No me hago responsable de que vean los cubitos de hielo de forma diferente. jajaja
PDV Narrador. Esa noche de la inauguración de Liberty se hizo gala de su nombre, muchas parejas se tomaron varias libertades, era como si estuviera en la atmosfera, algunos querían probar un local nuevo, otros querían rendirse a sentir, todos querían demostrar el amor y la pasión en una entrega. En la bati cueva de batman ocurrió algo curioso, sus ocupantes no utilizaron ningún juguete, se acariciaron, se besaron, batman solo quería demostrar adoración a bati chica aun cuando llevaba en su vientre un bebe que no era de él. Hicieron el amor con dulzura, como si cada uno quisiera conocer y recordar muy bien el cuerpo del otro. Eso hizo un impacto en ella, quien por primera vez sintió hacer el amor, cuando Christine alcanzó el orgasmo con ella salieron unas lágrimas que, aunque asustaron a Mario, porque pensó que le había hecho daño, ella le aseguró que no, que simplemente no sabía porque lloraba. Pero por ningún motivo quería que el la dejara de abrazar. Ese mágico momento le mostró
PDV Isabel. Salí de la habitación y me dirigía a buscar mi cartera y mi teléfono que habían quedado en la mesa, sentía mi cuerpo agotado, no creía que tardaría mucho tiempo mas antes de irme. Al llegar a planta baja, cambie de parecer, la barra me llamaba, me senté y pedí una margarita, la tome y me dio curiosidad saber si Paolo estaba en nuestra mesa, caminé unos cuantos metros para asomarme y en efecto lo vi de lejos, estaba sentado hablando con Mario y Christine, su altura, espalda ancha y descubierta me hicieron recordar lo que me había hecho sentir hacía muy poco. El muy gallan se había quitado el casco, hasta que por fin se cansó, pensé. Un suspiro salió de mi y volví a tomar asiento en la barra, ahora que me esperara él por haberme dejado botada en la habitación, me era sorprendente como en este tiempo la actitud de impulsividad y algo de inmadurez del Paolo que conocí habían dado un giro de ciento sesenta grados, ahora podía ser un dominante. Y la verdad sea dicha, me encant
PDV Narrador. Luka actuó rápido y sostuvo a su fierecilla cuando la vio desfallecer, la cargó entre sus brazos y por un momento se sintió culpable. Paolo también dio un paso al frente en intentó quitársela al alemán. – No la toques – le respondió el de ojos azules caminando muy de cerca de Ajax y Pilar que lo seguían. – Quien no la debe tocar eres tú, ella es mi ... – fue callado por la grave voz de quién carga inconsciente a Isabel. – ¿Es tu qué? Ella no es nada tuyo, mejor vuelve con la rubia a la que te estaba follando niño. Paolo se detuvo, como lo podía haber sabido, se puso pálido, aunque ciertamente no era nada oficial de Isabel, él era su cita de esa noche y había terminado en el baño con una rubia. Mié**** había echado a perder su oportunidad o por lo menos ahora le costaría más por andar de calentón. Llevaron a Isabel a una de las habitaciones exclusivas de descanso y fue examinada por Ajax, quien le iba midiendo las pulsaciones mientras su mejor amigo la llevaba cargad
PDV Narrador. Para Luka esos treinta minutos que pasó el tratamiento por la vena de su fierecilla se le hicieron eternos, quería hablar con ella, pero ésta estaba pensantiva algunas veces y otras hablaba de cualquier cosa con Pilar que no se le quitaba del lado. Ajax había informado que ya casi amanecía que le había colocado un calmante a Isabel para que descansara, así que lo mejor sería que se quedará durmiendo ahí en la habitación. Pilar se ofreció a quedarse a su lado, pero Isabel le dijo que no y fue rotunda. Entre cuchilleo le dijo que mejor se fuera para su apartamento con Ajax y que le trajeran un cambio de ropa mañana o mejor dicho más tarde, cuando se despertaran. – Yo me quedaré cuidándola – dijo Luka bajo la mirada de “es lo mínimo que puedes hacer” de Pilar. – No es necesario – respondió Isabel. – Para mí si lo es, dormiré en el sofá – fueron las palabras de Luka para zanjar el tema. Más tarde cuando los dejaron solos , Isabel estaba algo atontada por el medic
PDV Narrador. Había pasado veinte días desde la inauguración de D´noir y cada viernes dos hombres se encontraban o bien en el aeropuerto de Frankfurt o en el de Madrid, esos eran Mario de las Casas y Luka Quant quienes venían a visitar a sus amadas. Christine no se sentía bien con las náuseas, mareos y vómitos propios del primer trimestre de embarazo, así que no salía mucho del apartamento que había comprado recientemente con Luka, ambos vivían ahí en habitaciones separadas, porque Luka quería mantener su apartamento de soltero para cuando Isabel viniera de visita y además Christine también necesitaría de privacidad con Mario. Ambos habían acordado que ese departamento se lo quedaría ella una vez se separaran, solo estaban a la espera de que los Albertch regresaran de un viaje alrededor de Asia que se planificaron ahora que Armin se había retirado para contarles. Los documentos de separación ya iban en camino, de hecho, esa tarde antes de irse de viaje los habían firmado así que le
PDV Narrador. A algunos les molesta la felicidad de otros. Adela había regresado a Frankfurt, había hecho lo posible por contactar a Christine y no había podido, por lo que se dedicó a seguir a Luka, ya sabía sus rutinas, la dirección de su nuevo apartamento, incluso que tomaba un avión a Madrid cada viernes y a veces los jueves, se veía siempre feliz, aunque estuviera serio los ojos le brillaban y eso la llenaba de más rabia. Christine había apagado la línea que solía tener y no la llamó mas a pesar de que le dijo que hablarían cuando ella se devolviera a Alemania, parecía que el esposo de mentira que se buscó la tenía influenciada o secuestrada. Por su parte debido a su malestar Christine no salía del apartamento, cada olor externo la hacía sentir náuseas y las arqueadas era terribles. Trabajaba desde casa e incluso su psicóloga la visitaba o hacían una video llamada, mucho había descubierto de si misma y del tipo de relación que había estado llevando con Adela. Cuando le reveló
PDV Narrador. La doctora iba distraída pensando en el avance que había tenido su paciente de hoy, la llamaron, contestó si teléfono justo antes de abrír la puerta de su camioneta, cuando sintió un empujón desde la espalda que la hizo pegar la cabeza del borde de la puerta, aturdida fue empujada hacia el puesto de piloto, ella volteó a ver a su atacante, pero este se estaba montando en la parte de atrás de su auto. – ¿Quien eres y que quieres?, llévate el carro si quieres, pero déjame – le pidió la mujer aterrada. Tratando de mirarla por el retrovisor, pero no pudo ver más que era rubia y de ojos azules y definitivamente era una mujer.– No me mires– le gritó la intrusa y sin esperar le puso una bolsa en la cara y la apretaba contra el posa cabeza. La doctora intentaba gritar, tomar aire mientras con sus manos arañaba los brazos de aquella mujer que la estaba asfixiando, pero aquella era fuerte, pero sobretodo decidida. Cuando ya sentía que se le acababa el oxígeno dejo de luchar, A
PDV Narrador. Esa mañana no habiendo dormido mucho a Christine le costó esperar una hora prudente para poder llamar a la doctora, a las nueve ya llevaba como diez llamadas y varios mensajes y nada de respuesta. Tampoco la iba a encontrar, pues el teléfono de la víctima se había caído debajo del auto cuando recibió el empujón de Adela, luego fue llevada al hospital. Donde la revisaron y también tuvo que someterse a una revisión de un médico forense, pues ahí mismo en el hospital le tomaron al denuncia y la declaración, había dicho lo que había visto aunque no sirviera de mucho, solo que era una mujer rubia, algo delgada, con suéter con capucha y lentes, que la había atacado desde la espalda. Los agentes policiales le hicieron varias preguntas, por ejemplo si tenía algún problema con alguien o si alguna paciente había reaccionado agresivamente alguna vez y pudiera ser una forma de venganza, o si había participado como testigo en algún juicio y a todo ella respondió que no. Luego reco