Amanda Su dedo se cuela en mi orificio trasero con delicadeza, pero aún así es un poco doloroso, de ese dolor que disfrutas. Siento como poco a poca va haciendo círculos, tratando de dilatar, esto es nuevo y excitante a la vez, lo poco que se sobre este arte de placer, es por el, mi Hades. Sus labios reparten besos en mi cuello y cara de forma dulce, con él lo acepto todo, porque me da la confianza y seguridad de hacerlo. Poco a poco va más adentro y mi boca es una ola de gemidos sin fin, su otra mano sale de entre mis pliegues y a los segundos se escucha un zumbido. Abro los ojos de golpe, me pone a la altura de mis ojos el dildo, es largo, tiene anillos con pequeñas canicas qué suben y bajan. —Disfruta mi niña —dice con voz profunda, que hace que mi amiga se haga agua. Lo lleva primero a mi boca para lubricarlo, cuando siente que ya está listo, lo saca para jugar en mis pliegues. La sensación es riquísima, las piernas me empiezan a temblar y en cuestión de segundos, llega mi
Mi señor Hades, sujetan la gota de la base y lo mueve en círculos, lo saca y mete, lo deja pegado ayudado de su mano y lo hace vibrar. No he parado de escurrir, siento una fuerte corriente en todo el cuerpo, sus manos están amasando mis glúteos, haciendo que la gota quede más adentro si es posible. Mi centro se contrae nuevamente liberando otra lluvia igual de fuerte que la anterior. Mi cuerpo pierde la poca fuerza que aun conservaba, por suerte Hades, alcanza a sostenerme por la cintura. Besa mi nuca y con uno de sus largos brazos, me va retirando las esposas de las muñecas. Se coloca frente a mi y se agacha a quitar las de los tobillos, en ningún momento me ha quitado los juguetes. Me toma en brazos y me lleva a un sillón, pensé que sería a la cama, pero no fue así. Me acomoda dejando abiertas mis piernas sobre los bordes con sujetador que tiene a cada lado. Retira el dildo de perlas giratorias y coloca su virilidad en mi entrada, pasa ese enorme trozo de carne entre
Amanda Sí, tal vez este loca de remate, pero así me siento con él, es increíble la necesidad que tengo por estar a su lado. Estamos tumbados en la cama, después de toda esa actividad, estoy por acercarme a darle un beso, cuando mi panza gruñe. Soltamos en carcajadas, porque más que un gruñido, parece que traigo un oso grizzly en el estómago. —Creo se nos olvido la comida y pasamos directo al postre —Dice pegándose a mi seno como un pequeño hambriento. Pasa una mano por debajo de mi cintura estrujado mi glúteo, su mano libre da pequeñas palmaditas en mis labios inferiores. Abro mi boca con la intención de jadear, pero mi estómago me gana, chilla una vez más. Siento como Dom, toma entre sus dientes mi pezón y ríe con el sin soltarlo, al contrario, se pega más a este. Siento como succiona, muerde, jala, besa. De a poco se va incorporando y me toma en brazos, pero sigue pegado a mi pecho. Me lleva a horcadas, va muy despacio, hasta que me logra sentar en un taburete en la cocina.
Dominic Después de tantas cosas, al fin pudimos pasar una semana tranquila, es increíble que no llevemos ni un mes de relación y ya nos pasarán tantas cosas. Además de que seguimos con pendientes, tanto de la empresa, como familiares. Después de la muerte de Patrick, mi padre tuvo que buscar un abogado de oficio para la demanda de divorcio. Y creo que no consiguió uno muy bueno, pues el abogado de mamá, se está encargando de dejarlo sin un centavo. Esta mañana ha venido a hablar conmigo, o bueno, más que hablar, vino a exigir que le ordenará a mi madre que le regresara todo. Por primera vez en mi vida me reí de él en su cara, después de todo lo que ha abusado de ella, es increíble que aún tenga cara para hablar de esa forma. Intentó hacer una escena de lo más deplorable, pero Mandy, llegó a tiempo y mandó a sacarlo. Mañana es la primer junta de avenencia, mamá asistirá por mero trámite, y si él no se presenta, el juez de lo familiar, le dará más votos a mi madre para el
Amanda Dom ha estado muy raro, toda la semana se la ha pasado distraído, dando escusas para salir, hasta estoy pensando que el gusto ya se le terminó. Me entristece pensar en ello, pero es que él no coopera a que no lo haga, hasta siento que ha de estar viendo a otra chica. Ya Amanda, calma tus inseguridades, Dom, no es ese infeliz, así que deja de hacerte olas en la cabeza y mejor ponte a responder. Con todo lo que ha pasado, olvide por completo el asunto del padre de Dom, pero esta mañana, recibí un correo. Tengo un contacto en una de las empresas más prestigiosas en el ramo de la tecnología. Samuelle Lizardi, es amigo amigo de papá y dueño de LIBI&Co, así que le pedí que nos ayudara con él asunto de malversación de fondos. Por suerte su equipo no perdió tiempo, hoy me avisó que el dinero fue recuperado con éxito. Así que le escribo en respuesta que está invitado esta noche a cenar con su esposa. Antes de terminar de enviar el correo, recibo un mensaje de Dom, donde me dic
Por muy extraño que suene, en este momento no hay ni rastro del miedo que hace un par de horas sentí. Tal vez sea porque a su lado me siento segura, o solo que ya mi cerebro imagina cosas. Llegamos al restaurante, en la entrada veo a los Lizardi, me acerco a saludar y los presento con Dom. Mi querido novio no entiende el porqué de acercarme a estas personas, pasamos a nuestra mesa. Cabe mencionar que es un privado, así que estamos en un lugar bastante seguro para conversar. Tomamos asiento, el camarero nos entrega el menú, pero noto a mi novio bastante inquieto. Me acerco a él y le doy un besito en la mejilla, me ve nervioso, frunzo el ceño internamente, lo dicho, lleva días así. —Bueno, pues para nosotros es un honor tenerlos aquí esta noche, agradecemos su intervención para recuperar nuestro capital robado —hablo con calma, explicó el motivo de invitar a los Lizardi, y es cuando veo que Dom, se calma. —En verdad estamos muy agradecidos, además es un placer compartir m
Amanda Siento que el puso se me acelera, a lo lejos escucho los jadeos de sorpresa de la señora Adali. El corazón late desbocado y veo borroso, Dom, continúa sobre una rodilla en el suelo y a mi el habla se me fue a no sé dónde. Tengo la garganta cerrada, quisiera gritar correr, brincar, pero mi cuerpo parece que entró en estado zombie. No me puedo mover, ni un musculo. Después de la sorpresa, todo se ha quedado en silencio, se escuchan las respiraciones agitadas de todos en el lugar. La sonrisa de Dom, se va borrando lentamente, aclara su garganta e intenta ponerse de pie. —NOOO. Grito tan de repente, su rostro se transforma de la tristeza a la incógnita para terminar negando con su cabeza. Intenta levantarse nuevamente pero mis manos toman vida propia y se recargan en sus fuertes hombros. —Perdón, me tomaste desprevenida, vuelve... Vuelve a preguntar. —Amanda, creo que... —trata de decir algo, su voz suena apagada y además me ha dicho Amanda. —Dominic Dallas, t
En otro punto de la ciudad. LeilaLlevo días siguiendo a la maldita de Amanda, no se me ocurre otra forma de saber donde pueda estar mi Cuchunito. Ella me tiene que llevar a donde lo tienen, y estoy segura que solo ella lo sabe, así que no voy a dejar de ser su sombra. Desde ese día no he dejado de tener pesadillas, cada noche vienen a mi mente esos horrendos recuerdos. Y mientras yo sufro por la desaparición de mi amado Josh, ella se la pasa de fiesta con Dominic. Hoy los vi entrando a su restaurante favorito, y por como iban vestidos, no era una simple cena. Es como si estuvieran festejando algo importante, y yo, aquí tras bambalinas, como siempre viendo como sigue tan altanera. Siempre presumiendo sus lujos, sus joyas, mientras yo solo recibía sus migajas, las sobras de ella. Te odio Amanda, siempre robando protagonismo, hasta convertiste al más guapo y gay de todos en tu novio, te odio, mil veces te odio. La pobre niña rica, a lo que todo el mundo le cae bien, detesto eso