Él dejó de caminar cuando el verbo felicidad cruzó por mi boca. Sabia cuanto había tenido que pasar, desde el rechazo de mi madre hasta el odio infundado de Jessenia.—Pero… como vas a… criarlo… necesita un padre… — añadió lentamente.—Y lo tiene… él está… está aquí papa — dije revelando la presencia de Edgard.—Se lo dijiste… — me dijo él, debía sentirse dolido de que Edgard se hubiese enterado primero que él pero en ese momento las circunstancias no eran favorecedoras para ninguno de los dos — Te debió dar la espalda… un hombre… como él — sacudió los puños y dijo después de otros — Debes decirme dónde es que… trabaja… él debe responder… así le hayas pagado… —No lo hice… — dije en voz baja — O bueno si le pagué pero él no aceptó el dinero… Él me miró fijamente, debía ser complicado de aceptar que un prostituto que se acostaba con mujeres para recibir dinero no se lo hubiera recibido a su hija…— Pero… entonces… ¿cómo fue que se enteró? —Amanda quería que se lo dijera pero yo no… é
EDGARD El inevitable beso de la despedida se dio y tuve que dar media vuelta para irme. En cuanto la deje me dirigí a la vía principal que conocía y aborde un taxi con intenciones de irme a dormir dolorido de cuerpo por no poder estar con ella y feliz del alma por que al fin, el luchado sueño de mi vida, de ser parte de algo mas que de un burdel, se hacia realidad. Ahora tenia una familia e iba a ser parte de ella, tendría la mia, mi propio hijo y mi propia mujer y tambien a mi propio padre. Cuando llegué al hotel decidí llamar a Alexander para ir arreglandolo todo, a fin de que pudiera tomar mis ahorros y pudiera dejar de lado, de una vez y por todas, la vida a la que a temprana muerte de mi madre me había condenado. —¿Ambrosia?— contestó la lúgubre y entrenada voz de Carl, el recepcionista. —Carl… es Edgard… — dije. —Jefe— dijo él evidentemente sorprendido y seguramente asustado de haber hablado así al jefe, pero ese era el entrenamiento que había recibido y yo como antigua a
EDGARDLa seda calida del interior de su cuerpo me recibió apretadamente, toqué la dedicad piel de su abdomen y caderas y la empujé contra mi unas veces mas hasta que mi cuerpo casi se estrujó dolorosamente en busca de liberación.Cuando esta llegó fue tan explosiva como si se tratara de la primera vez.Cuando calmé mis ansias de ella decidí hacerle el amor de una manera más civilizada, cosa de la que nunca me cansaría.Cuando terminó la noche, con ambos parcialmente saciados, dormimos como siempre abrazados el uno al otro encontrando así la paz que durante mucho tiempo habia sido arrebatada de nosotros por diferentes razones.Y dentro de una semana me casaría con la muchacha más maravillosa que la vida me haya puesto en el camino.A muchos kilómetros de distancia .…JESSENIA SMITH Era una idiota y lo sabia, pero no por que lo supiera dejaba de serlo, Michael me estaba traicionando, a mi, a la mas hermosa de las mujeres, aquel mal nacido saco de papa con el que me había casado se at
MARIANNEDos meses despuésQue día tan agotador. Estaba recostada en la cama de Edgard, en el departamento que había alquilado mientras nos mudábamos a la casa que había comprado para mí en alianza con mi padre. Habían pasado muchas cosas en esos dos meses.Amanda había traído a Roselyn y Emmanuell y entre todos nosotros estábamos organizando nuestra boda. Ya tenía apartado el sitio y el banquete y también los arreglos de flores que adornarían la iglesia, las invitaciones habían sido repartidas y estuvimos de común acuerdo en enviarles una invitación a ellos.Temía si Jessenia tenía algún plan para pifiarme el día pero mi padre había asegurado que no se los iba a permitir, él, por medio de una llamada le había dado a conocer a ella que sabía todo lo que había hecho para dañarme y que estaba dispuesto a desenmascararla delante de todo el mundo si intentaba hacer algo sucio, eso me dio un margen de seguridad suficiente.Me había ido a vivir con Edgard en consentimiento con mi padre y po
Si estaba pasando y me agradaba no ser la única con problemas para creérselo, me daba algún tipo de margen de seguridad. Al menos por ahora.— ¿Donde está Marianne? —En su visita matutina para alimentar al inodoro con lo que ella no quiere — Rose hizo un sonido con asco, Amanda era demasiado expresiva además lo decía como si fuera culpa mía y no del gourmet monstruo que crecía dentro de mí.—¡Te oí! — le grité desde arriba. Ambas rieron mientras sus inconfundibles pasos se oían a distancia, venían hacia mi cuarto.Cuando Rose entró se abalanzó sobre mí para abrazarme con cuidado.—Cada día estas más grande — comentó sin ningún tipo de sensibilidad para mi recién poco reparada autoestima.—Gracias… — le dije gélidamente.—Estaba bromeando — dijo sinceramente y casi lo creí — Estas bellísima, tienes un brillo en los ojos que antes no estaba diciendo la verdad, comprendí con emoción, los sentimientos que me acompañaban desde que estaba al lado de Edgard eran los que me hacían lucir como
El orden de entrada era así.Amanda tomó a mi padre del brazo y él a ella. A través de la tela de mi velo vi a los tres hombres de nuestras vidas parados en mitad de la iglesia cada uno con el ramo de cada una. Lirios tenía el mío y Edgard, magnánimamente atractivo en su traje, los sostenía para mi mientras sentía el calor verde de sus ojos sobre mi figura, seguramente tan diferente de las de ellas.Amanda caminó al ritmo de la música más bien deslizándose sobre la roja alfombra mientras Jason la veía avanzar extasiado, con la expresión mas enamorada que jamás había visto. Se sonrieron aun desde la distancia y cuando mi padre finalmente cedió el brazo de Amanda a Jason ellos se sonrieron, ella a través del velo que él levantó apenas ella soltó el brazo de mi padre.La música continuaba.Ahora era mí… un momento.Roselyn avanzó un paso delante de mí en modo de advertencia.—Pero seguía yo — le susurré contrariada.—Lo siento, Marianne, ordenes de Amanda — dijo ella sonriendo.Ella quer
Puso la alianza dorada con una piedra extravagante que Emmanuell había escogido para él, no podía faltar. Tomó la mano de Roselyn y los cuatro se volvieron para ver nuestro ritual. Suspiré y tomé el anillo mientras sentía las miradas de todos sobre mí.—Ed… Edgard… — tomé el anillo y sentí que la mano seguía temblándome, como pudo lo deslicé en la punta de su dedo mientras leía lo que había en el cuaderno— Recibe este anillo como prueba de mi amor y fidelidad desde hoy y para el resto de la vida que nos aguarda. — Hable rápidamente, seguramente el debía estar siendo participe del gran nerviosismo que sentía, pero todo se estaba desarrollando, contrario a mis pronósticos estaba uniendo mi vida a la de Edgard. Escuché que alguien corría un banco tras nosotros en el momento en que Edgard tomó el complemento de mi sortija de compromiso, no sé por qué, mas por instinto me di la vuelta y miré quien había corrido la silla.—No— pensé y grité para mis adentros. ¿Que hacían ellas aquí? ¿Y prec
El contenido de la carta pesó en mi pecho. No sabía porque pero no me sentía con ánimos de leer lo que fuera que esa carta contuviera. Un recuero de un abrazo de ella era infinitamente mejor que imaginar siquiera lo que esa carta contenía. Como había recalcado antes conocía muy bien a mi madre como para saber que ese abrazo era lo máximo que podría obtener de ella. Nada más. Palabras que sabía que tal vez no sentía no debían empañar lo poco que había conseguido de ella en este resultado de mi vida, esa carta seria destruida en algún momento de esta noche y yo recordaría a mi madre como una falsamente preocupada por mi y si tenía un poco de suerte la encontraría algún día, cuando su devoción por Jessenia hubiera cedido un ápice.—¿Qué vas a hacer? — me dijo mi padre, estaba haciendo referencia a la carta.—Dejaré que el recuerdo de este abrazo predomine sobre todo lo demás, no la voy a leer, no voy a decepcionarme de mi madre aun mas, la quiero y este abrazo comprueba que ella a mi… me