Andrés estaba en la cárcel y no existía nadie hostigándonos. Nicholas poco a poco recuperaba su carrera, aclaraba asuntos con la prensa y eso ayudaba a mantener el ambiente más relajado. Sobre todo, por el acoso periodístico cuando queríamos salir de casa.
Me encontraba en terapia por todo lo ocurrido, y era un chiste escuchar a mi psiquiatra decir que no entendía cómo no estaba loca. La verdad es que no entendía cómo podía estar cuerda, ya que todo lo que viví, me hizo querer vivir el día a día con más ganas y eso, me hacía hacer más de una estupidez. Sobre todo, porque mi personalidad es compleja y hago las cosas sin pensar. Según Nicholas, es una de las cosas que más ama de mí, pero a la vez lo odia.¿Quién entiende a los hombres?Era el día del cumpleaños número dos de nuestra rubia. Nicholas había exagerado tanto con el tema de la decoración de unicornios, que incluso, las escaleras de nuestra casa eran arcoíris. Pero, ¿cómo podría quitarle esa alegría? Al fin nos tenía en casa y la conexión que tenía con su pequeña, era tan única, que verlos jugar con las personas disfrazadas de unicornios, me hacía olvidar todo lo ostentoso que podría haber en una fiesta de cumpleaños para una pequeña que no recordaría nada. Además, se veía hermosa con su vestido, corte de princesa, color rosa y zapatos a tono.Nuestros amigos ya estaban llegando a la fiesta junto a sus hijos y mientras me unía a mis dos personas favoritas en el juego, a lo lejos, pude escuchar a Renato que venía llegando con un paquete de regalo que apenas se podía cargar.—¿Dónde está la cumpleañera más linda del mundo?Mi risa a carcajadas al verlo no pudo ser disimulada. No solo venía con un enorme regalo, sino que venía maquillado con pinta caritas de arcoíris y ropa a tono.—¿No me van a ayudar? Mi cuerpo no está apto para tanto peso.—Renato, ¿le compraste un pony, que vienes tan cargado? —dije, burlándome mientras le ayudaba a acomodar el paquete en el sector de los regalos.—Lo pensé, pero también pensé, que me matarías si lo hacía. Le compré su primer Lamborghini color rosa.Nicholas se acercó con Alice en brazos y ella de inmediato estiró sus brazos al tío, era una ternura escucharla intentar decir el nombre, pero ya todos sabíamos que cuando decía “Tooo”, se refería al italiano.—Podrías haberte vestido distinto a como lo haces todos los días —dijo Nicholas, riendo mientras le entregaba la pequeña a su tío.—No seas pesado, Nicholas —reprendí a mi rubio mientras le daba un codazo.—Lo que pasa es que tú no sabes de moda, hoy soy un unicornio con estilo —respondió Renato mientras se daba la vuelta para que viéramos su outfit.—Y los demás días, ¿un payaso? —Siguió burlándose el cantante.Estuve a punto de responder y detener la pequeña discusión que siempre se formaba entre ellos, las cuales eran burlas y terminaban siendo hirientes. Ambos humores negros, muchas veces me hacían querer meterles la cabeza en agua fría. Fui salvada por la campana con la llegada de un pastel de seis pisos que traía la productora que el cantante había contratado. Imposible describir el pastel, era una obra de arte. Los unicornios parecían reales y los arcoíris tenían hasta brillo.Me dirigí a ver desde más cerca el pastel de cumpleaños y estaba en el mundo del unicornio, pensando que ojalá el pastel fuese igual de delicioso que cómo se veía, cuando sentí un abrazo por la espalda. —¿Qué te parece si dejamos a Alice unos momentos jugando con sus amigos, mientras me acompañas a nuestra habitación? —me susurró al oído mi sexi esposo.Me giré cuidadosamente y, mirándolo a los ojos, respondí: —Creo que alguien tiene que hacerse cargo del pastel. —Podemos dejar eso a quienes contratamos, porque aquí haymucha crema que batir y dudo que quieras que alguien lo haga por ti —respondió, mirando a la colorina de ojos verdes que estaba a cargo del evento.—Hmmm... No se negaría, te ha mirado todo el día con cara de: “invítame a tu cama”.—¿En serio? ¿Cuál sería esa cara?De inmediato imité a la mujer, mordiéndome el labio sin quitarle la mirada a mi cantante.—Está bien, acepto su invitación, señora McDowell. —Me tomó de la mano y me arrastró con él.Mientras caminábamos a paso firme hacia nuestra habitación, mi risa hizo que Renato de inmediato me dijera a lo lejos que él veía a Alice, mientras nosotros íbamos a echar un polvo, con una mímica poco disimulada.Llegamos riendo a nuestro lugar y no pude evitar reprocharle a mi esposo que había sido muy tramposo, que yo solo estaba imitando a la encargada del cumpleaños y que él se había aprovechado. Me atrajo hacia él, me levantó el mentón y con un cálido beso me calló.—Muy bien, tú ganas... Batiré esa crema.Me retiré el vestido que estaba usando, quedando, para su sorpresa, completamente desnuda y me recosté en nuestra cama. Cerré los ojos, sabía que estaba atento a lo que yo estaba por hacer.Quería recuperar cada momento, lo necesitaba más que nunca y estaba dispuesta a hacerlo todo con él. [***]—Bien, señor, creo que su crema quedó bien batida.—Lo que se cocina ahí dentro con mi crema huele bien — dijo mientras acariciaba mi sexo.Las risas y la felicidad que sentíamos eran inexplicable. Habría deseado vivir esos momentos para siempre.Regresamos a la fiesta y Renato de inmediato se acercó.—Huelen a sexo, podrían siquiera haberse dado una ducha.Íbamos a responder, pero Cristopher lo interrumpió con un abrazo por la espalda, diciéndole que fueran a ver lo que Alice tenía que mostrarle.La colorina que organizaba el evento, de la cual nunca me enteré cómo se llamaba, porque había estado mirando a mi marido durante toda la tarde, se acercó, entregándome mi celular, que había estado sonando hace rato.Era un número desconocido, en cualquier circunstancia no habría contestado, pero me llamó la atención la insistencia, así que decidí coger la llamada.—¿Hola?—Hola, Emilia, por favor no cortes. Soy Andrés, llamaba para felicitar a Alice.—¿Con qué cara te atreves a llamar? —Miré asustada a Nicholas.—No cortes, por favor. El momento de saber la verdad llegó, tenemos que hablar antes de que me maten.Mis ganas de hablar con el personaje que tenía al teléfono eran menos que las de revivir tanto sufrimiento. Así que hice lo que en una vida pasada, no habría hecho: cortar yseguir como si nada hubiese cambiado mi día.Nicholas ya estaba llegando a mí con la pequeña Alice enbrazos y de inmediato preguntó:—¿Todo bien?Tragué saliva, respiré profundo y con una sonrisa respondí: —Todo perfecto, es hora de cantarle a la cumpleañera. Sabía que Nicholas no me había creído, pero respetaba misespacios. Eso era algo que me encantaba de él.Hice lo que pude para olvidar esa llamada, me centré en crearbuenos recuerdos con nuestra pequeña y dejar todo lo malo atrás. Lógicamente, creerle algo a la persona que casi destruye mi vida era una ridiculez.Dos horas más tarde, el cumpleaños estaba terminando, así que me propuse a ayudar a todo el personal de aseo a dejar limpio. Sabía que si me quedaba quieta, mi cabeza empezaría a dar vueltas y finalmente, mi ansiedad terminaría ganándole a la razón
Luego de tanto alboroto, Nicholas y Renato me ayudaron a acostarme, ya que me sentía enferma y sin ganas de nada. Una vez ya en cama, Renato se sentó a mis pies mientras miesposo se apartó para hablar con alguien en el teléfono.—Em, ¿segura de que no viene en camino un hermanito paraAlice y Nathe? —Rio.—No lo creo. Además, con dos niños en casa es suficiente.Ahora que todo esto terminó, Nathe también vivirá con nosotros —respondí nerviosa, porque, aunque no me gustó la idea, existía la posibilidad de que fuera embarazo.Nicholas abrió la puerta de la habitación para recibir un paquete, el cual me fue a entregar.—Bien, Em, aquí tienes un test de embarazo. Salgamos de una vez de las dudas. —Me entregó una bolsa y sonrió.Renato se levantó de la cama y me dijo:—Los dejaré solos, esto es algo que tienen que conversar y esperar sin mí.—No, Renato, por favor, quédate. Me haré el test, luego quiero conversar con los dos. Estoy segura de que no es embarazo ni estoy enferma. Solo son n
Fue un año duro para nuestra familia. Las imágenes de todo lo vivido en casa de Andrés aparecían en mis sueños y no me dejaban estar en paz conmigo misma.No pude escapar del juicio, tuve que declarar. Fueronmomentos complejos, donde conté todo. Incluso que me daba drogas para tener sexo. Dentro de ese proceso me ponía nerviosa ver la cara de mi esposo. Su mirada se endurecía, seguramente hasta el infierno habría ardido escuchando sus pensamientos. Si no lo hubiese conocido, habría jurado que su plan no era hacer pagar solo con cárcel a Andrés.Treinta años y seis días tendría que cumplir mi ex. Incluidos los diez años que recibió por el homicidio de mi padre. Pensé que todo mi miedo acabaría con el fallo del juez, pero no fue así.El insomnio, las crisis de pánico y angustia, no me dejaban. Un tratamiento psiquiátrico común y corriente, no era suficiente. Tuve que regresar al centro de rehabilitación. Fue triste, ya que dolía estar separada de los que amaba, pero eso ayudó a fortale
Llevábamos horas mirándonos luego de habernos reencontrado en la cama. Mi ansiedad crecía y crecía. Nicholas me conocía tan bien, que no fue necesario pedírselopara que empezara a hablar.—Sentía cómo tratabas de despertarme, pero me era imposiblehacerlo. Logré abrir los ojos y pude ver cómo te estaban sacando del automóvil. Me asusté porque te vi dormida. Llegué a pensar que estabas muerta.—Sí, recuerdo muy bien haber caído por un fuerte dolor de cabeza en un sueño profundo.—Me quedé despierto, esperando a que vinieran por mí, pero eso no ocurrió. Fue en ese mismo instante que entendí que quién te había sacado, no había sido ni la policía, ni una ambulancia y tampoco alguien conocido. Grité por horas, pero nadie escuchaba. Mi cuerpo estaba inmóvil y no pude salir de ninguna manera—. Se sentó en la cama, tapándose la cara con las manos y soltó un suspiro.—Cariño, creo que tienes que descansar —le dije mientras le acariciaba el hombro.—No. Terminaremos esta historia hoy. Sé que q
Escucharlo hablar sobre todo lo que tuvieron que hacer para rescatarme, no era fácil, sobre todo, porque lo veía sufrir, pero tenía razón. Si no hablábamos, jamás sería un temacerrado.—Nicholas, ¿qué pasó después?—Regresé a reunirme con todos los que han trabajado en tubúsqueda. Teníamos que llegar a Andrés.—¿Y cómo lo hicieron?—A Renato se le ocurrió hacerse pasar por el mayor de misenemigos, inclusive, haciendo públicas muchas cosas personales. Tenía que ser mediático, que el mundo viera cuánto me odiaba, quien había trabajado conmigo por años. Todo enemigo mío sería amigo de Andrés o, por lo menos, sería más fácil llegar a él.—Con ayuda de periodistas, televisión, revistas y periódicos, hicimos una telenovela. Renato, todos los días aparecía declarando que yo era lo peor del mundo, que incluso, te golpeaba y que habías caído en las drogas. Empezó a destruir mi carrera. Andrés aún no se acercaba, no era suficiente que Renato me odiara, así que metimos al italiano al mundo de
—Llegó el día en que Bruno tenía que entrar a cuidarte, ya te habías cambiado de casa, así que muy nerviosos por lo que podía ocurrir, nos despedimos de quien te acompañaría en la que fue una pesadilla. Sabíamos que lo revisarían completamente antes de entrar, así que se fue a ciegas. Amanda, solo tenía que hacer una cosa.—¿Qué cosa?—Aprovechar lo aprendido en tres años de estudio dearquitectura, y hacer un plano de la casa.—¿Estudió en la universidad? ¿Y cómo se supone que lesentregaría eso si estaba igual de encerrada e incomunicada que yo? —Sí, tenía estudios, pero la droga la consumió y dejó todo. ¿Recuerdas el día en que entraron balas a la casa? ¿El día en que murió Bruno?—Imposible olvidarlo.—Ese día, Renato se enteró de que Andrés tenía todo listopara llevarte fuera del país, así que inventó que quería regalarle una droga que le había llegado, para que supiera cuál era su competencia y mejorara lo suyo. Así, teníamos la dirección y podíamos actuar. Andrés acc