2 años atrás: La noche de la primera cita
[Mia]
El sabor que sus labios dejaron sobre los míos es dulce, intoxicante y hasta adictivo. Nunca había conocido un hombre así, desde ayer que su mirada no se me borra de la mente, que sus palabras se repiten una y otra vez en mi interior y que llevo grabada la imagen suya en mi cabeza. Él no se parece en nada a nadie que haya conocido hasta ahora y eso es lo que más me está volviendo loca mientras que lo llegamos frente a un lujoso edificio ubicado en el corazón de Las Vegas.
—¿Vives aquí? — pregunto mientras entra al garaje del edificio.
Niega con la cabeza —es un departamento para cuando quiero estar fuera de mi casa. — me explica.
—De soltero…— corrijo y ríe.
—Para cuando no quiero estar con gente. — insiste.
—¿Y yo que soy? — cuestiono entre risas.
Termina de estacionar él auto, se desabrocha el cinturón y se inclina hacia mí —nunca traje a una mujer aquí, tu eres la primera. — me dice a milímetros de mis labios.
—Y también eres virgen… aha…— añado sarcásticamente y ríe.
—Si te interesa ese dato, deje de serlo a los 17… pero te comento, que el sexo y el amor no siempre van de la mano…— me susurra con esos ojazos verdes clavados en mi… siento que mi corazón está a punto de salirse del pecho y ni hablar de la ridículamente caliente temperatura que quema mi cuerpo entero.
—¿Y qué quieres decir con eso? — pregunto e intencionalmente muerdo mi labio inferior.
—Que, si tu no quieres que te toque esta noche, no lo hare… que quiero conquistarte porque por ti no es solo deseo lo que siento. — responde y pierdo la cordura cuando sus dedos se enredan en mi cabello y juegan con él.
—Debería decirte que no, debería decirte que soy una mujer decente que no pasa la noche con desconocidos, debería hacerme la difícil contigo…—
—Pero…— añade robándome una sonrisa.
—Pero estoy harta de jugar a ser quienes todos esperan que sea y si te soy honesta, me encantas desde que te vi anoche en ese club vestido de esa manera tan masculina y sensual. — confieso y la manera que ahora su mano se ubica en mi nuca, me seduce de maneras infinitas.
—Conmigo se quien quieras ser…— me alienta y soy yo esta vez quien lo besa con urgencia.
No puedo explicar lo que me pasa con él… es una locura que nunca había experimentado antes y no sé si es porque jamás había conocido a un hombre tan seguro, tan guapo y tan sexy como él o es porque mi padre prácticamente me vendió con su nuevo socio sin que yo lo supiera. La única certeza que tengo es que quiero ser libre y que él me encanta. —subamos…— le pido sobre sus labios.
—Vamos…— accede y rápidamente se baja del auto para luego venir corriendo a mi lado a abrir mi puerta haciéndome reír.
—Yo podía hacerlo. — digo divertida y me toma de la mano.
—Soy un caballero, aunque tú no lo creas. — se defiende y de su mano voy caminando por el estacionamiento hasta llegar al elevador.
Subimos, el presiona el botón que dice “PH” y pone una clave mientras que lo miro sorprendida —¿pent-house? — cuestiono.
—La mejor vista de todas… aunque esta noche la serás tú. — me dice sensual y se acerca a mi acorralándome entre su cuerpo y la pared. —no sé qué me hiciste, pero estoy loco por ti… dime que sí. — me confiesa apoyando su frente contra la mía.
—¿A ser tu novia? — cuestiono y asiente.
—Si…— responde y la puerta del elevador se abre dejándome ver un impresionante departamento increíblemente decorado de manera moderna.
—Llegamos…— digo cuando no se mueve y reímos. Él se separa de mi para que bajemos del elevador y una vez que entramos al pent-house me quedo inmóvil ante la cantidad de cuadros que hay colgando —¿Quién eres? — indago.
—Izan. —
—¿A qué te dedicas Izan? — pregunto y me mira extrañado.
—¿De verdad quieres saber todo eso? — me pregunta divertido y niego.
—La verdad no…— admito.
—¿Y porque preguntas entonces? — averigua.
«Es una buena pregunta…» —porque nunca hice algo así. — confieso.
—¿Aceptar la invitación de un completo desconocido? — cuestiona y niego.
Su mirada esta fija en la mía, la distancia es muy corta y estas ganas por él me queman… llevo mis dedos a los tirantes de mi vestido y lentamente los voy bajando para luego abrir el cierre de costado que tiene mi prenda y así dejarlo deslizar por mi cuerpo hasta quedarme en un conjunto de lencería de encaje color negro frente a sus ojos —querer que un hombre que conocí hace menos de 24 horas me haga el amor como un loco. — contesto finalmente mientras que saco mis pies de la prenda que cayó al suelo.
Su mirada me recorre de los pies a la cabeza haciéndome sentir que sus dedos me han acariciado completamente sin siquiera haberse acercado a mí, finalmente da dos pasos hacia el frente acortando la distancia y acomoda mi cabello a un costado —dime que si por favor… te juro que cuanto más te miro, más seguro estoy que eres quien soñé que sería la mujer de mi vida. — me dice y asiento.
—Si…— respondo finalmente y su sonrisa triunfal me roba el aire.
—Te tratare como una reina, te lo prometo. — me asegura y de repente, su brazo rodea mi cintura pegándome a su cuerpo de una manera que me derrite. Su boca se hace con la mía quemándome de tal forma que siento que pierdo toda voluntad y así en medio de besos y caricias, él me levanta en el aire tal y como si no pesara absolutamente nada y hace que enrede mis piernas en su cintura. Mis manos sujetan su rostro queriendo profundizar mucho más nuestro beso y es tanta la urgencia, que no puedo mirar nada de lo que hay a mi alrededor, solo sé que él camina hasta que entramos a una habitación y me ubica cuidadosamente sobre la cama.
Lo observo parado frente a mí y disfruto del espectáculo que es verlo quitándose la ropa. Comienza por su americana, sigue con su camisa y mientras que sus pies se ayudan mutuamente a quitarse los zapatos, él intenta desabrocharse el cinturón, pero me arrodillo sobre la cama y me acerco a él para luego llevar mi mano sobre la suya —déjame a mí. — le pido y de inmediato quita sus manos.
Desabrocho lentamente el cinturón y puedo notar como cierra sus ojos cuando mis manos rozan su hombría por encima de la tela, es sexy y me encanta todo lo que descubro de él… —me vas a matar…— se queja sonriente.
—Aun no… espera un momento más y ya verás…— le advierto y como toda una niña traviesa, termino de desabrochar su cinturón y su pantalón para luego bajarlo bajo su ahora atenta mirada.
—Me volverás loco…— murmura y coloca sus dedos bajo mi barbilla para levantar mi rostro y besarme nuevamente.
Es en medio de nuestro beso que él se termina de despojar de su ropa y me obliga a retroceder en la cama para que luego caiga de espaldas y su cuerpo sobre el mío. Este nivel de locura es absolutamente nuevo, es tan único que me podría hacer adicta sin ningún inconveniente y todo empeora cuando sus dedos comienzan a hacer magia en mí. Me tocan de manera sensual, irreverente, y alevosa… me hacen ver las estrellas aun dentro de estas cuatro paredes y yo solo quiero más.
—¿Qué me estas haciendo? — le pregunto entre besos cuando ahora me va quitando la poca ropa que quedaba en mí.
—Amándote… te estoy amando como siempre imagine que lo haría con la mujer de mi vida y por fin estas aquí…— me dice entre besos.
—¿Cómo puedes estar tan seguro que soy la mujer de tu vida? — pregunto incoherentemente cuando ya mis pechos son atacados por sus labios.
—Solo lo se… al igual que sé que detrás de las nubes siempre está el sol y que no importa que tan fuerte sea la tormenta, siempre estará allí. — me explica entre beso y beso.
Puede que esto sea una real locura, pero lo que estoy sintiendo no tiene precedentes… podría perderme una eternidad con él. Me besa completa de pies a cabeza haciéndome sentir tan deseada y tanto deseo, que siento que el aire no llega a mis pulmones. Mis dedos con desespero se deshacen de su bóxer y es sentir su erección rozándome y querer sentirlo en mi de una vez por todas.
—¿Tienes? — pregunto cómo puedo y asiente. Odio que se separe de mí, que me deje de besar, pero busca su pantalón en el suelo, saca un condón y rápidamente se arrodilla enfrente mío para colocárselo. —eres todo un espectáculo Izan…— digo dejando el nombre en el aire.
—Izan De Lucca…— termina de decir y una vez que termina de colocarse el condón se inclina nuevamente hacia mí. —Izan, el hombre que conquistaste en tiempo record… al que vuelves loco y el que te desea de maneras infinitas. — sentencia y me besa —tu novio… tu amante… y lo que tú quieras que sea. — dice sobre mis labios y cuando me vuelve a besar, su cuerpo se funde en mi creando un universo de nuevas sensaciones que desconocía.
«¿Qué es toda esta locura?» me pregunto mientras que siento que su cuerpo y el mío han sido hechos el uno para el otro… siento que podría sobrevivir de sus solos besos, de sus caricias, de su cuerpo y ahora entiendo lo que me dijo.
—Izan…— pronuncio su nombre de manera incoherente mientras se mueve en mí. Él me mira, disminuye el ritmo de sus embestidas y espera a que hable —ahora se de lo que hablas…— digo agitada y me aferro a su espalda.
—¿Qué? — pregunta confundida.
—Yo también sé que eres el hombre de mi vida. — le digo y lo vuelvo a besar.
No tengo palabras para describir lo que siento ahora… es la locura más increíble de mi vida, la que más vale la pena y la que repetiría infinitamente de tener la oportunidad de hacerlo. Su cuerpo y el mío son lava ardiendo que nos quema haciéndonos perder la razón y aquí convierto su espalda en mi tabla de salvación en medio de este naufragio que no tiene fin ni creo que lo tenga.
Lo mejor de mi vida tiene nombre y apellido y me mira agitado después de haber caído a un abismo sinfín que no hace sentir plenos y felices.
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