡No puedo!Lo amo y me siento culpable por todo lo que ha sucedido en su vida. Sé que, por mí, él dejó todo lo que le gustaba y amoldó sus costumbres a las mías. Cambió su estilo de vida y se dedicó a hacerme feliz, a cuidar de mi familia y a brindarnos estabilidad.No fui lo suficiente fuerte para cobijarlo, no fui lo suficiente buena para un hombre como Mr. Stevens.Merezco todo lo que me pasa. Merezco todos y cada uno de sus golpes. Merezco su odio, su desprecio, incluso ahora no puedo entender como es capaz de tocar a una mujer tan sucia como yo. Ya no era solo suya, también me acosté con su hermano.Es necesario que sufra para que mitigue su dolor, su amargura, su tristeza; estaba desesperado y solo quería sentir que vivía, que su vida no se había desperdiciado en algo innecesario.
- No… No –susurraba con las escazas fuerzas que le quedaban. Una hemorragia estaba a punto de arrebatarle la vida–. Mí Príncipe… ¿Por qué lastimó a Ame?- ¿Qué? –Dije quitando el afilado metal–. A… ¿Ame? –Las lágrimas acudieron presurosas y rebasaron los límites de mis ojos–. ¿Qué dices?... No… No mientas…- Era tu hijo… Nuestro hijo –sollozaba de dolor. Las contracciones de su tierna boca, me avisaban que el fin estaba cerca.- ¡¿Por qué no me lo dijiste?! –Tapé su herida con mis manos. No había manera de contener la sangre que drenaba fulminante desde su interior–. Vanesa… Mi ángel… Mi ángel hermoso –la calidez del fluido abrigaba mis fríos dedos; era como si el pequeño… Era como si mi hijo, besara mis manos con sus tibios labios–. ¡Vanesa! ¡Vanesa!- Stevens –musitó cerrando los ojos. Yo no podía soportar el dolor de convertirme en el asesino de mi familia… Mi mujer… Mi hijo… Mi vida–. Lo amo –exhaló para luego dejar de respirar.¡Mi amada!¡Vanesa!Exclamé desesperado, como si mis
Él nos odiaba. Cada vez más, empujaba con fuerza dentro de mí aquel despreciable y frío cuchillo. Sentí claramente como tocó el cuerpecito de mi pequeño, podía sentir como lo destrozaba sin compasión. ¡Soy una inútil! ¡Una m*****a inútil que no sirve para nada! No pude cuidar bien del hombre que amaba y no pude proteger a mi inocente hijo. Las lágrimas no tardaron en llegar y cristalizar mis ojos. Tal vez debí decirle que este pequeño que traía en mi vientre, era tan suyo como mío. Debí decirle que era nuestro hijo, pero una vez más había decidido guardar un estúpido silencio que solo nos arrastró a la desolación. Tal vez, si le dijera que es su hijo, él haría algo para salvarnos… - No… No –susurré con las escazas fuerzas que me quedaban. La fluctuante sangre que emigraba al exterior, estaba a punto de arrebatarme la vida–. Mí Príncipe… ¿Por qué lastimó a Ame? Vi como la desesperación hacía mella en sus ojos. Aquella horripilante sonrisa desaparecía, para dar paso a una mueca de c
Hola!! Soy Ary, ¡¿Cómo están?! Quería gradecer a los lectores y lectoras por leer mi novela ^^ espero volver pronto con una nueva y seguir compartiendo con ustedes, hermosas e interesantes historias. Actualmente estoy trabajando en 2, ya deseo terminarlas para poder compartirlas aquí, con la gente bonita de Buenovela y que podamos seguir viviendo y experimentando a través de fantásticos personajes, que nos trasladan a diversos mundos y formas de pensar, para divertirnos junto a ellos, llorar y descubrir secretos, volviéndonos parte de su vida. Sin más que decir, les deseo que tengan un bonito día, tarde o noche. Me despido con un fuerte abrazo virtual. ¡MUCHAS GRACIAS POR TODO! ¡ESPERO VOLVER PRONTO!¡LOS QUIERO!
El amor ¿Qué es el amor? Disfraz absoluto de las más bajas pasiones. Excusa que encubre los más oscuros deseos de fatalidad, muerte y destrucción. Un acuerdo deshonesto entre dos personas que fingen empatía, y una víctima que soporta la crueldad de su verdugo. Eso es lo que la vida me enseñó sobre el amor. El penetrante vaho de aquel repugnante lugar, saturaba mis sentidos. Bajé al sótano llevando en mis manos, una charola con comida recién preparada, una taza con chocolate caliente, mazamorra de calabaza y una manta de lana aborregada, porque aquel era un lugar sumamente frío y húmedo como sus labios. “Uno, dos, tres…” Contaba cada escalón antes de llegar al suelo. Mi corazón palpitaba acelerado, no podía controlar la emoción que estremecía mi pecho. Parecía como si alocado, fuera a reventarse en mi interior y a derramarse por mis ojos. Ella estaba ahí, amarrada a una pesada viga de madera sin poderse mover. Su cuerpo era cubierto por una sola prenda, la cual era mi camisa blanca
Ciudad de La Molina, Lima 10:00 am -No me interesa –dije esperando que ofreciera algo más, su oferta era muy pobre. -Le pagaré en cuanto salga mi cosecha, se lo prometo –agregó desesperado. Tenía marcadas ojeras en el rostro, la piel arrugada y marchitada por el tiempo. Cualquier burdo se hubiera dado cuenta, aquel miserable ser estaba en la ruina; no tenía, siquiera, para comprar un carrete de hilo y coser su deteriorada ropa. -Acuda al banco si tanta es su necesidad –no podía evitar la repulsión que me causaba su hediondo aroma–. Esta es una entidad privada, además –cogí un paquete de papeles que se encontraban a mi lado–. Usted ya nos debe una suma considerable y no ha efectuado ningún depósito. -La cosecha anterior no me dejó mucho –estrujó su polvorienta gorra–. Tuve que pagar a mis acreedores. -Bien –resoplé parándome, ya me había cansado de ver su acabado semblante–. Primero cancelará su deuda y luego le haremos un nuevo préstamo, su cuenta es de... -¡No! –Gritó empujando
Aquella sublime criatura había caído en mi trampa. Dentro de poco la tendría amarrada a mi cama, explorando cada centímetro de su cuerpo con mis manos.Me enloquecía la idea de oírla gemir mientras penetraba su inmaculado cuerpo, quería que jadeara mojando mis sábanas con aquel delicioso lubricante natural que emanan las vírgenes; porque estaba seguro que ella nunca antes había experimentado el placer de la carne y anhelaba ser el primero. Eso podía saberlo con solo verla caminar. Sus diminutas caderas se menaban de manera tímida. Un caminar casi virginal, como seguro lo tenían las doncellas griegas.Después de entregarle mi tarjeta, salí del bar y subí al Ferrari que esperaba en la puerta de aquel antro. Me pareció escuchar que Marilyn llamaba, más no le di importancia; estaba hastiado de su cuerpo –aunque no puedo negar que me complacía en todo–, ahora tenía en mente una nueva fierecilla con aspecto de cordero, debía amaestrarla para que pueda satisfacerme como quiero.La convertirí
-Disculpa –indiqué con mi mano una silla–. Ellos tienen orden de no dejar pasar a nadie que no tenga cita conmigo. Por lo general, los préstamos los atienden mis secretarias –mentí.Tenía la mirada perdida. Estaba desorientada y eso la hacía más atractiva. Se veía como un asustado cervatillo sin saber si elegir entre las fauces del depredador, o el profundo abismo de la muerte.-Vine por el trabajo que me prometió –entrelazó sus dedos entre sí.-De acuerdo –intenté que nuestras miradas se encuentren–. ¿Te sientes bien?-Sí –sus mejillas estaban rojas por el frío y sus párpados humedecidos por sutiles lágrimas. Apostaría que había llorado–. Por favor, quiero saber si… Podría darme un adelanto.¿Un adelanto? Cavilé. Era lo que estaba esperando, nada mejor que hacerla deudora y luego cobrarme con sus placeres.La observé unos minutos, no debía saber cuáles eran mis intenciones. Mis manos se movían acuciosas esperando el momento para posarse sobre la mesa y sostener mi mentón antes de dar