Escucharlo hablar sobre todo lo que tuvieron que hacer para rescatarme, no era fácil, sobre todo, porque lo veía sufrir, pero tenía razón. Si no hablábamos, jamás sería un tema
cerrado.—Nicholas, ¿qué pasó después?—Regresé a reunirme con todos los que han trabajado en tubúsqueda. Teníamos que llegar a Andrés.—¿Y cómo lo hicieron?—A Renato se le ocurrió hacerse pasar por el mayor de misenemigos, inclusive, haciendo públicas muchas cosas personales. Tenía que ser mediático, que el mundo viera cuánto me odiaba, quien había trabajado conmigo por años. Todo enemigo mío sería amigo de Andrés o, por lo menos, sería más fácil llegar a él.—Con ayuda de periodistas, televisión, revistas y periódicos, hicimos una telenovela. Renato, todos los días aparecía declarando que yo era lo peor del mundo, que incluso, te golpeaba y que habías caído en las drogas. Empezó a destruir mi carrera. Andrés aún no se acercaba, no era suficiente que Renato me odiara, así que metimos al italiano al mundo de las drogas. Tu hermano estaba tan dispuesto como yo, a hacerlo todo.—Vendí mis propiedades, o gran parte de ellas, para contar con más dinero, porque teníamos que hacer creíble el cuento de que Renato era muy bueno en lo que hacía. Tu hermano en estos momentos no está preso, está en protección preventiva.—¿Qué?—Así es, solo fue mi cómplice.Mi ansiedad nuevamente, le estaba ganando a mi razón, necesitaba saberlo absolutamente todo. miedo—El Italiano poco a poco fue entrando al negocio de las drogas, hasta que Andrés lo llamó para hacer negocios con él. No fue para nada complicado, en este mundo es muy fácil llegar a los principales consumidores.—Entiendo.—Pasaron algunas semanas y me llamaron de la tienda de lencería para avisarme de que estabas ahí. Aunque no te guste la idea, fui cliente habitual. No tardé en llegar y entrar por la puerta trasera, la cual me habían dejado abierta. Con cuidado entré al probador y esperé a que llegaras.—No sabes cómo me sentí por no haberte podido llevar conmigo y dejarte en manos de ese enfermo, pero entendí que las cosas habían que hacerlas bien. El tener sexo en la tienda fue la prueba de fuego. Renato pudo acercarse a Andrés de una forma más íntima.—¿Le contó?—Sí, y gracias a eso, entró Bruno, o Amanda. Era tu espía y quien te cuidaría. Renato le insistió a Andrés que necesitabas a alguien que te acompañara a todas partes, que fuera tu sombra y él accedió a recibir la ayuda de su nuevo amigo.—¡Entonces, era Renato, con quien hablaba el día que me enteré de que estaba sospechando de mi amnesia!—Lo más probable, Renato era su paño de lágrimas. Logramos saber dónde estabas con el celular que te entregué. Maritza llamó a algunos amigos de la DEA y nos reunimos en mi casa para saber cómo seguiría el plan. Con ayuda de ellos, Renato se transformó en el más grande de los revendedores de drogas y uno de los mejores clientes de quién debía ser encontrado.—Nicholas, por favor, más lento, es difícil procesar todo lo que me estás contando.—El alma me volvió al cuerpo cuando ya estabas acompañada. Sabíamos muy poco de ti. —Me tomó la cara con ambas manos y me besó tan apasionadamente que mis labios ardieron.Me quedé mirándolo, esperando que contara más, pero el silencio en la habitación no se iba.—Nicholas, necesito que siga—Andrés escuchó a Renato, hablar sobre un plan mientras hablaba por teléfono. Lo tomó desprevenido y por sorpresa en plena calle. Entonces, Renato le dijo que hablaba conmigo, porque quería averiguar qué es lo que yo sabía.—Fue ahí en donde Renato le dijo, que ustedes sabían en donde me encontraba para despistarlo —dije, asombrada por todo lo que escuchaba.—Así es, nos atrasamos el doble en sacarte del lugar, pero con eso el italiano se acercó aún más a ese idiota, consiguiendo información y haciéndole creer que estaba de su lado.—Llegó el día en que Bruno tenía que entrar a cuidarte, ya te habías cambiado de casa, así que muy nerviosos por lo que podía ocurrir, nos despedimos de quien te acompañaría en la que fue una pesadilla. Sabíamos que lo revisarían completamente antes de entrar, así que se fue a ciegas. Amanda, solo tenía que hacer una cosa.—¿Qué cosa?—Aprovechar lo aprendido en tres años de estudio dearquitectura, y hacer un plano de la casa.—¿Estudió en la universidad? ¿Y cómo se supone que lesentregaría eso si estaba igual de encerrada e incomunicada que yo? —Sí, tenía estudios, pero la droga la consumió y dejó todo. ¿Recuerdas el día en que entraron balas a la casa? ¿El día en que murió Bruno?—Imposible olvidarlo.—Ese día, Renato se enteró de que Andrés tenía todo listopara llevarte fuera del país, así que inventó que quería regalarle una droga que le había llegado, para que supiera cuál era su competencia y mejorara lo suyo. Así, teníamos la dirección y podíamos actuar. Andrés acc
Andrés estaba en la cárcel y no existía nadie hostigándonos. Nicholas poco a poco recuperaba su carrera, aclaraba asuntos con la prensa y eso ayudaba a mantener el ambiente más relajado. Sobre todo, por el acoso periodístico cuando queríamos salir de casa.Me encontraba en terapia por todo lo ocurrido, y era un chiste escuchar a mi psiquiatra decir que no entendía cómo no estaba loca. La verdad es que no entendía cómo podía estar cuerda, ya que todo lo que viví, me hizo querer vivir el día a día con más ganas y eso, me hacía hacer más de una estupidez. Sobre todo, porque mi personalidad es compleja y hago las cosas sin pensar. Según Nicholas, es una de las cosas que más ama de mí, pero a la vez lo odia.¿Quién entiende a los hombres?Era el día del cumpleaños número dos de nuestra rubia. Nicholas había exagerado tanto con el tema de la decoración de unicornios, que incluso, las escaleras de nuestra casa eran arcoíris. Pero, ¿cómo podría quitarle esa alegría? Al fin nos tenía en casa y
Mis ganas de hablar con el personaje que tenía al teléfono eran menos que las de revivir tanto sufrimiento. Así que hice lo que en una vida pasada, no habría hecho: cortar yseguir como si nada hubiese cambiado mi día.Nicholas ya estaba llegando a mí con la pequeña Alice enbrazos y de inmediato preguntó:—¿Todo bien?Tragué saliva, respiré profundo y con una sonrisa respondí: —Todo perfecto, es hora de cantarle a la cumpleañera. Sabía que Nicholas no me había creído, pero respetaba misespacios. Eso era algo que me encantaba de él.Hice lo que pude para olvidar esa llamada, me centré en crearbuenos recuerdos con nuestra pequeña y dejar todo lo malo atrás. Lógicamente, creerle algo a la persona que casi destruye mi vida era una ridiculez.Dos horas más tarde, el cumpleaños estaba terminando, así que me propuse a ayudar a todo el personal de aseo a dejar limpio. Sabía que si me quedaba quieta, mi cabeza empezaría a dar vueltas y finalmente, mi ansiedad terminaría ganándole a la razón
Luego de tanto alboroto, Nicholas y Renato me ayudaron a acostarme, ya que me sentía enferma y sin ganas de nada. Una vez ya en cama, Renato se sentó a mis pies mientras miesposo se apartó para hablar con alguien en el teléfono.—Em, ¿segura de que no viene en camino un hermanito paraAlice y Nathe? —Rio.—No lo creo. Además, con dos niños en casa es suficiente.Ahora que todo esto terminó, Nathe también vivirá con nosotros —respondí nerviosa, porque, aunque no me gustó la idea, existía la posibilidad de que fuera embarazo.Nicholas abrió la puerta de la habitación para recibir un paquete, el cual me fue a entregar.—Bien, Em, aquí tienes un test de embarazo. Salgamos de una vez de las dudas. —Me entregó una bolsa y sonrió.Renato se levantó de la cama y me dijo:—Los dejaré solos, esto es algo que tienen que conversar y esperar sin mí.—No, Renato, por favor, quédate. Me haré el test, luego quiero conversar con los dos. Estoy segura de que no es embarazo ni estoy enferma. Solo son n
Fue un año duro para nuestra familia. Las imágenes de todo lo vivido en casa de Andrés aparecían en mis sueños y no me dejaban estar en paz conmigo misma.No pude escapar del juicio, tuve que declarar. Fueronmomentos complejos, donde conté todo. Incluso que me daba drogas para tener sexo. Dentro de ese proceso me ponía nerviosa ver la cara de mi esposo. Su mirada se endurecía, seguramente hasta el infierno habría ardido escuchando sus pensamientos. Si no lo hubiese conocido, habría jurado que su plan no era hacer pagar solo con cárcel a Andrés.Treinta años y seis días tendría que cumplir mi ex. Incluidos los diez años que recibió por el homicidio de mi padre. Pensé que todo mi miedo acabaría con el fallo del juez, pero no fue así.El insomnio, las crisis de pánico y angustia, no me dejaban. Un tratamiento psiquiátrico común y corriente, no era suficiente. Tuve que regresar al centro de rehabilitación. Fue triste, ya que dolía estar separada de los que amaba, pero eso ayudó a fortale
Llevábamos horas mirándonos luego de habernos reencontrado en la cama. Mi ansiedad crecía y crecía. Nicholas me conocía tan bien, que no fue necesario pedírselopara que empezara a hablar.—Sentía cómo tratabas de despertarme, pero me era imposiblehacerlo. Logré abrir los ojos y pude ver cómo te estaban sacando del automóvil. Me asusté porque te vi dormida. Llegué a pensar que estabas muerta.—Sí, recuerdo muy bien haber caído por un fuerte dolor de cabeza en un sueño profundo.—Me quedé despierto, esperando a que vinieran por mí, pero eso no ocurrió. Fue en ese mismo instante que entendí que quién te había sacado, no había sido ni la policía, ni una ambulancia y tampoco alguien conocido. Grité por horas, pero nadie escuchaba. Mi cuerpo estaba inmóvil y no pude salir de ninguna manera—. Se sentó en la cama, tapándose la cara con las manos y soltó un suspiro.—Cariño, creo que tienes que descansar —le dije mientras le acariciaba el hombro.—No. Terminaremos esta historia hoy. Sé que q