Aidan se quedó quieto sintiendo su mejilla palpitar dolorosamente. El único sonido que se oía era la del agua caer y la respiración de ambos.
Con la mano temblorosa tocó la piel que ya se volvía roja y seguramente, más tarde, hinchada. El sabor metálico de su propia sangre rozaba sus papilas gustativas como recordatorio de lo que acababa de ocurrir.
-Sal- dijo entre dientes sin mirarlo.
-Aidan, cariño- Hans levantó la mano para tocarlo.
Él levantó antes la suya y puso en su cuello el borde de la navaja de afeitar.
-Sal- volvió a repetir y no le importó que el filo dejara una leve l&iacut
-Acércate- le ordenó Dominic con voz grave.Aidan negó con la cabeza y retrocedió-No voy a hacerte nada, acércate- su voz sonó esta vez más flexible.Pero él volvió a negar. Dominic no tuvo más remedio que hacerlo él. Se levantó de su asiento y caminó hacia su empleado que estaba ligeramente pálido.-Presidente, el proyecto- Aidan intentó enfocarlo en el trabajo, acaso no era para eso que estaba aquí.-Creo que me debes una explicación. Saliste de mi casa y ni siquiera me diste las gracias- su semblante estaba serio mientras se acercaba.
Dominic sintió su sien palpitar indignado, pero no cedió al disgusto.-¿Por qué?- repitió utilizando un tono meloso y reforzando sus feromonas, lo tenía en sus brazos embelesado, solo era cuestión de tiempo antes que cediera -¿Acaso tu cuerpo no quiere estar conmigo, tu no quieres estar conmigo? Yo puedo hacer que todo el malestar que está cursando tu cuerpo desaparezca-Eso ni el mismo se lo creía, llevaba esperando la llamada de Madox hacia días con la confirmación ya sabida de que era un omega y que le dijera que sustancia tenía en la sangre que le causaba estragos. No lo demostraba, pero la seguridad e integridad de su cuerpo como omega le preocupaba.Era bien sabido que tomar supresores u ot
Aidan no le prestaba atención al café humeante delante de él que decía bébeme por todas partes. Su mirada estaba centrada al frente, con los brazos cruzados, en la mujer que con una sonrisa engullía un pedazo de pastel demasiado azucarado para su gusto. Ambos se encontraban sentados en la cafetería de la esquina, lejos de cualquier oído resbaladizo que pudiera difamar su conversación.-Tu café se va a enfriar- Dulse se limpió los labios delicadamente con la servilleta y la dejó doblada a un lado.Aidan no podía negar que aquella mujer tenía un encanto desgarrador. Con su cabello brilloso peinado en perfectas ondas, un maquillaje perfecto en rasgos bien ubicados, una marcada cintura que no se preocupada de dejar en evidencia y un aura
Dominic o vio suspirar y apretar sus ojos. No se había fijado pero parecía más que cansado, preocupado, pero no el tipo de expresión que le había mostrado antes.-¿Qué te tiene angustiado?--Nada- él movió su cuello rompiendo algún nudo de tensión que se había creado -Estoy bien, solo cuestiones personales leves-Dominic no le creyó una sola de sus palabras, se incorporó de la mesa y se puso a su espalda llevando sus dedos a los hombros pequeños y empezando un suave masaje reconfortador.Aidan iba a protestar con el primer contacto pero las palabras no salieron de su boca, cuando una oleada relajante lo recorrió completo dej
Dominic apretaba sus puños mientras miraba el celular sobre la mesa de descanso delante del sofá de su enorme sala. El reloj marcaba cerca de las 2:00 de la mañana y aun no recibía la llamada o el mensaje que tanto estaba esperando.Solo se había quitado la chaqueta y corbata, pero aun así se sentía sofocado. Sus esperanzas de que Aidan se comunicara con él estaban desapareciendo. Se culpó a si mismo por ilusionarse tanto y de paso ser tan terco. Se había enganchado tanto de aquél omega que sin darse cuenta lo quería a su lado en todo momento. Podía ser debido al lazo de parejas destinadas, pero conocía uno que otro caso donde esto no resultaba así, y ambas personas convivían solo porque el lazo los hacía rechazar a los demás, no porque se amaran.
Dominic escuchó el sonido de su puerta principal abrirse y supo quién era. Solo había una persona que podía pasearse por su casa como perro por su casa y que tenía también la llave, además de leo y su familia, sin que él se molestara. Pero esta vez era diferentes porque en vez de ir directo a su habitación, lo oyó caminar hacia donde estaba descansando su pareja destinada. Se incorporó rápido en su cama y se puso unos pantalones de seda gruñendo, su gusto por solo dormir desnudo le estaba jugando una mala pasada. Sus ojos se abrieron impactado cuando lo escuchó gritar y supo que no era un sonido común, su omega pedía ayuda, su ayuda. Abrió la puerta de su cuarto rápidamente. -Madox, no lo asustes- gritó usando su Voz sin mediar consecuencias La imagen era un poco perturbadora. El mismo Dominic tenía que reconocer que su amigo
Aidan no hablaba, solo escuchaba a los dos alfas sin comprender mucho. Sabía que algo estaba mal con su cuerpo, pero no tenía idea específica de que. No tenía conocimiento alguno de ser omega. -Tendrás que llevarlo a mi clínica para que pueda hacerle algunas otras pruebas esta vez más específicas- lo miró a él- por el momento debes alimentarte bien y, tu sistema hormonal está muy afectado y no considero que sea posible que caigas en celo. Como mismo te pasa con tu pareja, puedes sentir dolor ante la reacción de tus feromonas hasta ahora prácticamente congeladas- Él apretó la mano de Dominic. -Estos medicamentos son extremadamente raros. Nunca había visto unos supresores así- continuó Madox- su composición se basa principalmente en uno normal, pero reprimen los efectos secundarios que normalmente dan y van eliminando tu celo a
Dominic relamió sus labios sin darse cuenta. La sola idea de tener a su omega a su total disposición lo excitó se sobremanera. Sus ojos comenzaron a volverse más agudos y el verde en ellos se volvió más intenso.Apretó la sábana debajo de sus dedos y una gota de sudor corrió a lo largo de su espalda. La camisa de seda que tenía comenzó a pegarse a su piel y solo la retiró para intentar enfriarse con el aire acondicionado dejando su torso desnudo. Cerró sus ojos tomó un suspiro. Debía contenerse.Él era un alfa y no uno cualquiera que se dejaba llevar por sus instintos. Había sido bien criado y entrenado en su autocontrol para no caer a los pies de ningún omega detrás de su dinero. Pero co