La casa de Isabella se alquilaba a través de una agencia, y aunque el lugar era algo pequeño, el alquiler no era tan alto, lo que le permitía a Isabella ayudar a Ángela con parte de sus gastos de vida. Ángela estaba muy contenta con el cambio de escuela y no mostraba ningún apego a su escuela anterior, sino más bien un sentido de completa liberación.

Isabella llevó a Ángela al dormitorio de la escuela secundaria de Valleencanto, donde se sintió bastante aliviada al ver que las compañeras de cuarto de Ángela eran todas chicas muy amables. Al recordar que su período menstrual ya llevaba casi un mes de retraso, Isabella compró una prueba de embarazo en el camino de regreso de la escuela.

Fue la primera vez que usaba una, así que Isabella estuvo un buen rato estudiando cómo hacerlo correctamente. Cinco minutos después, cuando vio las dos líneas en la prueba, su mente se quedó en blanco y su rostro palideció al instante.

¿Cómo podía haber quedado embarazada después de una sola vez? Aun así,