Trampa
—Bueno Anna, te vi hablando con Daniel anoche. No me gusta y mejor me dices de qué conversaban.
—Al principio me sorprendió verlo, solo me dijo que estaba aquí por algunos días, y pasó todo el rato hablándome de su trabajo.
—Tendrás que enredarte con él, necesito que me des información.
—Jamás le haría eso ¿acaso estás loco?
—Lo vas a hacer porque yo lo digo y punto.
Dos golpes bastaron para dejarla aturdida. Anna
Un cambioYa llevaban cerca de una hora de viaje, la salida había sido difícil ya que los medios de comunicación habían abarrotado el centro médico, por suerte Mark les había dicho que la hija de Greyson aún se encontraba hospitalizada, lo que les dio la posibilidad de marcharse sin que les siguieran.—Gracias por salvarme.—No se merecen, Ana. Tendría que haberlo hecho hace mucho.—No...Ana se sentía mal, estaba pálida y sudorosa. Cerró los ojos y se sujetó de la mano que Daniel llevaba sobre su pie
LondresAna se paseaba nerviosamente por su jardín, las ganas de salir huyendo eran inmensas. La noche anterior había preparado su equipaje, sus documentos para el viaje y ya no tenía nada que hacer salvo esperar por él. Lo que más rabia le daba era que le estaban arruinando la fecha, la navidad debía ser una época de fiesta, alegría... pero en su caso no era así. Se veía obligada a regresar para enfrentar al mayor culpable de todas sus desgracias, el hombre que la crio como si fuera su hija.Durante su infancia fue víctima de sus golpes, de su agresión sexual. Había logrado irse pero ahora tenía que testificar en el juicio, porque de eso sí estaba segura, deseaba verlo tras las r
El juicio parte 1—Se vienen momentos difíciles.—Lo sé, intentaré mantenerme tranquila.—Te amo Ana.—Y yo a ti. Pero sé que esto no me afecta solo a mí. Te sientes responsable. Por eso es más difícil lo que te voy a decir.— ¿Lo que me vas a decir? ¿De qué hablas?—No quiero que Cole y tu estén presentes, especialmente tú.
Juicio parte 2Cuando llegaron lo que vio le heló la sangre, estaba bastante pálida y la blusa beige estaba empapada en sangre. Apenas dio un par de pasos se desvaneció. La llevaron a la habitación de Daniel, y le dejaron a solas con ella, a pesar de las diferencias aún era su esposa, por lo que nadie dijo nada.Mark Lutz le ofreció ayuda, pero la rechazó, ambos necesitaban ese tiempo. Le aplicó un sedante y luego le revisó la frente, el corte era pequeño, así que no necesitaba de ninguna sutura.— ¿Cómo está?—Bien, el corte era muy peque&
PesadillaA pesar de que el juicio había terminado y que a Samuel le habían dado 45 años de cárcel, Ana se sentía mal. Haberlo visto de nuevo, a sus ojos lujuriosos y sus comentarios obscenos la hacía sentirse enferma. Ahora estaban todos en la cocina de la casa de Mark, mientras ella dormía, o al menos era lo que ellos pensaban. Se había escapado y se encontraba en la que fue su casa, necesitaba ir al ático a buscar su caja de tesoros. Si Samuel se hubiese enterado de que ella guardaba los regalos que año con año le enviaba Daniel la hubiese matado, pero había logrado esconderlos con ayuda de Mary.Claro que cuando se escapó, todo había parecido sencillo, pero en ese momento, estaba fre
Por ahora señora Lutz, su esposo nos ha dicho lo que ha sucedido, quizás más adelante necesitemos de usted. Pero entienda que es difícil hacer algo sin pruebas. La caja a la que se refiere no está, comprenda nuestro escepticismo.—Mary...— ¿La mujer que está supuestamente muerta?Ana asintió con la cabeza.—Supuestamente no. Sé que vi una caja, quizás quién me la envió se la llevó mientras me escondía en el baño.—No se preocupe que si ese sujeto decide molestarla de nuevo, lo atraparemos,
Daniel había vivido parte de su vida en Estados Unidos y parte en Inglaterra. Su padre era un prestigioso médico y dividía su tiempo en ambos países, en los que tenía sus propias clínicas. Aunque médico de profesión, Daniel tenía alma de ganadero.Tenía tres amigos con los que hizo sus travesuras en la infancia y ahora, ya hombres maduros, seguían sus carreras sin perder esa conexión. Había una persona...una mujer para ser exactos, que le mantenía en constante incomodidad. A decir verdad todo lo relacionado a Anna Greyson le producía un fuerte desasosiego, por eso se comunicó con su amigo Lucien.No es que no confiara en sus otros dos amigos, pero charlar con Lucien parecía ser más fácil. Quizás era porque era el único de los cuatro que esta
Hospital privado, Londres. Años atrás—No hay rastro de la mujer, ni de la niña.— No puede ser, la madre ha tenido que ser sedada, este es el mejor hospital de Londres, ¿Cómo cree que esto nos va a afectar, agente Maloner?—Me importa un bledo la maldita publicidad, es obvio que ustedes tienen toda la culpa, sus pacientes pagan una fortuna y ni siquiera pueden proteger a los bebes.—No se atreva a criticarnos agente de porquería.— ¿Agente de porquería? Vamos a dejar algo claro de una sola vez, fue usted el que me l