Mara

Había pasado un mes donde pude convivir con los vampiros realmente era algo que no me esperaba, no son tan estirados como uno cree. Y tampoco les gusta tanto vestir de negro como las películas, sí... no son amantes de la luz del sol, tampoco son amantes de la comida muy cocinada. Algunos son muy alegres y les gusta bailar, en ningún momento me hicieron sentir diferente, tan solo los chistes por mi olor a lobo o perro mojado como me dicen, yo a cambio encontré que eran demasiado empalagosos y dulces sus aromas, así que las bromas siempre rondaban en esos temas cada vez que estábamos juntos.

Respetaron mis espacios, pero sobre todo se encariñaron mucho con mi pequeño Erick, quien ya tenía un mes de vida. Fue durante la cena que Nicolai, nos cuenta de que debería de ausentarse por un tiempo, porque va en ayuda del aquelarre, en una misión. Esto despierta mi curiosidad y la sonrisa del rey vampiro, quién llegué a apreciar como un verdadero hermano.

-¿sabes qué la curiosidad mato al g