2 años atrás: La Primera Cita
[Izan]
Consulto el reloj una vez más mientras que la espero apoyado sobre mi auto frente a la lujosa casa rodeada por una alta muralla donde me dijo que la venga a buscar. No reconozco el nivel de ansiedad y nervios que me consume en estos momentos, sobre todo cuando estoy acostumbrado a no tomar a ninguna mujer enserio. No entiendo que fue lo que ella me hizo, la vi anoche y supe de inmediato que era la mujer por la cual había estado esperando toda mi vida, «¿es normal esto o estaré enloqueciendo?» Respiro profundo, intento calmarme y quiero pensar que todo saldrá bien, sin embargo, mi respiración se descontrola cuando me doy cuenta que la puerta que está al lado del portón se abre y sale ella.
Es la mujer más hermosa que vi en mi vida, su porte elegante hace que el vestido color esmeralda resalte ese cuerpo que parece tallado a mano por un escultor que sabe que en el equilibrio está el buen gusto. Su largo cabello esta peinado en ondas convirtiéndose en víctima del movimiento que hacen sus largas piernas mientras camina hacia mí y a medida que se acerca, puedo apreciar de mejor manera esos ojazos grises que son resaltados gracias a su perfecta manera de maquillarse.
Cruza la calle que nos separa y me acerco a ella para ofrecerle mi mano y ayudarla a subir a la acera —buenas noches. — digo y clavo mi mirada en sus ojos —permíteme decirte que te ves hermosa. — le halago y como resultado me sonríe.
—Muchas gracias, tú no te ves nada mal. — rebate y observa mi vestimenta la cual no es extremadamente formal, pantalón negro, americana haciendo juego y camisa blanca sin corbata y con el cuello desabotonado.
—Muchas gracias, ¿vamos? — propongo y abro la puerta del lado del pasajero de mi Audi color negro para que ella suba.
—Gracias. — dice cuando termina de subir y sin más cierro la puerta para luego dar la vuelta y subirme del lado del conductor. —¿puedo saber dónde me llevaras? — cuestiona haciéndome sonreír pícaramente.
—¿Tienes miedo de que te secuestre? — bromeo haciéndola reír.
—Honestamente, no sería un mal plan… pero no, solo quiero asegurarme de que no me lleves a ningún sitio del cual mi padre sea el dueño. — aclara y sonrió.
—Entiendo, pero no te preocupes, no creo que tu padre sea dueño de este lugar. — explico mientras pongo en marcha el auto.
—¿Acaso sabes quién es mi padre y de que es dueño? — cuestiona.
Niego mientras arranco —no y no es que no me interese saber de tu familia, pero esta noche prefiero conocerte solo a ti, y para que te quedes más tranquila, yo soy el dueño del lugar donde te llevare. — informo y al mirarla, noto como juega con su labio inferior. —¿en que piensas? — le pregunto sin rodeos y ríe.
—¿Cómo sabes que pensaba en algo? — cuestiona divertida.
—Te mordiste el labio… hay dos opciones, o estás pensando en algo, o te parezco atractivo. — informo y sonríe.
—Tienes apariencia de ser un chico malo, pero… te escucho y pareces diferente. — comenta.
Aparto mi mirada de la carretera por un instante y la miro —¿y que parezco? — indago y vuelvo a mirar a la carretera.
—Pareces esconder quien eres realmente detrás de esa mirada fuerte, ese físico trabajado y esa pose de hombre seguro. — explica. La miro una vez más y no puedo creer que finalmente una mujer sepa tan bien quien soy con tan solo mirarme y cruzar unas pocas palabras conmigo… es una locura. —¿Qué me miras? ¿Tengo razón o no? — me pregunta sin dejar de mirarme.
Miro la carretera por un instante y luego vuelvo a mirarla —se mi novia. — digo sin dudarlo y su risa es la respuesta menos esperada de todas.
—¡¿Qué?! ¿te volviste loco? — me pregunta sin parar de reír y niego.
—En absoluto, desde el primer instante que te vi supe que eras la mujer de mi vida y ahora lo confirmo. — explico.
Ella vuelve a morder su labio inferior y mira a su alrededor —detén el auto. — me pide de la nada y creo que lo arruine todo.
—Oye… disculpa, sé que puede sonar como si estuviera loco, pero…—
—Que detengas el auto. — vuelve a repetir y sabiendo que me precipite, hago lo que me pide y orillo el auto y detengo el motor. En contra de todo pronóstico, ella no abre la puerta y sale huyendo, simplemente desabrocha su cinturón de seguridad y me mira fijamente —no puedes pedirme que sea tu novia sin siquiera saber como beso. — me dice de la nada y una genuina carcajada se escapa de mi boca.
Nuestras miradas no se separan ni un solo instante, es como si el mundo hubiera dejado de existir y una fuerza sobrenatural me arrastrara a ella. Desabrocho mi cinturón de seguridad y me inclino hacia ella mientras que voy llevando una de mis manos al espacio que hay entre su cuello y su precioso rostro, jamás había sentido esta urgencia por sentir los labios de una mujer y tal como lo exige mi ser completo, entro en contacto con sus labios. Ella corresponde a mi beso de la manera más urgente del planeta, es como si hubiéramos esperado toda nuestra vida para que nuestras bocas se encontraran. La perfecta sincronía entre sus labios y los míos hacen que el ambiente dentro de este auto se encienda en llamas al igual que mi cuerpo entero y es tan solo cuando nos quedamos sin aire, que hacemos una leve pausa.
—¿Dónde me ibas a llevar? — me pregunta agitada y sonrió sobre sus labios.
—A cenar en la terraza de un edificio bajo la luz de la luna, rosas y todas esas cosas que les gusta a ustedes las mujeres…— digo bajo el hechizo de sus ojos y sonríe.
—Yo no soy como el resto de las mujeres…— me dice firme y vuelve a sonreír.
—¿Y como eres? — cuestiono y acaricio su cabello.
—Única. — dice imitando las palabras que le dije ayer en nuestro encuentro.
—¿Y qué debo hacer para una mujer única como tú? — cuestiono.
Ella me vuelve a besar y muerde su labio —hazme sentir la mujer de tu vida tal y como dices que estás seguro que lo soy. — me responde.
—¿Segura? — cuestiono.
—Muy. —
—Mira que puede que no regreses a tu casa esta noche. — advierto.
—No te preocupes por eso. — responde y la vuelvo a besar.
—Vamos entonces. — digo y vuelvo a acomodarme en el asiento para abrocharme el cinturón de seguridad y llevarla conmigo a un lugar diferente.
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[MIA]Al día siguiente:Amanecer con la yema de sus dedos acariciando mi espalda y con sus labios dejando suaves besos por mi piel es lo más perfecto que pueda existir en
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