Al día siguiente el canto de las aves, el murmullo de los trabajadores despertó a Luciana y los niños en la hacienda. Todos abrieron sus ojos menos Miguel. —Amor —susurró Lu, lo movió, pero él tenía los ojos cerrados. —Papá, es hora de despertar —comunicó Dafne. —Papi, prometiste que haríamos un video con Inesita —dijo Mike y también lo movió. —Miguel —volvió a repetir Luciana, su corazón empezó a latir con fuerza descomunal—. Despierta —susurró la voz le sonó agitada. —¿Se murió? —cuestionaron Dafne y Mike, se abrazaron y empezaron a llorar. Luciana sintió que la sangre se le congeló, y el corazón se le estrujó. —No, no, hay que llamar a una ambulancia. Al escuchar el llanto de los niños, María Paz golpeó la puerta. —¿Todo en orden?Mike saltó de la cama, corrió a abrir. —Mi papá no se mueve, está muerto…María Paz palideció, se sostuvo del marco de la puerta, y luego abrió la puerta de golpe, miró a su hijo como inerte en la cama. —No, no puede ser, mi hijo no. —¿Qué est
—¿En dónde guardaste mi cepillo eléctrico de cabello? —vociferó Karla a los gritos desde el cuarto de baño a Emiliano. Emiliano se encontraba en la cocina preparando el desayuno, porque Karla no tenía la menor idea de cocinar, no sabía ni prender la estufa, su madre siempre había insistido en enseñarle a cocinar pero ella siempre se negó, no le agradaba ese tema. Él se encontraba con la licuadora prendida por eso no la escuchó, entonces ella apareció en la cocina, con el cabello enmarañado, húmedo, y envuelta en un albornoz. —¿Mi cepillo para el cabello? —preguntó y asustó a Emiliano, lo miró con el ceño fruncido. —Si fueras más ordenada ya lo habrías encontrado —refutó él—, está en el lugar que debería guardarse esas cosas, en los gabinetes de la parte alta. Karla rodó los ojos, negó con la cabeza. —Te he dicho millones de veces que no guardes mis cosas —rebatió, colocó su mano en la cintura. Emiliano resopló, se armó de paciencia. —No me gusta el desorden. —Yo odio el orden
Esta vez no hubo el beso de despedida que solían darse al llegar a la empresa. Karla entró al despacho, y se recargó en la puerta de la oficina, volvió a sentir esa opresión en el pecho, y un estremecimiento en todo el cuerpo. Colocó sus manos en su vientre, sintió a su bebé moverse, quizás percibía la misma ansiedad que ella, inhaló profundo, fue a su escritorio, encendió el computador, necesitaba concentrarse en sus actividades. Por otro lado, Emiliano en su despacho, intentaba tener la mente ocupada en sus actividades, pero sentía ese mismo estremecimiento en el cuerpo, y una agitación en el pecho, no sabía que iba a pasar en la noche, si Karla tenía la cita con ese importante amigo, toda esa situación lo tenía intranquilo. Y en ese momento apareció Luciana, había pasado a visitar a su esposo, y pasó a saludar a Emiliano, ella lo conocía bien, y notó en el rostro de él la preocupación. —Hola, ¿todo en orden? —preguntó. Emiliano se puso de pie, la saludó con un cálido abrazo,
La Momposina volvió a vestirse de blanco, todo estaba listo para la boda de Majo, los jardines de la hacienda estaban perfectamente adornados con las más bellas rosas rojas. Una gran mesa exhibía diversos bocaditos para los invitados, y el altar estaba decorado con cortinas de seda blancas y flores. Un gran despliegue de periodistas querían cubrir el evento, ya que Sebastián era un político muy reconocido, y Majo la abogada más prestigiosa del país, pero solo una cadena televisiva iba a transmitir el magno evento. En la alcoba, Majo se veía radiante con su vestido de novia, el diseño era exclusivo, digno de alguien de la realeza, el corte princesa, con finos bordados hechos a mano, y lujosa pedrería que engalanaba el corset, y mientras le colocaban el tocado, una de las empleadas entró a la alcoba, con un ramo de flores. —Señorita María Joaquina, le dejaron esto —informó. Majo frunció el ceño, el arreglo era enorme, muy bonito de hermosas rosas rojas, la curiosidad la hizo
Dos años después. Las estrellas brillaban en lo alto del firmamento, alumbrando el cielo parisino. Luciana, Miguel y sus dos hijos, estaban de visita en Francia, a Luciana la habían invitado, debido a toda la labor que realizaba en Sudamérica para alertar a las mujeres acerca de la trata de blancas. Luciana solía dar charlas, hablaba de su propia experiencia, hacía más de un año había dejado los medicamentos para la ansiedad, además que mantener su mente ocupada fue de mucha ayuda, estudiaba dos carreras en la universidad: Administración de Empresas y Jurisprudencia, el apoyo de Miguel para el cuidado de los niños había sido de gran ayuda para que ella pudiera conseguir sus sueños, y hacer realidad sus propósitos. —¡Wao! —exclamaron Dafne y Miguel observando el barco con techo de cristal en el cual iban a recorrer el gran río Sena y disfrutar del hermoso paisaje que la ciudad de París les ofrecía. —Con cuidado —advirtió Luciana y les colocó bien las bufandas y el gorro de lana, h
Después de unos días de conocer Francia, volvieron a Colombia, y un domingo en el cual toda la familia se reunía, dieron el anuncio del embarazo, ese día también invitaron a la mamá de Lu y su hermano. Los abuelos de los nuevos bebés fueron los primeros en felicitar a sus hijos, luego sus cuñados, sin embargo, todos esperaban la reacción de Marypaz, quién tenía en sus brazos a su mascota, uno de los perros, hijos del Beto. —Betito Jr. la familia aumenta, y yo no he conseguido más tierras, no sé qué vamos a hacer. —Apretó sus labios, se quedó pensativa—. Pienso que cambiaré al abuelo por unas cuantas hectáreas, la señorita solterona de la finca de al lado se muere por él —susurró bajito, entonces se puso de pie y fue directo hacia donde se encontraba Joaquin. —Abuelo, ya sé cómo voy a conseguir más tierras. —¿Cómo mi muñequita? —indagó y la miró con atención. —Te voy a cambiar por unas cuantas hectáreas, como en las épocas pasadas, haré un trueque. —¿Qué? —Joaquin se atragantó, a
Advertencia: Este como todos mis libros es ficción, cualquier parecido con la realidad es coincidencia; sin embargo desconozco de temas legales y la constitución de otros países, así que inventaré mis propias leyes y normas en este libro. Habrá escenas fuertes, no explícitas, pero sí son sensibles a este contenido es mejor pasar de largo. Este libro, también está registrado en Safe Creative y en el Instituto de Propiedad Intelectual de Ecuador, queda prohibido compartir su p*f sin mi autorización. Sinopsis: Salvador Arismendi tan frío como un témpano de hielo, tan oscuro como un profundo abismo, peligroso y sombrío para muchos, un salvador para otros. Su vida es tan oculta como los misterios que lo rodean, algunos lo consideran el mismísimo lucifer. Su vida está llena de altibajos, solo tiene un anhelo y es hacer justicia, pero en esa búsqueda se ha visto envuelto en escándalos y su reputación está a punto de venirse abajo cuando se ve involucrado en el secuestro de un importante
En la actualidad:Salvador Arismendi llegó a casa y pensó en una sola cosa: Proteger a Majo, así fuera en contra de su voluntad, entró a su residencia enfurecido. —¡Brenda! —gritó con tanta fuerza que su voz retumbó en las paredes e hizo eco. La mujer apareció agitada, llegó casi corriendo al gran salón. —¡Estás despedida!—¿Qué? —la mujer abrió sus labios sorprendida, sintió un escalofrío recorrer su piel—, es una broma, ¿cierto?—¡No! —gritó Arismendi—, no es ninguna broma, tú enviaste ese video, tú me metiste en este problema y la involucraste a ella. —¿Y lo único que te importa es ella? ¡Esa m@ldita mujer se va a convertir en tu condena! —vociferó Brenda—, pero no me iré así por qué si, no puedes despedirme, sé muchas cosas tuyas que si salen a la luz…Arismendi abría y cerraba sus puños, apretó la mandíbula. —A mi no me amenaces, así que dime ¿cuánto quieres?—No lo resolverás tan fácilmente Arismendi, te haré llegar mi oferta. Salvador negó con la cabeza, resopló, la miró