Después de aquella orden a Hansel, minutos después lo ví salir a paso veloz de la casa. De eso había pasado ya muchas horas, y mis nervios crecían muchísimo más con cada segundo, temía que al llegar trajera a Mía con él, temía que no llegara, temía sí llegaba.Un total caos de emociones y sentimientos, así me sentía; era como sí todos mis sentimientos, todas mis emociones estuvieran corriendo con tanto desespero como personas chocando unas con las otras en medio de una balacera.Solté aire por millonésima vez desde que se marchó, en definitiva estos meses habían sido los más tensos de mi vida, me asfixiaban cada vez más. Jamás en la vida me había sentido tan sofocada, tan tensa y estresada como desde hace tres meses para acá.¡Era como sí una maldita guillotina estuviera constantemente amenazando con cortar mi cabeza!Carmen y las chicas no habían parado de cuestinarme, de preguntar por qué lo hice, por qué la alejé de su padre. Carmen decía que él estaba triste, que la niña era su ad
Al despertar ya Damián no estaba a mi lado, quizás se había ido en la madrugada, pues, me dí cuenta de su ausencia cuando recién el reloj marcaba las seis de la mañana.Seguía con la tonta idea de seguir buscando a Mía por lo que no le dí más vueltas al asunto. Después de eso hablé con Cam, dijo que Mía estaba muy bien, que quizás nos extrañaba, pero de ahí en más estaba mucho mejor de lo que esperaba, pues, la niña no había llorado excesivamente por nuestra ausencia.Me sentí muy bien ante esas palabras.Le dije que tuviera cuidado, y después de despedirme y agradecerle un millón de veces más colgué la comunicación y volví a pegar el celular con cinta adhesiva tras mi mesita de noche.El ambiente en la casa seguía igual de tenso, Carmen parecía estar enojada conmigo por haber llevado a la bebé lejos de casa, pero no le presté atención, después de todo y muy dentro suyo sabía muy bien que había tomado la mejor decisión. Su molestia era más bien por hacer sufrir a su preciado bebé que
Sabía perfecto como hacer que Damián bajara la guardia, he aprendido a usar sus misma tácticas para hacerle creer que sí, que ha ganado, que ya todo estaba bien y que finalmente me había ceñido a sus reglas y órdenes.Pero no, yo tenía muy claro mi objetivo: sacar a mi hija del maldito mundo oscuro en el que él estaba metido, antes de que fuera muy tarde. Y lo haría, pese a todo lo haría. Todo ante mi hija perdía valor y sí su vida estaba en peligro me importaba una mierda tener que pasar por encima cualquiera para ponerla a salvo.Como bien se lo dije hace unos días: se estaba subiendo a una balanza, y estaba perdiendo. Yo no iba a quedarme de brazos cruzados esperando a que sus malditos enemigos vinieran y volvieran a arrebatarme a mi hija.Y creo que ya había esperado suficiente, cuatro malditos días en los que no tuve ninguna respuesta. No vino a mí a decirme: Muy bien, Ám. Quiero salir. O un simple: Intentemoslo. Creyó que simplemente yo ya había renunciando a la idea, creyó que
—¡Ámbar!— está lejos, puedo escuchar su voz muy lejos. Mi corazón reaciona y reanuda su marcha a una velocidad alarmante, sé lo que ha sucedido, quiero despertar, te puedo escuchar, pero no puedo... No puedo verte.—¡Ámbar!— ¡Estoy aquí, Damián! ¡Estoy aquí!— ¡¿Dónde está, hijo de puta?!Debo despertar, debo hacerlo ¿Que está pasando? ¿Que sucede? ¿Dónde estámos?Con esfuerzo y poniendo todo de mí logro abrir los ojos. Todo está oscuro, tan oscuro que mi corazón da un vuelco para luego retomar su marcha de manera aún más veloz. Puedo escuchar su voz, sus gritos, sus exigencias a pesar de que la situación no juega a nuestro favor.—¡Estoy aquí!— grito y mi voz suena pastosa, raspa mi garganta. Quiero salir, quiero irme de aquí pero estoy atada, mis manos están amarradas a lo que parecían ser barras gruesas y de metal muy pegadas a la pared, mientras yo permanezco sentada en el suelo húmedo.La húmeda provoca más frío, hace que mis huesos duelan, siento mi piel débil debido a la baja tem
Policías por todos lados, ambulancias, bomberos e incluso había periodista que se mantenían alejados por otros policías que protegían el perímetro. Podía sentir los flashes a mis espaldas, el bullicio de todos, los periodistas preguntando cosas a los policías y en ocasiones gritándolas hacia mí.Había entrado en pánico pero yo misma logré salir de él, y ahora sólo estaba allí parada, a un lado de la camioneta, con los ojos fijos en el lugar que los bomberos habían logrado apagar. Las lágrimas caían de manera incontrolable, mi mente estaba pérdida en lo que hubiese pasado sí no me hubiera ido, sí no lo hubiera dejado.La hora pasaba las doce de la noche y aún no tenía noticias suyas, más de una hora había pasado desde la explosión y nadie había identificado nada, tenía la esperanza de que él no estuviera allí, me mantenía de la idea de que quizás fué el quien provocó el incendio para matarlos a todos, pero sí era así entonces ¿En dónde estaba él? ¿Por qué no había salido?Un policía se
ÁMBAR.—¡Am! ¡Rápido! ¡Llegáremos tarde al trabajo!— grita Camerón –mi mejor amigo– algo histérico.—Espera un momento, cam. – digo con calma, terminando de colocar los zapatos en mis pies.– bien, ya vamonos– añado levantandome del sofá de mi pequeño departamento y tomando mis cosas ya listas en un bolso.Camerón hace una expresión de “por fin” y yo achicó los ojos en su dirección en un claro gestó de advertencia.—Bien, bien, ya no te molesto más, mejor vámonos, pequeña– dice pasando su brazo por sobre mis hombros y encaminadome a la salida.Camerón Cooper, es mi mejor amigo desdé los doce años, para mí es como mi hermano, sólo nos tenemos el uno al otro. Lo conocí en el orfanato al que fuí a solo dos días de la muerte de mis padres y hermano, ellos eran mi única familia y perderlos dejo una marca muy grande en mi vida.Quizás, no hubiese podido lidiar con ese dolor de no ser por él, Cam llevaba en aquel asqueroso lugar cinco años cuando yo llegué. Él fue el único apoyó emocional, c
No podía dejar de pensar en el auto que había visto la noche anterior, era idéntico, estoy segura que era el mismo auto, pero Camerón no creé lo mismo.Ayer después de mirar el auto, inmediatamente llamé a Camerón por el celular, le dije sobre el auto que segundos antes de que se cerraran las puertas del ascensor, estaba detrás de él, y su respuesta fue; "Estas un poco paranoica Am, te aseguró que no era el mismo auto."En toda la noche no pude dormir pensando en ello.El sonido de mi movil indicándo que estaba recibiendo una llamada me hizo volver de mis pensamientos y buscar el aparato ruidoso con la mirada, hasta que lo ubique en la barra americana de la cocina del departamento.-¿Hola?- dije apenas descolgué la llamada.-¿Estas lista? Ya estoy llegando.- habló Camerón al otro lado de la linea.Definitivamente no estaba lista, sólo me había bañado, pero ni siquiera la ropa interior tenía puesta, lo único que tapaba mi cuerpo era una toalla.-Si- mentí descaradamente - ya casí termin
Habían pasado cinco días. Hoy era la cita de Camerón y Melissa. -una chica muy dulce de la Universidad- Camerón y yo teníamos el día libre en la cafeteria, él lo pasaria con Meli y yo estaría toda la tarde viendo peliculas en mi departamento.-Cam, sal rápido, se te hará tarde, para recojer a melissa-dije ya aburrida de estar sentada en el sofa de la sala de estar de su departamento mientras él se vestia en su habitación.-¡Ya!- exclamó saliendo de la habitación- ¿que tal me veo?- preguntó curioso con un poco de nervios.Camerón estaba vestido con unos Jean negros ajustados, una camiseta blanca y una chaqueta negra, sus zapatos También eran negros, se veía más guapo de lo normal.-¡Estas precioso!- él rió - definitivamente la vas a enamorar Cam- le dije con una sonrisa.-Eso espero pequeña, eso espero- susurró con nerviosismo-vamos te dejaré en tu edifició.-No, dejame en el supermercado que esta a cerca, tengo que comprar algo de dulces para entretenerme el restó de la tarde.Él rió