Lo había perdido , en el instante que la había dejado marchar. Ella, nunca pensó que se encontraría en la situación así. Pero ahí estaba. Ana miraba con curiosidad cada rincón. Nunca había estado en un sitio tan grande, y le parecía un enorme lugar para jugar.Mira con una sonrisa, y empezó a dar pequeños saltos alrededor de sus nuevos padres.—¡Me encanta! —comento la pequeña niña. Ganándose la atención de los dos adultos. Briana la observa. Le da una sonrisa, y la toma de la mano.— Ya vimos tu habitación nueva ¿Quieres conocerla? —le preguntó.—¡Sí! — exclamó con alegría la pequeña de Anna.Brianna y Anna se encaminaron la habitación continua. Ella ya le había dado un pequeño vistazo con anterioridad. Había una pequeña cama y unas cobijas que deberían ser cambiadas.Al ingresar: los ojos pequeños de Ana se abrieron con amplitud. Corrieron de un lado al otro... estremeciéndose ante el tacto de una madera recién pulida, y de una alfombra debajo de una pequeña cama de princesa.Briann
—Es que mis papás, siempre se llevaron mal, peleaban. En cambio tú y teban son muy tiernos.—Nos amamos mucho por eso, aunque nada es color de rosa. En un tiempo también ¿nos peleamos o no? —Esteban comentó divertido.Briana vió en dirección al mismo y le sacó la lengua en manera infantil . Ana comprendia por primera vez lo que era el amor. Aunque tan solo tiene 3 años, los dos estaban siendo un buen ejemplo de lo que era estar con una pisma persona, y confianza el uno en el otro.Había pasado una semana, desde que había llegado y todo parecía ir color de rosa, hasta en el preciso momento en el que un auto se estaciono frente a la casa. Briana mira con confusión, a decir verdad nunca había visto ese vehículo en la hacienda.Empieza a caminar hacia la entrada para ver quién era. De pronto aparece un sujeto muy similar a Esteban, primero enseguida supuso que se trataba del hermano del mismo.Suspira, no estaba de ánimos en ese instante de tener que tratar a alguien tan indeseable , lo e
—Con que tú pequeña se llama Ana. Es igual de hermosa que su madre.Le eche un vistazo Ana .s a decir verdad , a las 2 parecemos madre e hija, da la casualidad, que Ana tiene el cabello tan dorados , yo: a diferencia de sus ojos los cuales son ni un color miel y los míos grises. Suspiro, tenía el pelo un poco ondulado, al igual que yo podría jurar incluso que era mi hija de sangre.No dijimos nada, seguimos caminando. Aunque una actitud de Ana me sorprendio.—Hola ¿Quieres jugar? —pregunta.La miro con el ceño fruncido, sin entender muy bien a quién le habla. Hasta que la única persona, demás de nosotros dos es Hernán.Entonces le estaría hablando a el.—No él no quiere jugar.La tome de la mano Y empezamos a alejarnos.—Sí, Claro que quiero jugar también quiero jugar con tu mamá ¿me dejas?—Claro, ella seguramente va a querer jugar con nosotros verdad mamá.No pude prestar más atención: escuchar decirme mamá desde su pequeña y dulce voz me llenó de sentimientos que desconocía. No pue
Bri se encuentra sentada en un tronco, a unos metros del granjero. Suspira, por largo rato mira el horizonte sin prestarle atención a nada más. En parte aquello la calmaba, la hace sentir un poco más relajada. Los paisajes, la ayuda de sobremanera a poder pensar en todo y no sentirse triste.De un momento a otro: puede escuchar los pasos acercarse lentamente a su lado. Al levantar la vista, se encuentra junto con Hernan.Briana observa con curiosidad. Ya estaba sentado a su lado, los ojos grises de Briana se encuentran con los ojos color miel de Hernán.—¿Qué te pasa? —quiere saber Hernán.—Simplemente yo quiero olvidar. En realidad no te interesa —bufo molesta Briana.—Tienes razón, no me interesa en realidad tu vida ni lo que esto esté afectando. Solamente me da curiosidad el sufrimiento ajeno —comentó con gracia Hernán.—Es solamente
Van caminando a través de la casa. Esta vez, en silencio. Ana no entiende muy bien porque ninguno de los dos bromea , siempre lo hace, o hablan sin parar. En este caso el silencio abunda en la casa en cuanto suben al vehículo. Esteban maneja y Briana se sienta en el asiento del acompañante. Aunque mira hacia afuera sin prestarle atención a Esteban. El mismo siente el corazón encogido en un puño, sabía que no debía gritarle a Briana, pero cuando se trataba de su hermano explotaba: le era muy difícil poder contenerse, aunque sabe que había actuado a mal. Él suspira, arranca el vehículo y empiezan a conducir.—Briana, ¿iremos a comprar unos chupetine? —quiere saber la pequeña.—Claro mi niña después de la consulta iremos.—¿Estás nerviosa? — quiere saber Esteban.Quería aligerar el ambiente.—La
Siguió con este intento de coqueteo, era guapa. Aunque a decir verdad me parecía que no tenía ninguna neurona funcionando. La miro sin una pizca de gracia, pero al menos parecía un buen sexo para esta noche.—¿Cómo estás? Eres muy hermosa —le comento susurrándole al oído. La pelirroja, se acerca tanto a mí incluso había rosado sus grandes pechos en mi cara.Acerco mi nariz aspirando el aroma dulzón que ella emana, aunque no era nada comparado a Briana.Briana tenía impregnado un aroma loreal, el cual te hacía delirar. Quería saborear su piel desnuda, mientras la acariciaba. Ese simple pensamiento me hizo estar erecto y no podía calmarlo hasta que la pelirroja al parecer entendió. Desvío sus ojos en mi regazo, seguramente pensando que estaba así por ella.¡Que equivocada está!Suspiro... suspiro en contr
Tal vez simplemente la estaba engañando, y quería aparentar ser bueno solamente frente a ella para conquistarla. No lo sabe con exactitud, pero Ana siempre va sola dónde se encuentra él; ni siquiera entiendo el motivo por el cual lo hace.En cuanto termina, se dirige hacia Ana. Por fortuna Hernán le había dado alimento a la mayoría de los animales y solamente la había llevado 15 minutos terminar.Hernán conserva, se queda perdido el movimiento de caderas de Briana. Tenía un cuerpo de reloj de arena con su estrecha y pequeña cintura: se encuentra amarrada en una especie de cinta.Hernán desvía la vista hacia los ojos brillosos de Briana.—Gracias en serio, solamente he estado 15 minutos para terminar. Vamos Ana.—¿Podemos jugar de nuevo con la pelota? — quiere saber la pequeña niña.—No... tenemos que ir a co
Me toma de la mano sin protestar lo sigo algo confusa. En cuanto llegamos a una pequeña casa de al parecer un árbol. Los dos nos subimos, estamos solos y él parece estar entretenido mientras pinta.No entiendo lo siento conocido Aunque a decir verdad no sé quién es.—¿Quién eres?Quiero saber antes de despertar: acabo de darme cuenta que esto es un sueño o un recuerdo. No lo sé.—Mira las palabras de mi dibujo —comenta el niño.Me alcanza una gran hoja de papel con un bonito dibujo y en la esquina superior hay un hombre cuando estoy empezando a leerlo me despierto".Briana, no había alcanzado a leer el nombre. Suspira, y al mirar a su lado Esteban se encuentra dormido. Suspiro de alivio, se había preocupado por el.Se acerca a su lado hasta esconder su rostro en su cuello. La abraza con fuerza y Esteban reconoce el calor de su esposa