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Toqué el timbre y esperé que la figura femenina apareciera detrás de la puerta. En cuanto lo hice, suspiré tranquilo.

Ella siempre sabía darme la paz que necesitaba. La observé unos instantes... su cabello negro, sus ojos marrones claros, su esbelta figura. Era hermosa.

Había sacado los genes de mamá, definitivamente. 

-Hey tontito, ¿Qué te trae por aquí?- sonrió y la imité.

-Hola cabeza de sapo, te extrañé. ¿Puedo pasar?-

Lola, mi hermana, solía estar sola en la ca

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