TomásMe aparté de mala gana, con los ojos todavía fijos en la escena que tenía delante. Sophia estaba en brazos de aquel bastardo, y la rabia que había sentido al principio seguía palpitando en mi interior. Pero sabía que tenía que controlar esa emoción, no sólo por su bien, sino también para evitar que la situación empeorara.Apreté el puño con fuerza y me clavé las uñas en la palma mientras intentaba contener la frustración que bullía en mi interior. Las venas de mi puño palpitaban por la tensión que sentía.Respiré hondo, intentando recuperar la compostura. Sophia no merecía ver más hostilidad, sobre todo después del desastre que ya había ocurrido. Así que di un paso atrás, alejándome de la escena, y me concentré en controlar mi respiración. Me quedé allí, observando la escena durante un momento, sintiendo una mezcla de emociones contradictorias. Seguía dolida por la forma en que me habían tratado, pero también me daba cuenta de que Sophia estaba pasando por un momento difícil. S
SophiaTodo estaba tranquilo en la sala después de la tensa situación que se había producido. Me aliviaba ver que la confusión se estaba calmando y tenía la esperanza de que por fin pudiéramos resolver este malentendido.Sin embargo, de repente, Vítor empezó a discutir de nuevo con Tomás. No entendía por qué lo hacía, sobre todo después de todo lo que había pasado. El lío anterior debería habernos enseñado la importancia de mantener la calma y encontrar la manera de resolver nuestros problemas de una forma más civilizada.Me sentí frustrada y preocupada al ver que empezaban a intercambiar palabras duras de nuevo. No quería que las cosas empeoraran y no entendía por qué Víctor insistía en ello. Me sentía impotente, incapaz de controlar la situación o conseguir que dejaran de discutir.Mientras seguían intercambiando acusaciones y provocaciones, me encontré en medio de aquella tormenta emocional, incapaz de conseguir que se entendieran. Era una sensación de impotencia abrumadora y sólo
VítorMe quedé allí, justo delante de ella, intentando procesar el hecho de que Sophia no quería volver a casa conmigo. Era como si me hubieran arrancado el suelo de debajo de los pies. La confusión y la incomodidad flotaban en el aire, y yo no podía creer que ella estuviera tomando esa decisión.Para colmo, el desgraciado de Tomas estaba en la habitación con nosotros. Podía ver claramente que no estaba allí sólo como amigo, como le habían presentado. Había segundas intenciones en sus ojos, y era obvio que no estaba interesado en ser amistoso. Mi intuición me decía que estaba intentando aprovecharse de la situación, y eso no hizo más que aumentar mi enfado.La sensación de impotencia era abrumadora. No quería creer que Sophia estuviera siendo influenciada por él, que me estuviera eligiendo como la parte mala de la ecuación. Pero por mucho que quisiera negarlo, la realidad estaba ahí, delante de mis ojos.Mi deseo de enfrentarme a Tomás era abrumador, una tormenta de ira rugía en mi in
Tomás¿Qué coño es eso que tengo delante? Apenas podía creer lo que veían mis ojos. Ese idiota estaba allí de pie, a centímetros de Sophia. La tensión en el aire era casi insoportable, y podía sentir cómo me hervía la sangre. Mi primera reacción fue apretar el puño con fuerza, mis uñas casi perforando la palma de mi mano. Las ganas de golpear a aquel tipo, de hacer que se alejara de ella, eran abrumadoras. ¿Cómo pudo acercarse tanto a ella? ¿Cómo pudo Sophia dejar que se acercara tanto?Luchaba contra una mezcla de ira y celos, una tormenta de emociones que parecía apoderarse de mí. Ver a ese imbécil allí, tan cerca de Sophia, fue como una puñalada en el corazón. No entendía por qué lo permitía, por qué no lo apartaba de un empujón.Intenté mantener mi expresión bajo control, pero mis manos temblaban ligeramente. No quería montar un escándalo allí, no quería empeorar las cosas, pero era difícil contener la rabia que me quemaba por dentro.Cada movimiento que hacían, cada mirada que i
VítorEl intercambio de palabras con Tomas era cada vez más intenso y hostil. Podía sentir la ira burbujeando en mi interior, y mis palabras salieron en un tono áspero y acusador.- Debes comer mierda para pensar que me estoy aprovechando de Sofía. - Dije, con mis palabras llenas de indignación.Él no dudó en replicar, alzando la voz en señal de desafío:- Mira cómo me hablas, imbécil vividor. - Levantó la mano y me señaló con el dedo.Mi paciencia se agotaba rápidamente y no tenía intención de echarme atrás. La acusación de que me estaba aprovechando de Sophia era absurda, y no dudé en responder, ahora con un tono cargado de sarcasmo e ira:- Hablaré como me dé la gana, y sí, comiste caca, y no cualquier caca, debió ser de la que dejan los perros mestizos que vagan por las calles. Sólo tu cabeza de mierda piensa que le haría algo así a Sophia.La tensión en la habitación estaba realmente al límite. Nuestras palabras airadas y hostiles creaban un ambiente muy intenso, y yo sentía que
SophiaEn ese momento, estaba en la cocina, ayudando a mi abuela a organizar la compra que habíamos hecho. Las bolsas estaban extendidas sobre la mesa y yo me dedicaba a colocar los alimentos en el lugar adecuado, como mi abuela me había enseñado a lo largo de los años.Mientras rebuscaba en las bolsas, oía la acalorada discusión entre Vítor y Tomás en el salón. Mi mente estaba confusa y preocupada por la tensión que se había creado entre ellos. No entendía por qué las cosas se habían descontrolado de aquella manera.Mi abuela estaba concentrada en su tarea, pero sabía que también era consciente de la situación en la sala. Sin embargo, hasta ahora no había dicho nada, probablemente esperando a que yo arreglara las cosas con ellos dos.Sabía que tenía que poner fin a la grosera situación, pero en
TomásSalí de casa de los abuelos de Sophia con un nudo en la garganta y un sentimiento de frustración ardiendo en mi pecho. No podía creer que me hubiera echado de aquella manera, como si fuera un intruso en su vida.***- Tomás, vete, por favor. - Me ordenó con firmeza. - Necesitamos un momento a solas.- ¿Cómo que a solas? - pregunté, completamente confundida por la situación. Miré a Vítor, el playboy que estaba en el sofá con la abuela de Sophia, y luego volví la mirada hacia ella. - No puedo dejarla sola con ese idiota. ¡Y no ibas a decirme que ibas a dejar esta mierda de trabajo!Mis palabras salieron con una mezcla de preocupación y frustración. No entendía por qué Sophia quería quedarse a solas con esta mierda, sobre todo después de todo lo que había pasado. Ademá
VítorCuando Tomás se marchó, la abuela de Sofía nos invitó a desayunar con ellos. Miré a Sofía, buscando su opinión:- ¿Quieres que me quede? - pregunté preocupado por su reacción.Sophia respondió con una larga sonrisa:- Sí, claro. Estaré encantada de que aceptes.Con su aprobación, respondí a la señora:- Muchas gracias por la invitación, estaré encantada de desayunar con usted. - Al fin y al cabo, estar al lado de Sophia era lo que más importaba en ese momento. Agradecí la oportunidad de compartir ese momento con ella y con su encantadora abuela.La abuela de Sophia nos invitó a desayunar y, al mismo tiempo, destacó la sencillez de la casa. Señaló la cocina y se explicó:- Vale, pero no te fijes, ésta es una casa sencilla. No es como tu mansión, donde la criada lo hace todo.Sofía, un poco avergonzada, intervino:- ¡Abuelita!La señora se llevó la mano a la cara, quizá dándose cuenta de que había puesto a su nieta en un aprieto. Sophia estaba claramente preocupada por la impresió