Capítulo7
No esperaba que Diego me siguiera, justo cuando el auto de Santiago estaba estacionado en la entrada.

Para evitar más complicaciones con él, le dije directamente:

—Mi novio vino a recogerme, me tengo que ir.

Santiago respondió con sarcasmo:

—Mariana, ¿estás segura de querer a alguien así como novio?

—¿Y qué prefieres? ¿A alguien indeciso como tú, que nunca acepta sus errores?

Al ver que me iba sin mirar atrás, Santiago intentó sujetarme la muñeca.

—Mariana, escúchame...

Sentí dolor.

—¡Ay!

Santiago salió del auto y le dio un puñetazo en la cara a Diego, mientras me jalaba detrás de él.

—¡Aléjate de ella!

Ya en el auto de Santiago, vi un adorno familiar y exclamé sorprendida:

—¿Este no es el que le regalé a mi amigo virtual?

—¿No lo es?

Santiago se sonrojó completamente, hasta las orejas se le pusieron rojas.

—Sí, el cristal de nieve...

Los recuerdos enterrados me golpearon de repente...

En la preparatoria, me sentía muy sola y encontré un amigo en internet.

Él decía ser hijo del hombre
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