Por ahora señora Lutz, su esposo nos ha dicho lo que ha sucedido, quizás más adelante necesitemos de usted. Pero entienda que es difícil hacer algo sin pruebas. La caja a la que se refiere no está, comprenda nuestro escepticismo.
—Mary...
— ¿La mujer que está supuestamente muerta?
Ana asintió con la cabeza.
—Supuestamente no. Sé que vi una caja, quizás quién me la envió se la llevó mientras me escondía en el baño.
—No se preocupe que si ese sujeto decide molestarla de nuevo, lo atraparemos,
Daniel había vivido parte de su vida en Estados Unidos y parte en Inglaterra. Su padre era un prestigioso médico y dividía su tiempo en ambos países, en los que tenía sus propias clínicas. Aunque médico de profesión, Daniel tenía alma de ganadero.Tenía tres amigos con los que hizo sus travesuras en la infancia y ahora, ya hombres maduros, seguían sus carreras sin perder esa conexión. Había una persona...una mujer para ser exactos, que le mantenía en constante incomodidad. A decir verdad todo lo relacionado a Anna Greyson le producía un fuerte desasosiego, por eso se comunicó con su amigo Lucien.No es que no confiara en sus otros dos amigos, pero charlar con Lucien parecía ser más fácil. Quizás era porque era el único de los cuatro que esta
Hospital privado, Londres. Años atrás—No hay rastro de la mujer, ni de la niña.— No puede ser, la madre ha tenido que ser sedada, este es el mejor hospital de Londres, ¿Cómo cree que esto nos va a afectar, agente Maloner?—Me importa un bledo la maldita publicidad, es obvio que ustedes tienen toda la culpa, sus pacientes pagan una fortuna y ni siquiera pueden proteger a los bebes.—No se atreva a criticarnos agente de porquería.— ¿Agente de porquería? Vamos a dejar algo claro de una sola vez, fue usted el que me l
Mientras la veía alejarse sentía que la sangre le hervía, ese tipo la golpeaba, aunque no podía hacer nada sin pruebas iba a estar pendiente.Al día siguiente vio que Samuel salía temprano, así que fue a buscarla pero Mary le dijo que estaba enferma y que no podía salir de casa, claro que él no le creyó y entró a buscarla. Cuando llegó a la habitación la vio en la cama, no tenía golpes ni nada pero si estaba muy pálida. Se sentó a su lado y cuando le tocó la cabeza se dio cuenta de que estaba hirviendo, Mary entró con todo listo para aplicarle compresas frías.— ¿Qué medicamentos está tomando?
—Imagino que eres Luke , le dijo Mark Lutz dándole la mano.—Mucho gusto doctor Lutz.—Mi hijo Daniel y yo hemos venido ayudarte, Mary estaba alterada y nos pareció lo mejor.—La verdad se lo agradezco muchísimo, soy veterinario y temía llegar a encontrarla herida, ahora que si ustedes están aquí será mejor.—No sé por qué perder el tiempo buscándola —dijo Daniel— quizás lo haga para llamar la atención.—Así que A
La espalda estaba llena de marcas, Luke apretó los puños para lograr controlar la rabia que sentía. Su propio padre... Cuando Mark Lutz vio a Anna, terminó de confirmar lo que ya sabía gracias a Luke.—Anna es como una hija, ese bastardo es un desgraciado. Le inyectaré un analgésico y te daré una receta para las medicinas.— ¿Va a dejar de sangrar tanto? —preguntó la pobre Mary—— Con los latigazos Samuel rasgó los vasos capilares de la espalda de Anna. Aunque el cuerpo esté tratando de detener el sangrado enviando a las plaquetas algunos componentes encargados de la coagulación, los cortes son profundos. No
Trampa—Bueno Anna, te vi hablando con Daniel anoche. No me gusta y mejor me dices de qué conversaban.—Al principio me sorprendió verlo, solo me dijo que estaba aquí por algunos días, y pasó todo el rato hablándome de su trabajo.—Tendrás que enredarte con él, necesito que me des información.—Jamás le haría eso ¿acaso estás loco?—Lo vas a hacer porque yo lo digo y punto.Dos golpes bastaron para dejarla aturdida. Anna
Un cambioYa llevaban cerca de una hora de viaje, la salida había sido difícil ya que los medios de comunicación habían abarrotado el centro médico, por suerte Mark les había dicho que la hija de Greyson aún se encontraba hospitalizada, lo que les dio la posibilidad de marcharse sin que les siguieran.—Gracias por salvarme.—No se merecen, Ana. Tendría que haberlo hecho hace mucho.—No...Ana se sentía mal, estaba pálida y sudorosa. Cerró los ojos y se sujetó de la mano que Daniel llevaba sobre su pie
LondresAna se paseaba nerviosamente por su jardín, las ganas de salir huyendo eran inmensas. La noche anterior había preparado su equipaje, sus documentos para el viaje y ya no tenía nada que hacer salvo esperar por él. Lo que más rabia le daba era que le estaban arruinando la fecha, la navidad debía ser una época de fiesta, alegría... pero en su caso no era así. Se veía obligada a regresar para enfrentar al mayor culpable de todas sus desgracias, el hombre que la crio como si fuera su hija.Durante su infancia fue víctima de sus golpes, de su agresión sexual. Había logrado irse pero ahora tenía que testificar en el juicio, porque de eso sí estaba segura, deseaba verlo tras las r