Mara

Me había trasladado la cabaña, junto con mis hijos, la cabaña era bastante grande como para que cada uno tuviera su habitación y estuviéramos cómodos. Luego de la partida de Ammos, mi padre y Lina quisieron visitarme pero se los impedí, una vez que estaba acomodando las cosas para mi nueva vida golpearon la puerta y sabía que estaban ahí, no solamente mi padre, Lina, sino también Ann y Adam, al abrir la puerta pude verlos tenían entre cara de tristeza, vergüenza y una resolución para yo los pudiera recibir, sabía que no podía vivir con este rencor, la idea de todo esto era poder limpiarme de una situación tan tóxica como la que estaba viviendo. Ademas eran los abuelos de mis cachorros y no deseaba arruinar esa relación.

-¿que los trae por este lado de la manada?-pregunté sabiendo que no se iban a ir.

-hija no puedes vivir lejos de tu compañero, lo destruirá a ambos lentamente-decía mi padre.

-perdóname, debería haberte defendido desde el primer día que llegaste, nunca lo hice, fu