Capituló 2 Parte 2

Cuando me miro por completo, sus ojos se llenaron de terror y comenzó a hiperventilar, sus ojos aterrorizados se posaron en mí, su cuerpo se tenso e hizo puños sus manos. Fue algo inesperado, algo que todos los presentes notaron en cuanto yo aparecí frente al espejo, era como si hubiera visto al mismo Lucifer, David lo noto y volteo.

“¿Que ves Nicol?, “Haya afuera no hay nadie” ella lo vio gritando con la mirada de "Mentiroso", José se puso pálido ante su expresión, pero trato de recuperarse disimulando acomodar su ropa, ella volvió los ojos a mí, deliberadamente mis brazos cayeron a mis costados, trague saliva, todos abrieron la boca, pero cuando ella hablo todos se sobresaltaron emitiendo un gritillo, pues no era la voz de una joven normal, era la voz más terrorífica, que salía de su interior.

 “Crispar, odre, de, sor, far” dijo la voz casi con un susurro, pero las palabras fueron fuertes y claras, parecía que no había movido lo labios. Lo que dijo significa, “Te estoy esperando ama”. 

Deje escapar el aire lentamente, como si dejara escapar un suspiro, mi pecho subió y bajó por la intensidad, esto no era bueno, nada bueno.

– ¿Cómo es que te conoce? – Karla confusa me miraba con desconfianza, no le respondí, aún seguía hipnotizada por los ojos de Nicole que intentaban decirme algo, un secreto.

 – Se ha dirigido a ti – me acuso aún sobresaltada, a todos les latía el corazón con sobresalto, el mío latía aún más fuerte de lo normal y Nicole podía escucharlo eso lo sabía, pero también estaba asustada, siempre se me ha dado bien encontrar cosas perdidas y esta vez no era algo bueno.   

– Voy a entrar – conteste después de un silencio, el jefe abre la puerta y llama a David para que salga.

– ¿Qué sucede?

– Sal, ahora.

Me dirigí a la puerta con los ojos de la chica siguiéndome, podía sentir el poder de su mirada en mí, que no me perdió de vista hasta que aparecí en la puerta, entre intentando ignorarla y tomé asiento alejándome un poco de la mesa y de ella. Ojee su expediente como si hubiera algo que no supiera ya.

– Bien aquí me tienes. ¿En qué puedo ayudarte?’ – le ataje dejando la carpeta frente a mi. Ella me miró por un largo rato, la expresión de terror desapareció para transmutar a una curiosa, su respiración se regularizo, su respiración Y hablo anormal en un tono siseante sombrío.

– No deberías hacer eso – no comprendí sus palabras y la sonrisa que se extendió en su rostro – No si quieres meterte en líos, llamar la atención o simplemente su quieres morir.

– ¿Me conoces? – pregunte en nuestro idioma. Jugando con la carpeta en mis manos.

– Mira a nuestro alrededor, cuántas cosas se pierden, cosas que no podemos ver. Cuando. Estás en la oscuridad, y tú apareces. Apostaría. A que no sabes. Ni quién eres. Verdad. – ella miró hacia a su alrededor como si hubiera más presencia que la de ella y no la nuestra, pero solo éramos nosotras, sus dientes puntiagudos e uniformes se dejaban ver tras cada palabra. Su acento era complicado, se notaba que no hablaba el español.

– ¿Quién eres?

– ¿Importa quien soy? – ladeo su cabeza como si con eso me viera desde otro ángulo y volvió a enderezarse después de terminar su escrutinio. – Deberías preguntarte eso tu misma – me señalo sin soltar sus propios dedos desde la mesa – Yo te he visto antes. Al principio. Creía. Un error. Pero ninguno de estos. Perdedores han. Podido dar con la verdad. La única que nos ha traído aquí.

Me incline hacia adelante y le susurre.

– Igua. akanem. dotew. solox. bastro. midre – " No puedes hablar su idioma. Nunca lo has hecho".( le dije asustada) ella no contestó – ¿Que tú me conoces?, Jamás te he visto – continúe regresando a mi lugar. eleve la voz un poco más de lo normal me sentía asustada, dándole fuerza a este ser.

– Oh querida, te conozco. pero de otra manera, en otro cuerpo…Si se tu nombre es por qué. Uno. De ellos lo pensó... Yanis – se interrumpió a media frase al ver la confusión en mis ojos, entonces pregunto algo extraño. ¬ ¿Quién es tu maestro? ¬ parecía darse cuenta de algo que yo no, me encogí de hombros porque no sabía a lo que se refería, ella me hablaba con un sumo respeto y casi pareció intimidada hasta que evaluó mi reacción. Entonces ella rompió a reír, una risa siniestra, que heló mi sangre y cambio mi expresión serena, ¿Qué significaba esto, de que se dio cuenta esta chica?, para cuando volvió hablar, hablo en un latín fluido y claro entregándome un mensaje muy personal, que solo yo entendí, sus manos arañaron la superficie de la mesa como si quisiera arráncala en pedazos, torció su cabeza un muchas direcciones, como si se preparara para algo, 

– Estás jugando, algo muy peligroso.

– Yo no...

– ! ¡Tu impostora !... – arrojó la mesa, la cual se estrelló contra la pared y saltó sobre mi arrojándome contra la pared, mi cabeza rebotó contra el suelo, sus manos rodearon mi cuello, apretándome con tanta fuerza que podría ahorcarme, y azoto mi cabeza hasta marearme y me gritó.

– !Tu irle - seco - score! ¡Tu irle - seco - score! -– y luego cambio al alemán – ¡Sean meón i ¡Sean meón! ¡Meón!  

“¡Tú estás m*****a! ¡Tú le perteneces a ella! ¡Serás mía! ¡Mía! - y para mi horror lo último lo gritó al español.

– ¡Un premio para mí ama!… ¡Mía!, ¡Mía!, ¡Mía!” 

Afuera se volvió todo un caos, la mesa bloqueaba la puerta, gritaban para querer entrar y quitármela de encima. Mi ser sintió un frío de miedo, por alguna razón mi cuerpo sabía a qué se refería, por alguna razón mi mente reconoció ese terror, por primera vez me sentí en peligro, pero cuando ella me tocó, me vi a mi misma rodeada de cuerpos sufriendo. 

Como si mi mente sufriera un, ! Clic !, de lo más profundo de la oscuridad y pude ver un recuerdo que estaba oculto, vi a Israel peleando contra alguien, no sé qué significaba esas imágenes y porque las veía, pero no pude meditarlo mucho porque las siguientes memorias fueron tan terribles que me robaron vida, todas llenas de muertes, sangre, y dolor que no pude pensar en más ya que este ser apenas era humano, no era Nefilim, me sentí estúpida al no verlo desde antes, ella me soltó arrojándome contra la pared, estrellándome contra la mesa, esto provocó que José, Karla y dos policías más pudieran entrar, yo aún seguía aturdida, confusa por la cantidad de imágenes que se agolpaban en mi mente, imágenes espantosas que me causaban dolor, físico y emocional, entre los cuatro contuvieron a la chica que se abalanzó a por mi, pero eso no evitó que mientras la sacaban arrastras ella siguiera gritando en un latín fluido que solo yo entendía “ ¡Tú vas a caer! ¡Estás condenada, pérdida! ¡Tú le perteneces! ¡Le perteneces! ¡Maldita, mil veces m*****a!” Cuando por fin se la llevaron aun escuchaba sus gritos y yo seguía en el suelo, lo que no previne después, empeoró las cosas, Karla, en un intento de ayudarme me toco, antes que José pudieran advertirla. Me retorcí en mi interior cuando puso sus manos sobre mi cuello, como si me hubieran apuñalado en la espalda, las imágenes, el poder que había dentro de mí, hizo todo temblar, sacudiendo la habitación solo por 20 segundos y después todo volvió a la normalidad, me fui poniendo en pie, poco a poco aferrándome a la pared, todos me veían preocupados por lo que paso, me miraban pidiéndome una explicación de lo que sucedió, pero yo no podía explicarles, porque ni yo lo sabía. Recupere el aliento, José me acercó una silla, pero no me senté, pase de largo y todos me siguieron en silencio, identifique un olor a podrido tan fuerte que contamina el aire de mis pulmones, y ese olor no se iría nunca, continuaría ahí y debía tomar aire limpio, pero no del que se respira en la ciudad, más bien el que deja que mi mente se aclare. Era hora.

Me arrastré con dificultad debilitada apoyándome de las paredes por las escaleras porque no me atreví a tomar el ascensor, pasando entre los cuerpos ignorando cada roce que recibía, tratando de no enloquecer. Hasta que estuve afuera en la calle.

– ¿Estás bien? – me preguntó José con suma ansiedad.

– Si… Estoy… Cansada… Es todo… Debo…Irme, debo alejarme – dije entre jadeos, mientras recuperaba el aliento.

Miraba a todos lados, en busca de una explicación, pero nada parecía tener sentido, cuando logré aclarar mi mente, “Israel” pensé. 

José y Karla seguían tras de mí.

– Tengo que irme – articule cada palabra volviéndome hacia ellos.

– Está bien...jefe cree que… – respondió José 

– Debo irme, tengo que salir de aquí – mi boca apenas vibraba con cada palabra.

– Primero que te vea un doctor. Te daré una licencia... tómame 15 días – me contestó Charlie el jefe del FBI.

– Debo irme ahora – avance hacia adelante y Charlie me sujeto de la mano antes que desapareciera, sus recuerdos eran nobles, siempre sacrificándose por su familia, luchando, el sabia cuando tocarme, este hombre generoso, era el único fiel al creador que conocía, hasta ahora era un hombre de verdad, de uno en un millón. Respire profundamente cerrando los ojos un momento, para absorber sus pensamientos, un hombre como él siempre marcaría la diferencia. Es uno de tantos dones que poseo, me quité mi gafete de acceso y se la di con una promesa en su mente. “Volveré. Pero no ahora amigo. Espérame” él me respondió con una sonrisa de consuelo. No me detendría. No me preguntaría más y le agradecí en mi interior que no lo hiciera. Lo que hubiera pasado hoy. Quizá Israel me daría las respuesta.

– Aquí tienes un lugar con nosotros, toma el tiempo que quieras, y suerte con lo que pase. Recuerda que puedes contar con nosotros. Que no somos tan malos – por supuesto él sospechaba lo que yo era, aunque no lo diría en voz alta. 

– Adiós – me despedí dándole un beso en la mejilla y guardando en mi memoria el olor de su colonia ha clavel.

– Nunca digas adiós, siempre es hasta luego – se despidió José 

– Prometo llamar y darles respuestas... necesito alejarme. 

Me di la vuelta dejando los atrás, sin volver la vista, hasta mi departamento.

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