A los pocos días, tras aceptar la oferta de mi suegro, estuvimos haciendo todos los preparativos con el banco para comprar la casa. En mis cortos tiempos libres en la oficina, diseñé unas tarjetas para mis padres y para los padres de Felipe, donde les contamos las buenas nuevas sobre la casa y el banco, ya que, gracias a Dios, todo el trámite del hipotecario salió perfecto.Si bien, en un principio sentí ese rechazo tan profundo e indescifrable por la casa, lo atribuyo a la abuela Isabel, que no permitió que nadie se acercara a la casa hasta que lo decidiera por mi cuenta, o eso es lo que entendí del sueño que tuve con ella, donde le prometí que una vez estuvieran los contratos de compra venta de la casa, iríamos a visitarla a su lecho, en el cementerio.Una semana después…Lunes veintitrés de septiembre, ocho y treinta de la mañana. Estamos sentados en el hall principal del banco, esperando a mis suegros a que lleguen, para hacer primero el trámite bancario y luego hacer la inscripció
Poco antes de la compra de la casa, habíamos comprado unas cuántas cosas que encontramos en oferta, las cuales estaban apiladas en casa de mis padres.Después de la declaración de mamá, de que no quería que me fuera tan lejos porque se sentirían solos, les prometí que vendría de visita cada fin de semana. Y me prometí ayudar a que no se sintieran solos y se me había ocurrido una buena idea para ello.Hace unos años, recogimos una perrita de la calle. Estaba muy mal herida y, a pesar de que mamá no quería volver a tener una mascota, logré convencerla para que la acogiéramos en casa. Lubba, es una Cocker English hermosa, con ojitos tristes y es mi consentida, por lo que me costará dejarla, pero ella quedará en mi lugar. Aunque sé que para ella también será bastante difícil, ya que duerme conmigo.—Amor, tengo un plan —Le comento a Felipe, mientras reposamos en la terraza del jardín.Le cuento mi plan a Felipe, el cual consta en adoptar un gatito pequeño, para que les haga compañía a mis
FELIPE—Buenos días dormilón —dice Emilia con su dulce voz, dejando un recorrido de besos por mi espalda, pasa por mi cuello y siento su respiración cerca de mi oreja, por lo que me doy vuelta enseguida y me besa en los labios.—Qué rico amanecer así —digo sin abrir los ojos aún, ya que ser despertado por la persona que amas, es una de las mejores sensaciones de la vida. Poco a poco abro los ojos y me encuentro con esos ojos pardo que me tienen loco desde hace años y que, por fin, podré ver día a día al abrir los ojos—. ¿Desayuno en la cama? —pregunto sorprendiéndola, ya que quiero consentirla como nadie lo ha hecho nunca.—¿De verdad? —pregunta sorprendida, mientras se despereza.—A su orden, bonita —contesto y si fuera por mí, si me pide que le baje la luna, lo hago.Me pongo de pie de un salto y me dirijo a la cocina, sólo en bóxer.Entro a la cocina, pongo agua para preparar café y escucho “¡Gracias amor!” por lo que voy hacia el dormitorio, me asomo por la puerta y Emilia me lanza
NARRADORAngélica está en su habitación, ya que había decidido separarse de dormitorio con Maximiliano. Sus apneas y ronquidos no la dejaban dormir por las noches y prefería pensar y recordar ese pasado que, según ella cree, tan feliz la habían hecho sentir.Que su única hija se haya ido de casa, no le generó la alegría que a cualquier padre le generaría. Ella esperaba, quería, que le costaran mucho más las cosas a Emilia, tal y como a ella le costó todo desde la muerte de sus padres.Si bien amaba a Emilia, al mismo tiempo la odiaba, ya que, si despertó del coma en aquel accidente, era por la culpa que sintió de dejarla tan pequeña e indefensa, pero desde ese día en que despertó; odió haberlo hecho, además de sentir que nada volvió a hacer lo mismo para ella.(…)Al despertar del coma, lo primero que vio Angélica fue el cielo del cuarto de hospital, una luz blanca titilante y ese olor a limpio, mezclado con desinfectantes que hasta el día de hoy no podía borrar de su memoria.Se vio a
Vivir con Felipe no es sólo el comienzo de una nueva etapa en mi vida, sino que es reestructurarse por completo, en cuanto a las rutinas, al día a día, a la comodidad que significaba llegar a casa del trabajo cansada y que te sirvieran un plato de comida sin mover un dedo.Ahora debía organizar mis tiempos, entre la movilización, la casa, el trabajo y tener tiempo para hacer nada.Por suerte para mí, con tan sólo un autobús llego directo a mi trabajo, aunque el recorrido demora casi lo mismo que ir de visita donde mis padres. Por las tardes es aún más agotador, ya que los atochamientos, la cantidad de personas en las calles y el querer llegar a casa, eran agotadores, pero siempre con una sonrisa al saber que llegaría y vería al amor de mi vida en casa, mi casa.Llevaba un par de semanas en que el recorrido devuelta a casa se volvía más agotador. Atochamientos de horas, consiguiendo que comenzara a llegar cada vez más tarde a casa.Salía del trabajo a las seis de la tarde y llegaba casi
ANGÉLICA(veintiséis años atrás)Los vecinos se han estado reuniendo y la verdad no he tenido el tiempo de juntarme con ellos, para saber de qué tratan las reuniones, ya que trabajo todo el día, o estoy con Emilia, a quién le estoy organizando su cumpleaños con sus pequeños amiguitos.Llevaba una semana corriendo y por suerte todo sale increíble, los niños se rieron muchísimo con los payasos que contraté y la más feliz es Emilia.Como el cumpleaños termina relativamente temprano y Maximiliano le está enseñando a Emilia a montarse en su nueva bicicleta, así que aprovecho y salgo a regar el jardín, por lo que una de las vecinas se acerca a conversar conmigo.—Hola, Angélica, ¿cómo está? —pregunta Mercedes.—Hola, Mercedes, bien, feliz porque el cumpleaños de Emi salió perfecto. Aunque algo cansada después de tanto ajetreo —comento.—Me alegro mucho —dice simpática— ¿Supiste que nos reunimos con todos los vecinos? —pregunta.—Algo supe, pero la verdad no me dio el tiempo de asistir a la r
Después de la consulta con el médico, intentamos bajar los niveles de estrés al máximo, por lo que Felipe les dejó bien en claro a mis padres, sobre todo a mamá, que trate de no sobrepasarse y que no me dé problemas.Descubrí también, leyendo e informándome, que los antiinflamatorios también desencadenaban en rush alérgicos, si es que le podemos llamar así, por lo que los corté de raíz.Ahora un poco más tranquila, sin tanto estrés, emociones fuertes y sin antiinflamatorios, los rush ya no me daban con tanta frecuencia, pero el uso de corticoides me había hecho subir de peso, lo que me tiene completamente desanimada. Y aunque Felipe no se queja, siempre me dice que le gusta dónde poder agarrar, cosa que me hace revolear los ojos, por lo que trato de llevarlo con calma.Llevo un par de semanas, haciendo una nueva dieta, por lo que me siento bastante motivada, aunque no estoy segura si es por esto, pero mi periodo se ha vuelto bastante abundante y doloroso, por lo que pido hora con la gi
Hace poco más de un mes que fue el control con la doctora y si bien lo habíamos hablado con Felipe, en secreto comencé a tomar el Ácido Fólico que me dio en caso de que quisiéramos tener hijos. Aunque por ahora, lo que más me preocupaba, era bajar de peso, para tener un futuro embarazo saludable. Estaba muy motivada por esto mismo, así que comencé a alimentarme mucho mejor.El periodo aún no se ajustaba como esperaba. Me duraba más de lo usual o simplemente no me bajaba, lo que comenzó a generarme cierta psicosis, ya que con Felipe estábamos “practicando” bastante para concebir un bebé.Estábamos entrando a los meses con más trabajo, haciendo los calendarios se les regala a los clientes a fin de año, preparando los catálogos navideños y lanzando campañas con ofertas por las cercanías de Navidad.—Me tienes cansado, Emi ¿Por qué no te haces un test y ya? —bufa Diego cabreado, aunque luego se ríe.—Me da miedo… ¿y si sale negativo? —pregunto inquieta.—Pues, sigues intentando y ya —respo