Todo el público se levantaba de sus mesas y bailaban coreando las canciones… El video terminó al parecer se había caído al suelo, Adam apagó su teléfono y se quedó pensativo en el escritorio. Alma bailaba al ritmo de la canción y mientras se movía se topó con William quien perdió el teléfono y cayó al suelo. “¡Oye fíjate!”. Alma le sacó la lengua y siguió bailando, William recogió su teléfono y se fue a otra parte. Después de animar el bar por una hora completa, Melody y los chicos bajaron del escenario, el ambiente siguió cuando el Dj siguió con la música. Alma se acercó a su amiga con una bebida que tenía popote y paraguas. “Hola Melody”. Ya estaba algo animada y sonreía feliz. Mientras se movía al ritmo de la música Melody negó. “Deja de beber”. Alma hizo un puchero. “Vamos… son mis últimos días de libertad… mis padres me están obligando hacerme cargo de la empresa… es eso o casarme”. Melody entendió, observó la hora. “Es hora de irme”. Alma asintió, se despidió y siguió
William y Melody llegaron a la televisora, bajaron juntos, había una fila larga. Melody miró a William. “Gracias por traerme, pero deberías volver, tardare un buen rato”. William negó sonriendo. “Te acompañare”. Melody insistió, pero William no aceptó dejarla sola. Llegó el turno de Melody y William le dijo. “Buena suerte”. El pequeño escenario estaba decorado simple detrás el título del concurso estaba colgado, con letras brillantes, un micrófono en el centro, Melody camino hasta él quedando frente a una mesa donde tres jueces revisaban sus apuntes. Melody se acercó al micrófono. “Buenas tardes, soy Melody… López” Los jueces asintieron para que ella empezara, tenía que cantar a capela. La voz de Melody recorrió el lugar, era la canción de Natalia Jiménez- creo en mí… Ya me han dicho que soy buena para nada Y que el aire que respiro está demás Me han clavado en la pared, contra la espada He perdido hasta las ganas de llorar Ella movía sus manos haciendo ademanes… Pero, est
Melody miraba el techo de la habitación pensando detenidamente, lo que sentía por Adam era algo mucho más que gustarle, al cerrar los ojos recordaba sus besos, sus caricias y su noche juntos… tan solo de pensar en ello se le erizaba la piel, se sentó de golpe y empezó a hablar para sí misma. El hacer la audición le trajo más ánimo. “¡Lo haré!”. Ella sonrió de oreja a oreja, se levantó dándose un baño y cubrió sus labios con brillo labial, su cabello estaba bien peinado y algo de perfume no podía faltar, se miró en el espejo diciendo. “Perfecta”. Estaba decidida a enamorar a Adam, ya no le importaba la diferencia de vidas, pensaba que el amor todo lo podía, ya estaban casados era solo un paso para seguir juntos, la noche que pasó con Adam se dio cuenta que él también sentía algo. Sonrió al espejo y esperó a que Adam llegará. Adam entró a la casa dejando su maletín en el recibidor. “Buenas noches señor Fonseca”. Llegó una de las empleadas. El asintió. “Buenas noches”. El traía mala
Adam se acercó tomándola de los brazos para que lo mirara. “No quiero lastimarte, yo no puedo estar contigo”. Ella lo observó a los ojos con dolor, se tranquilizó preguntando. “¿Por qué?”. Adam no tenía idea del porqué, solo sabía que estaba mal. Adam camino por la habitación. “Porque era un trato, solo estaremos casados por un tiempo, era un convenio”. Melody lo confirmó caminando hacia él. “Lo sé, Pero… ¿Qué tiene de malo intentarlo? Somos adultos, podemos disfrutar el uno del otro… yo… solo quiero estar contigo. ¿Puedes intentarlo?”. Ella acariciaba su pecho, sus palabras estaban llenas de ternura. Adam la miraba mientras ella se acercaba coqueteando más a su rostro. “Ni tú ni yo tenemos pareja, solo… inténtalo…” Ella le susurro acercándose más, Adam bajó su rostro mientras ella intentaba besarlo de puntitas. Melody se abrazó a su cuello besándolo profundamente, Adam la levantó un poco para poder hacer el beso más profundo… Sus labios jugaron hasta quedar sin aliento, pegaron
Adam se dejó caer en la silla, sus manos temblaban. “¿Qué dices?”. Verónica lloraba desconsolada. “La policía me llamó hace un rato para que fuera al hotel, no puedo hacerlo sola Adam ¿Puedes acompañarme?”. Adam se apretó los ojos, estaba inclinado con sus codos en las rodillas. “Esta bien, voy para allá”. Él colgó mirando detenidamente su teléfono, recordaba la conversación que ellos tuvieron un día antes, no podía creerlo, Rene si parecía desesperado pero no al grado de tentar contra su vida, tenia una familia a la que dejo desprotegida, su hijo tenia cáncer... Salió del despacho, colocándose el saco de su traje, camino por la sala y se detuvo en el comedor avisándoles. “Tengo que salir, regresare tarde”. Melody quería preguntarle qué pasaba, estaba apuntó de preguntar, pero él salió inmediatamente de la casa. Adam condujo hasta el hotel que Verónica le dijo, al llegar se estacionó a una cuadra, había varias patrullas estacionadas acordonando el área, gente chismosa mirando ha
Pasaron varios días, Adam seguía sin aparecer, había escuchado discusiones del abuelo por teléfono con Adam, Melody no entendía qué pasaba, Adam era cortante cuando ella lo llamaba, solo decía que estaba ocupado. Por la noche llegó a la mansión, al entrar observó a la mujer del restaurante sentada en sala junto a un niño pequeño, Adam estaba ahí, el abuelo también los acompañaba, pero no tenía buena cara. Melody camino hasta ellos. “Buenas noches”. Adam levantó la vista mirándola. Melody hizo lo mismo, sus miradas se encontraron. Verónica se levantó y se acercó a Melody. “Hola, soy Verónica, amiga de Adam”. Melody le dio la mano por educación, le sonrió bajo. “Soy Melody”. Verónica le sonrió. “Él es mi hijo Carlo”. Melody observó al chico que le sonrió un poco. Adam se levantó para explicarle a Melody. “Ellos se quedarán aquí unos días, Carlo está tomando un tratamiento y necesito estar supervisando”. Melody miró a Adam y asintió, el abuelo molesto dijo. “Rosita, llévame a mi
Ella trató de contener sus lágrimas ante el hombre mayor, le había tomado un gran cariño. “Gracias abuelo”. Durante el día estuvo distraída, Esperanza le llamó la atención varias veces, Melody miraba su teléfono, esperaba una llamada de Adam, esperaba que él recordaba su cumpleaños, según el abuelo él había leído la investigación que hizo el abuelo sobre ella, y ya debería saber que cumplía años. Esperanza se rindió. “Es todo por hoy, tú estás muy distraída, mejor ve a casa, te veré por la noche”. Melody agradeció y se retiró. Ya en la mansión Melody terminaba de ayudar a Rosita con la comida, solo pidió una cena sencilla juntos, Adam llegó a la casa. El abuelo se estaba cercando cuando Verónica bajo con un vestido negro y muy arreglada. La miró y frunció el ceño. Melody salió de la cocina con algunos platos ayudando a Rosita a poner la mesa. Verónica sonrió acercándose a Adam. “¿Nos vamos?”. Adam afirmó. “regreso en un momento”. Subió las escaleras. Verónica giró para ver a
Melody y Alma se miraron entre sí, Melody se sentó a un lado de su amiga de la escuela. Era hora de explicarle todo a Esperanza, era una buena chica y confiaba en ella. Alma se sentó enfrente de ellas. Melody le dio la gran noticia. “Yo… soy la esposa de Adam”. Esperanza no entendía. “¿Qué?”. Melody le contó todo. “El abuelo quería que Adam se casara y formara una familia, Alma…” Melody miró a su amiga, Alma hizo una mueca recordando el compromiso, Melody siguió. “Alma era la prometida, pero decidió fugarse el día de la boda, Adam no quería hacer el ridículo y yo era la única presente así que me obligó… bueno al final hicimos un trato y nos casamos, esto… terminara en menos de tres meses…” Alma la interrumpió reclamando la situación. “Pero ya no era un trato, ellos se entendían bien, solo que algo pasó…” Esperanza recodo el restaurante. “Adam estaba con Verónica en un restaurante”. Alma afirmó. “Él salió con esa mujer en vez de estar aquí con mi amiga en su cumpleaños”. Melody