Los años siguen su curso y una nueva generación se construye y otra se hace más fuerte. Los Jackson-Hamilton son de esas familias que guardan secretos de los cuales muchos no son capaces de descifrar a simple vista a menos que alguien lo diga.
Pero lo único que no se acaba en esa familia son los secretos y uno de ellos es que nunca dejarán de estar en la mafia aunque sea lo último que hagan en sus vidas.
Edward Jackson Hamilton y James Hamilton Jackson no son la excepción a esto. Ellos dos decidieron estar juntos, siguiendo los pasos de su padre que lamentablemente se había retirado hace unos años atrás. Pero, ellos no tienen el mismo control que su padre..., solo gobiernan el continente americano. ¿Quién gobierna el continente oceánico? Nadie lo sabe, esa es otra historia.
Después de años de duro trabajo, haciendo lo que mejor saben hacer ambos dicen que ya es hora de tratar de buscar una pareja de forma individual por lo que optan por tratar de que esa pareja sea compatible con su estilo de vida.
¿Qué pasa cuando de un momento a otro el pequeño Lucas entra a sus vidas de forma inesperada? Era una simple fiesta entre las clases sociales, ¿No? Pero ese niño tenía algo que no era normal en ningún otro ser humano.
No supieron si eran sus grandes ojos azules o las marcas en su cuerpo del bullying que sufría en la escuela y los maltratos de su casa.
Sus lágrimas no dejaban de salir mientras se ponía la ropa que su padre le había dejado en la cama, estaba realmente enojado con el mundo y con él mismo por ser tan débil y tanraro. Su padre adoptivo, solo le hacía ver las cosas malas de la vida como si eso fuera lo mejor del mundo y la verdad es que no entiende porque lo tienen con ellos en esa casa.Su padre adoptivo al igual que sus hermanos hombres, lo trataban de forma que a cualquier persona le sería imposible seguir viviendo en el mismo techo que sus agresores.Con una mueca en los labios se ajustó los zapatos y miró el espejo al lado de la puerta del baño. No se veía tan mal traje, solo tenía que acomodar lo único malo que
Sus lágrimas no dejaban de salir mientras se ponía la ropa que su padre le había dejado en la cama, estaba realmente enojado con el mundo y con él mismo por ser tan débil y tanraro. Su padre adoptivo, solo le hacía ver las cosas malas de la vida como si eso fuera lo mejor del mundo y la verdad es que no entiende porque lo tienen con ellos en esa casa.Su padre adoptivo al igual que sus hermanos hombres, lo trataban de forma que a cualquier persona le sería imposible seguir viviendo en el mismo techo que sus agresores.Con una mueca en los labios se ajustó los zapatos y miró el espejo al lado de la puerta del baño. No se veía tan mal traje, solo tenía que acomodar lo único malo que
Lucas observaba a los hombres frente a él que sólo se dedicaban a mirarlo como si fuese un ser extraño al cual ellos pueden ver de esa forma. Se puso de pie lentamente manteniendo su cola sujeta con una de sus manos por miedo a que estos reaccionaran de alguna forma violenta contra él.Después de escuchar a esos hombres decir que lo habían encontrado pensó que su padre los había enviado para buscarlo. Tragó saliva con fuerza sin despegar la mirada de los hombres que a cada paso que daban le hacían llenarse de miedo y solo miedo.Pero estos solo se le quedaban mirando como si fuese algo que nunca habían visto en sus vidas.— ¿Quién eres? —el primero en hablar fue Edward—. Nunca te había visto con Samuel
Edward observó al chico salir de la habitación con esa ropa y no pudo evitar que su boca se volviera agua al verlo tan delicado que temía romperlo en cuestión de segundos si lo llegase a tocar con sus manos. Su hermano estaba en las mismas, sabían que habían hecho una buena elección.Y eso, que apenas ambos conocen al chico de una sola noche nada más.— Sube a la cama, por favor —dijo James, sintiendo como su pantalón comenzaba a apretar más de lo debido al sentir una erección.Lucas se subió a la cama después de que James se lo ordenara con mucha sutileza. Se colocó estilo buda en la cama esperando a que alguno de los dos le dijera lo que tenían que hacer en ese momento. Su padre no habló con él en todo el fin de semana por lo que el lunes fue la misma rutina para él cuando fue levantado para ir a la escuela. Su padre, estaba de lo más feliz el domingo en la noche que incluso le permitió cenar con los demás miembros de la casa, como si fuesen la familia más amorosa del mundo.Al parecer le había convenido el que Lucas se haya acostado con esos dos hombres, porque su cuenta bancaria cada vez era más alta y eso que solo habían pasado dos días y nada más.Su hermano se había mostrado ese lunes en la mañana de lo más amable con él, bueno, no mucho porque su actitud seca seguía siendo la misma porque cada vez la palabra fenómeno se hacía más relevante en su día a día.Capítulo 5.
Las cosas Lucas y su familia seguían igual que siempre, ahora solo tenía un serio problema en la casa y ese era su hermano mayor. El cual solo veía de vez en cuando, no le agradaba para nada, pero debía de mantenerse en silencio el tiempo que este decidiese estar en casa.Era el último día de la semana, y aunque pudiese ser imposible de creer, Adelmis se estaba comportando de forma más ordenada y además de eso, ya no se la pasaba molestando a los chicos o chicas que pasaban por donde estaba. Solo pasaba cuando sus hermanos y sus dos amigos estaban juntos de arriba para abajo, como si fuesen más y mugres.En la cafetería estaban Lucas, Karina y Nanya conversando a la espera de que Harry se apareciera por esos rumbos después de haber ido a buscar su celular en el aula. De un momento a ot
— Ven, no hay nada por lo que debas asustarte, Lucas —James tendió su mano para que este la tomara.— ¿Qué no hay nada por lo que deba asustarme? —preguntó, incrédulo, tomando la mano de James—. No me dijeron nada de esto cuando vine a este departamento.— Era parte de la sorpresa —dijo Edward, acercándose a ellos—. Pensábamos que hubiese sido mejor decírtelo hoy y no después.— Creo que estaría bien si me lo hubiesen dicho cuando vine para el acuerdo, así no estaría tan asustado —murmuró—. No creo que pueda hacer esto.— Hagamos algo —dijo James—. Ve a cambiarte y te esperamos aquí.
— ¿A dónde crees que vas, jovencito? —Nedward tomó por una de las orejas a su hijo—. Todavía estoy esperando la respuesta.— Tiene una cita, papá —Nanya apareció, por la puerta de la cocina—. Y tengo que decir que con quien va salir es con el chico malo de la escuela.— ¿Con el chico malo? —Preguntó, soltando la oreja de su hijo y después se cruzó de brazos—. ¿Me puedes explicar de qué está hablando tu hermana, Harry Jackson Sommers?— ¡Ay, papá! —exclamó—. Ya tengo edad suficiente para tener una cita y Nanya es una chismosa —le enseñó el dedo del medio.— Me