De pronto, Mateo se dio cuenta de que había alguien afuera, junto a la puerta.Suspiró y fue directo hacia allá, apurado.Me entró el pánico y me volteé de inmediato, metiéndome al pasillo de al lado.Entré en un cuarto vacío.Me quedé ahí un buen rato, pero no se oían pasos ni nada afuera.Me mordí las uñas y, con cuidado, abrí la puerta para echar un vistazo.Y ahí estaba Mateo, parado justo a la salida del pasillo, junto a… Camila.No sé de qué hablaban, pero Camila sonreía y él tenía una cara tranquila.Me burlé de mí misma y apreté los labios.Mateo no era un tipo frío por naturaleza, solo mantenía su distancia con quienes no le caían bien. Mira nada más cómo veía a Camila, siempre con ese cariño.Al rato, Mateo la llevó a ver a la abuela Bernard.Está claro para todo el mundo, Mateo quiere es a Camila, y tarde o temprano ella se va a convertir en la nuera de la abuela Bernard. Y bueno, alguien tan linda y buena onda como Camila seguro le va a caer bien.No ver a la abuela Bernard
Parece que ya me voy acostumbrando poco a poco a esta nueva vida, y la verdad, no está para nada mal.Al día siguiente, como siempre, me levanté temprano para ir al trabajo. El día estuvo lleno de cosas por hacer, y ya en la noche tomé el bus de vuelta a casa.Tener la mente ocupada me ayudaba a tranquilizarme, y pensar en esas historias de amor ya no me dolía tanto.Esa tarde, cuando volví, compré una bolsita de fideos y un par de huevos en una tienda del barrio.Cocinar no es tan fácil, así que empecé por algo sencillo: hervir fideos.Pero, apenas llegué, volví a ver a ese hombre.Sonrió y me dijo:—Ey, extraña, mi mamá preparó mucha comida hoy, ven a comer a casa.—No, no, qué pena... —le respondí rápido.Entonces recordé el plato de paella que me había traído ayer. Corrí a abrir la puerta, fui directa a la cocina y lo saqué para devolvérselo.—Gracias, lo que hizo tu mamá estaba buenísimo, ya me lo comí.Pero él no tomó el bol, se quedó mirando el mueble para los zapatos que estaba
Siento que ha pasado muchísimo tiempo desde que me alejé de él.Ya había decidido cortar todo contacto, así que en ese momento no sabía si debía contestar su llamada o no.Mientras dudaba, el sonido del timbre se detuvo.Suspiré bajito, mirando su nombre en la pantalla sin pensar en nada.¿Qué estará buscando al llamarme de repente?¿Será por la abuela Bernard o por el dinero que le debo?Ah, cierto… todavía le debo una buena cantidad.Ahora que me fui sin decir nada, ¿no estará pensando que quiero evadir la deuda?Con eso en mente, le mandé un mensaje: Gracias otra vez por ayudarme a pagar la deuda de mi familia, y también por prestarme dinero. Voy a hacer todo lo posible por reunirlo y devolvértelo, con intereses, tan pronto pueda.Después de enviarlo, guardé el teléfono en el bolsillo y me senté en mi escritorio para revisar las notas de la reunión.Pero apenas me senté, el teléfono volvió a sonar.Era Mateo.Dudé de si debía contestar o no.¿Y si me llamaba solo por el dinero que le
Podía escuchar su respiración agitada, esa rabia enorme que traspasaba hasta por el teléfono.Suspiró con tristeza y le dije:—Mateo, no te pongas así. Sé que fui dura contigo antes, y por eso siempre has querido desquitarte. Pero, ¿no te das cuenta de que tener cerca a alguien que no soportas también te hace daño a ti? Sé que no merezco que me perdones, solo espero que puedas vivir tranquilo y ser feliz con Camila. Yo tengo muchos errores, no hace falta que me castigues, la vida ya se ha encargado. Así que, Mateo, déjame ir, y haz lo mismo contigo.—¿Que, que te deje ir así no más? —dijo entre risas.—¿Y quién me deja a mí?Se rio con ese tono helado:—Dices que te deje ir, pero eso es lo mismo que decir que tú me estás abandonando, ¿no? Solo es tu manera de salir corriendo con Michael. Aurora, si quieres estar con él, solo dilo. ¿Para qué todo este drama?Cuando escuché que nombraba a Michael, sentí cómo me invadía la impotencia.Le contesté, resignada:—¿Por qué siempre lo metes en e
Apenas dijo eso, Mateo cortó la llamada de golpe. Su última frase venía cargada con una rabia que me dejó de piedra.Me quedé mirando el teléfono, inquieta por todo ese lío del dinero que mi papá pidió prestado.Cuando Mateo mencionó eso, me vinieron a la mente todos los problemas del pasado.Mi papá debía una fortuna, y toda la presión caía sobre mí.No podía ser que no me hubiera buscado en todos estos días.Y además, Mateo dijo que no le había pedido más dinero.Entonces, ¿a quién más pudo habérselo pedido?Mientras más lo pensaba, más me angustiaba, así que lo llamé.—¿Hola, Aurorita, qué pasa mi niña? —contestó mi papá, y de fondo se oía gente jugando a las cartas.¿Desde cuándo aprendió a jugar eso? ¡Si nunca había sido alguien de ese tipo!Y con tantas deudas encima, ¿de dónde sacó dinero para sentarse a jugar?Tratando de controlar todo lo que me estaba rondando en la cabeza, le pregunté tranquila:—¿No me habías dicho que perdiste siete millones en esa inversión? ¿Ya conseguist
—¿Qué familia ni que nada? —alcé la voz de inmediato, estaba tan molesta que hasta temblaba de la rabia.Mi papá, con una actitud como si nada, dijo:—Michael claramente sigue sintiendo algo por ti. Si tú le hablas, seguro estaría dispuesto a casarse contigo. Cuando se casen, vamos a ser familia, ¿y entonces nada? La deuda ya no tendría sentido, ¿no te parece?Escuchar eso me llenó de rabia, sentí que me iba a desmayar del coraje.Si no fuera por los veinte años que llevo siendo su hija, no lo reconocería como mi papá.Me aguanté y le hablé con un tono firme:—Jamás voy a estar con Michael. Devuélvele el dinero, te lo pido.—¿Devolverlo? ¡Ni pensarlo! ¡Fue muy difícil conseguir ese préstamo! Además, ya me gasté casi todo.—¡Papá! —le grité con la voz quebrada, llena de enojo—. ¿Hace nada no te prestó veinte millones? ¡Veinte millones!—Ay, tú no entiendes de inversiones niñita —dijo, prepotente.—Hija, escúchame, Michael es mucho mejor que Mateo, créeme. Quédate con él, no te vas a arre
Vi a Michael entrar con un traje impecable.Qué raro, ¿qué hace aquí?¿Estará buscando a alguien?Me levanté rápido, pensando en saludarlo, pero lo vi ir directo a la oficina del presidente sin siquiera voltear a verme.Me quedé como una estatua.Parece que me equivoqué. No vino por mí, vino a ver al señor Martínez.Entró como si nada, sin que la secretaria dijera nada. Me sorprendió. ¿No acaba de llegar al país? ¿Desde cuándo tiene tanta confianza con el jefe?Mientras pensaba en eso, escuché voces al lado mío.—Oye... ya había oído que el señor Martínez tiene un jefe.—Sí, sí. Dicen que el tipo que acaba de entrar es importante. ¿Será él?—¿No lo conoces? Es el segundo hijo de la familia Bernard. Es hermano de Mateo, el que está dando de qué hablar en los negocios.Al oír el nombre de Mateo, me azaré un momento.Por suerte, no parecían interesados en su vida personal.Si no, fijo terminaban sabiendo que soy su exesposa.—Ah, con razón tiene tanta presencia. Vieron cómo entró directo c
Michael miró a Javier y le dijo:—Sal un momento por favor, quiero hablar con ella a solas.—De acuerdo —contestó Javier, sonriendo, y se fue sin decir nada.Al pasar junto a mí, me sonrió. Era una sonrisa con un mensaje subliminal.Cuando Javier salió, Michael me agarró del brazo y me llevó a la oficina del jefe.Con apuro, dijo:—Aurorita, estás haciendo muy bien tu trabajo, ¿por qué quieres dejarlo así nada más? ¿Es porque soy el dueño? ¿Y eso qué tiene que ver? Somos amigos, es normal que entre amigos se echen una mano.—Pero no es lo mismo.—¿Qué no es lo mismo? Ya nos tenemos confianza.—Le prometí a Mateo que no tendría nada que ver contigo. Le dije a la cara que no trabajaría para ti. Tengo que cumplir con eso por lo menos.—Mateo, otra vez Mateo... Aurorita, ¿no te hizo suficiente daño la vez pasada con lo de mi abuela? ¿Ese bobo no sabe hacer otra cosa que no sea lastimarte?Me mordí el labio, sin saber qué contestar.En el fondo, no era solo por Mateo. También era por esa nec