NARRADORAngélica está en su habitación, ya que había decidido separarse de dormitorio con Maximiliano. Sus apneas y ronquidos no la dejaban dormir por las noches y prefería pensar y recordar ese pasado que, según ella cree, tan feliz la habían hecho sentir.Que su única hija se haya ido de casa, no le generó la alegría que a cualquier padre le generaría. Ella esperaba, quería, que le costaran mucho más las cosas a Emilia, tal y como a ella le costó todo desde la muerte de sus padres.Si bien amaba a Emilia, al mismo tiempo la odiaba, ya que, si despertó del coma en aquel accidente, era por la culpa que sintió de dejarla tan pequeña e indefensa, pero desde ese día en que despertó; odió haberlo hecho, además de sentir que nada volvió a hacer lo mismo para ella.(…)Al despertar del coma, lo primero que vio Angélica fue el cielo del cuarto de hospital, una luz blanca titilante y ese olor a limpio, mezclado con desinfectantes que hasta el día de hoy no podía borrar de su memoria.Se vio a
Vivir con Felipe no es sólo el comienzo de una nueva etapa en mi vida, sino que es reestructurarse por completo, en cuanto a las rutinas, al día a día, a la comodidad que significaba llegar a casa del trabajo cansada y que te sirvieran un plato de comida sin mover un dedo.Ahora debía organizar mis tiempos, entre la movilización, la casa, el trabajo y tener tiempo para hacer nada.Por suerte para mí, con tan sólo un autobús llego directo a mi trabajo, aunque el recorrido demora casi lo mismo que ir de visita donde mis padres. Por las tardes es aún más agotador, ya que los atochamientos, la cantidad de personas en las calles y el querer llegar a casa, eran agotadores, pero siempre con una sonrisa al saber que llegaría y vería al amor de mi vida en casa, mi casa.Llevaba un par de semanas en que el recorrido devuelta a casa se volvía más agotador. Atochamientos de horas, consiguiendo que comenzara a llegar cada vez más tarde a casa.Salía del trabajo a las seis de la tarde y llegaba casi
ANGÉLICA(veintiséis años atrás)Los vecinos se han estado reuniendo y la verdad no he tenido el tiempo de juntarme con ellos, para saber de qué tratan las reuniones, ya que trabajo todo el día, o estoy con Emilia, a quién le estoy organizando su cumpleaños con sus pequeños amiguitos.Llevaba una semana corriendo y por suerte todo sale increíble, los niños se rieron muchísimo con los payasos que contraté y la más feliz es Emilia.Como el cumpleaños termina relativamente temprano y Maximiliano le está enseñando a Emilia a montarse en su nueva bicicleta, así que aprovecho y salgo a regar el jardín, por lo que una de las vecinas se acerca a conversar conmigo.—Hola, Angélica, ¿cómo está? —pregunta Mercedes.—Hola, Mercedes, bien, feliz porque el cumpleaños de Emi salió perfecto. Aunque algo cansada después de tanto ajetreo —comento.—Me alegro mucho —dice simpática— ¿Supiste que nos reunimos con todos los vecinos? —pregunta.—Algo supe, pero la verdad no me dio el tiempo de asistir a la r
Después de la consulta con el médico, intentamos bajar los niveles de estrés al máximo, por lo que Felipe les dejó bien en claro a mis padres, sobre todo a mamá, que trate de no sobrepasarse y que no me dé problemas.Descubrí también, leyendo e informándome, que los antiinflamatorios también desencadenaban en rush alérgicos, si es que le podemos llamar así, por lo que los corté de raíz.Ahora un poco más tranquila, sin tanto estrés, emociones fuertes y sin antiinflamatorios, los rush ya no me daban con tanta frecuencia, pero el uso de corticoides me había hecho subir de peso, lo que me tiene completamente desanimada. Y aunque Felipe no se queja, siempre me dice que le gusta dónde poder agarrar, cosa que me hace revolear los ojos, por lo que trato de llevarlo con calma.Llevo un par de semanas, haciendo una nueva dieta, por lo que me siento bastante motivada, aunque no estoy segura si es por esto, pero mi periodo se ha vuelto bastante abundante y doloroso, por lo que pido hora con la gi
Hace poco más de un mes que fue el control con la doctora y si bien lo habíamos hablado con Felipe, en secreto comencé a tomar el Ácido Fólico que me dio en caso de que quisiéramos tener hijos. Aunque por ahora, lo que más me preocupaba, era bajar de peso, para tener un futuro embarazo saludable. Estaba muy motivada por esto mismo, así que comencé a alimentarme mucho mejor.El periodo aún no se ajustaba como esperaba. Me duraba más de lo usual o simplemente no me bajaba, lo que comenzó a generarme cierta psicosis, ya que con Felipe estábamos “practicando” bastante para concebir un bebé.Estábamos entrando a los meses con más trabajo, haciendo los calendarios se les regala a los clientes a fin de año, preparando los catálogos navideños y lanzando campañas con ofertas por las cercanías de Navidad.—Me tienes cansado, Emi ¿Por qué no te haces un test y ya? —bufa Diego cabreado, aunque luego se ríe.—Me da miedo… ¿y si sale negativo? —pregunto inquieta.—Pues, sigues intentando y ya —respo
FELIPE“¡Estamos embarazados!”, dice Rodrigo emocionado, mientras abraza con uno de sus brazos a Marcela y con el otro levanta el test de embarazo.Veo cómo Emilia se pone de pie para saludar a Marcela, por lo que me pongo de pie y la sigo. Emilia le da un corto abrazo y la felicita, “Felicidades” le dice y la escucho pedir permiso entre mis tías y salir a toda velocidad de la casa, por lo que no entiendo nada. Me acerco a Marcela y a Rodrigo, dándoles un abrazo y las respectivas felicitaciones.Salgo de casa y miro a todos lados, Emilia no se ve por ninguna parte, por lo que me pongo a correr buscando donde pueda estar. La llamo al móvil, pero este me arroja al buzón.Corro por las calles del condominio hasta que en una de ellas encuentro a Emilia con sus rodillas abrazadas al pecho, con su cabeza enterrada entre las piernas, por lo que me acerco a paso lento, sin entender por qué reaccionó así.Lleva semanas actuando raro, pero no la he querido presionar a que me cuente. Estaba esper
Veo a Felipe dejar de untar el dulce de leche y quedar boquiabierto. No reacciona y yo sigo con carcajadas nerviosas, por lo que tomo el test y se lo enseño.—Dos rayitas es positivo —comento sonriente, para sacarlo de ese estado de shock o asombro en el que se encuentra.Felipe toma el test, lo observa y me queda mirando nuevamente, todo esto en cámara lenta, por lo que la risa que me había causado la situación ahora se estaba volviendo algo ¿Incómodo?Me toma por los hombros y me mira fijamente, con el test en una de sus manos.—Tomémoslo con calma, amor, ya pasaste por la ilusión de un embarazo hace poco y no quiero que esta vez pase algo similar —dice serio, por lo que mis ánimos flaquean un poco.—Por lo que tengo entendido, no existen los falsos positivos —explico un poco más segura—. ¿No te alegras? —pregunto sentida.—Si, amor, de verdad que sí, pero no quiero que sufras otra vez —dice preocupado.—Esta vez no lo estoy pasando sola, te he comentado cada día de atraso que llevo,
Al otro día, llego a la oficina y de inmediato me acerco a la oficina de Aníbal, mi jefe, para comentarle sobre mi embarazo. Golpeo la puerta de vidrio y él hace un ademán para que entre.—Hola, Aníbal ¿Cómo estás? —pregunto amable.—Hola, Emilia, todo bien ¿Qué cuentas? —pregunta enseguida.—Quería informarte que estoy embarazada, tengo trece semanas —digo contenta y lo veo que se pone de pie y me abraza.—¡Felicidades, Emi! —dice y yo le palmoteo la espalda, ya que no soy muy de abrazos.—Bienvenida al club —dice entre risas—. Aprovecha de descansar y dormir mucho —Me aconseja, ya que fue padre hace pocas semanas, por lo que me río.—Así dicen —digo soltando una carcajada, que lo hace reír.—Bueno, me alegro mucho por ti. Debes avisar en recursos humanos, por favor —explica y yo asiento.—Gracias —respondo, mientras salgo de su oficina.Después de pasar por recursos humanos e informar sobre mi embarazo, donde también me felicitaron, llego a la oficina y Diego, Andrés y Daniel ya habí