María llevó el traje a mi habitación, me quedaba algo ajustado, pero de igual forma era cómodo. Mamá si que conocía bien mis tallas. Ya debíamos irnos al baile. ¿Cómo será todo con Leandro de ahora en adelante? No alcancé a preguntarle porque llegaron mis papás.Bajé, papá estaba en la entrada con mamá y Sofía. Iban a ir a una fiesta de unos amigos de ellos, pobre Sofía, la compadezco por ir con ellos a esas fiestas espantosas.- Al fin veo a Cristóbal luciendo como el hombre que no es. – Dijo papá mirándome de pies a cabeza, hoy ni siquiera me molestaron sus comentarios, era imposible que algo me molestara.- ¿Dónde está tu hermano? ¿por qué no bajaste con él? – Preguntó mamá.- No sé, supongo que aún no está listo.- ¿Qué esperas? Anda a ver si no se supo poner algo.Giré para ir a buscarlo, pero en ese momento venía bajando. Se veía tan diferente vestido de esa manera, parecía otra persona. De verdad se veía muy bien, sonreí al verlo y luego miré hacia otro lado para que no lo nota
Ahora estábamos en nuestras famosas vacaciones de mitad de año, me parecen excesivamente largas, aunque mejor para mí porque así no veo a esa gente tan desagradable. Normalmente me dedico a leer, a ir a la biblioteca y a los museos estos días, pero ahora que estoy con Leandro, debo aprovechar el tiempo con él.Me levanté a las ocho y media, bajé a desayunar. María estaba sirviendo el desayuno junto a Sonia, vi a un chico que estaba hablando con ellas, era trigueño, tiene el cabello negro y los ojos verdes, se ve que se ejercita bastante seguido. Entré a la cocina y miré a María fijamente, para que notara mi incomodidad al ver a un extraño en nuestra cocina.- Leandro, que bueno que te levantaste. Te quería presentar a Rubén, es el nuevo jardinero.- Hola. – Dijo mientras bebía café. – Te he visto en tu escuela, trabajé un par de días ahí.- ¿Ah sí? – Dije y noté que él hablaba bastante parecido a Leandro. -¿De dónde eres?- Nací en Bogotá, pero viví toda mi vida en Leticia, hasta el
Así seguimos por muchos días, nos besábamos cuando no había nadie cerca y por las noches, me escapaba de mi habitación y me iba a dormir con él, estábamos juntos todas las noches y luego nos dormíamos abrazándonos, ya no podía dormir yo solo. Me iba temprano antes de que se despertaran mis papás, todo a escondidas, como siempre, pero no nos importaba. Esta era sin duda la mejor época de mi vida hasta ahora, era feliz, muy feliz, como no lo había sido antes y no quería que esto terminara.Me ilusioné al tenerlo a mi lado, no hacía nada más que imaginar una vida entera junto a él. Si hubiera pensado que cuando llegó a nuestra casa, lo amaría de este modo, no hubiera sido tan grosero con él en ningún momento. Antes no podía ver con claridad lo que quería para mi futuro porque sencillamente nada me importaba, ni mis estudios, ni conocer a alguien ni nada. Ahora sí veía claramente las cosas, quería ser alguien para él, quería que pudiéramos tener un futuro juntos y en esto me basaba ahora.
- Oye, te quedaste dormido. – Me dijo Leandro. Me quedé dormido en la sala mientras lo esperaba.- Cómo no si te demoras tanto en vestirte, no sé que tanto haces que te demoras así.- Se nos hará tarde, subamos un rato antes de irnos. – Me dijo Leandro jalándome del brazo. Íbamos a ir a almorzar, Papá nos dijo que nos vería a la una en un restaurante elegante que acostumbramos a ir. Hoy cumplía Leandro dieciséis años. Íbamos a comer temprano y en la noche iríamos a la casa de Pascual.- Siempre andas de pervertido. – Le dije mientras entrábamos a la habitación de él.- Cómo si no quisieras Cristóbal. – Me dijo mientras nos besábamos y él me tocaba.- Mira esto. – Le dije mostrándole una pequeña caja envuelta en papel de regalo que estaba sobre su cama. Le compré un reloj de marca que literalmente, me costó varios millones. Nunca había comprado algo tan costoso en mi vida, pero no sabía qué darle. Nunca le he regalado nada a nadie nunca.- Oye, esto… ¿cuánto te costó? – Preguntó mirand
Regresamos a casa y pasaron dos días en que no nos hablamos en ningún momento, él me evitaba y yo a él. Eso me hacía sentir muy mal, lo extrañaba y yo sé aceptar cuando hago algo mal las cosas, me he disculpado con él muchas veces, pero esta vez no entiendo porqué no puede aceptarlo. Sé que exageré un poco también, pero en verdad quería estar con él en su cumpleaños. No podría prohibirle que hable con él, pero tampoco es que cuando él esté me va a ignorar por completo. Eso no lo puedo justificar. No voy a hablarle hasta que él lo haga primero.Era martes y debíamos ir a clases, el lunes fue festivo y, por ende, no fuimos. Acostumbraba a llevarlo conmigo en la moto, pero ahora que no nos hablamos, no sé cómo será. Así sea que esté molesto con él, no me iría dejándolo. Lo esperé adentro, frente a la entrada. Yo traía puesto el uniforme de deportes, la mochila y los dos cascos de la moto en mis manos.Leandro bajó después de unos minutos, me miró y desvió la mirada, se veía molesto aún.
Al día siguiente salí muy temprano a terminar la tutoría que estaba haciendo, le dije a Leandro que me esperara a las cuatro de la tarde en la casa para que saliéramos. Estaba muy aburrido en la escuela, hacía mucho frío en el comedor y el almuerzo estaba igual, solo quería que llegara rápido la tarde para ir a verlo. Quise enviarle un mensaje de texto o algo, pero él no tiene teléfono, debo darle uno.Pasaron un par de horas y al fin terminó mi tutoría, ya podría estar en paz. Salí a las dos y media de la escuela, pasé por un centro comercial y le compré un teléfono muy bonito, espero que le guste.Llegué a la casa, dejé estacionada la moto en el garaje. Entré y fui a la cocina, tenía mucha sed. Abrí la nevera y en ese momento, sentí que me agarraron por detrás, me empujaron y caí bocabajo en el suelo.¿Qué demonios pasaba? Me puse de pie alterado y giré para ver quién me había empujado. Fue papá.- Papá, enloqueciste por … - Me interrumpió dándome un fuerte golpe en la cara, caí en
Pasó un mes completo desde que él se fue y aún mi papá no me hablaba. Sólo lo hizo hace un par de días que me dijo que encontró una escuela que me iba a recibir en Londres, de esas en las que uno vive propiamente en las instalaciones. Traté de oponerme como fuera, no quería irme. Tenía la esperanza de que podría escapar e irme a buscarlo, pero todos mis esfuerzos fueron inútiles. Es cierto cuando dicen que el dinero lo puede todo y más en mi caso. Había tres tipos que me seguían a todas partes y alguien me vigilaba adentro de la casa.Papá preparó todos los trámites legales y tan sólo un mes y medio después de que se fuera Leandro, me envió al extranjero para asegurarse de que no lo volviera a ver nunca. Antes de irme, me dijo que me quería ver casado con una buena mujer cuando regresara, jamás iba a darle ese gusto.El vuelo fue agotador, muy largo y viajé nervioso todo el tiempo.¿Quién no lo estaría sabiendo que volé varias horas sobre el pleno océano de noche? Si el avión hubiera
Comencé a trabajar en la universidad una vez que me gradué tres años después, me fue bien y por esto quedé cuando presenté el examen para ser docente. No puedo decir que mi vida era mala, tenía un buen puesto, vivía en un vecindario agradable, tenía amigos y me había comprometido con Iris. Ya sé, se deben estar preguntando como llegué a esto.Tenía mucha presión social encima, por un lado, estaban sus papás. Dos personas muy conservadoras, católicos clásicos que pensaban que ya era hora de casarnos, no dejaban de hablar de esto ni ellos ni sus demás familiares cada vez que íbamos a una de las reuniones que hacían los domingos. Por otro lado, estaban nuestros amigos, quienes también no dejaban de hablar de esto y cedí ante tanta presión. Lejos de ser esto algo satisfactorio para mí, no lo era, me sentía incompleto, vacío. Creo que este es mi destino, no puedo luchar contra ello.Iris es una mujer con un carácter fuerte, es decidida, inteligente y cuando no le gusta algo no duda en hace