Cuarenta minutos después, Mario llamaba a Juls por teléfono, para avisarle que se iba a retrasar diez minutos más.- Hola! - Juls! En diez minutos subo, va todo bien?- Si, el té ha hecho su efecto, y me he dado un baño muy relajante en tu gran jacuzzi- Emmm! Lástima que no me hayas esperado. - una risa tímida se oyó al otro lado del telefono, Juls volvia a sonreir.- Bueno, estoy dispuesta a repetirlo más tarde, si quieres.- Puedes esperarme desnuda, amor, que por supuesto que quiero.- He salido a caminar un poco por los jardines de atrás, pero iré enseguida a desnudarme, entre el té, el baño, el paseo, y tu voz ... Me estan dando ganas de ti - le confesó con voz tan sexy que Mario puso los ojos en blanco. Juls oyó un ruido detrás de ella, se giró y gritó: Cris!Que haces aqui! - el teléfono cayó al suelo.Mario bajó corriendo por las escaleras las dos plantas que le separaban de la puertas principal, al llegar allí, encontró a Fabián fumando apoyado en la pared, al verlo p
La resaca que despertó a Mario fue monumental, dolor de cabeza, y el cuerpo dolorido por haberse quedado dormido en el sofá, miró a su alrededor, y encontró a Fabián tirado en el otro sofá. Miró su reloj, marcaba las ocho de la mañana, un esplendido sol atravesaba las ventanas, con la ropa arrugada, el pelo revuelto y los ojos enrojecidos se dirigió a la habitación, donde encontró a Noel solo, mirando por la ventana.- Y Juls? Donde esta Juls? - preguntó preocupado.- Noel le hizo un gesto con la mano para que se acercara.- Retomando las riendas de su vida - Mario miró por la ventana, y vió a Juls, con una camiseta y unos shots negros, de él, con gafas de sol y auriculares en sus oidos, haciendo jogging por el borde de la ria, se paró, respiró hondo, y retomó la carrera. - Esa es mi chica! -exclamó Noel, Mario le miró de reojo, en el fondo, se caían bien, se habían visto un par de veces, en casa de Juls, y en el hotel. - Adoro a esa mujer, Noel, Juls es especial. - Y a qué es
Annita y Mario siempre recibían a los invitados en la puerta de la mansión, Annita vestía un vestido de encaje en color marfil, largo pero que dejaba ver sus bonitos zapatos de tacón, a sus 70 años no aparentados, vestía juvenil y elegante, quizás demasiado juvenil para su edad, pero su elegancia innata hacía que todo le favoreciera. Mario a su lado, portaba un traje negro y blanco, pantalón negro y chaqueta blanca, camisa negra y corbata roja, pelo húmedo peinado hacia atrás, barba de unos días que pese a la oposición de Annita, él no se afecitó, llevaba varios días sin ver a Juls, y le divertía ver su reacción a algo tan insignificante para él, pero que sabía que a ella no le pasaría inacvertido, porque era una mujer observadora. Juls no quiso que Mario fuera a recogerla, de hecho pensaba ir en taxi, pero Noel la convención para ir con él y con Dimitri, los dos empezaban a salir, pasaban mucho tiempo juntos, y al final no pudo negarse y subió a la limusina de Dimitri.Annita y Mario
- Quiero más - susurré divertida sonriendo lujuriosa, moriendome el labio, y no sé si fue eso, mi voz, o qué? El sonrió, bajo hasta mi entrepierna, comenzó a disfrutar, degustar mi sexo, son suavidad, humedeciendo cada uno de mis labios, me arqueé gimiendo, y se encendió, el interruptor de su sexo de encendió de nuevo, en pocos instantes, volvió a penetrarme con su miembro más duro, más rígido, juro, que me pareció más grande, más ancho, juro que me llenaba entera, él llenaba mi cuerpo no sólo de sexo, también de amor, lo sentía en cada caricia, y cada beso, lo sentí en su orgasmo, en su abrazo después de follar como si el mundo se acabara mañana. - Vamos Mario, atame el corpiño! Tenemos que bajar, o subirá tu madre a buscarnos.- Quedémonos aquí, nadie nos echará de menos. -dijo tumbado sobre la cama, desnudo, le miré de reojo con cara de pocos amigos, a regañadientes me abrochó el corpiño, de mala gana, se vistió, le até el nudo de la corbata.- Vete bajando, mientras me retoco
- Noel donde estás? Son las doce de la mañana - Llegando, bella, llegando, cinco minutos y esto frente al local - dijo a través del teléfono. - _Juls preparó todo para esperar a Noel fuera del local, su móvil volvió a sonar, esta vez era Mario.- Dime Mario-contestó Juls- Juls me ha surgido algo importante, cambiamos la comida por la cena?- De acuerdo, no pasa nada -dijo ella sin disimular su decepción.- Lo siento Juls, no puedo posponerlo. Estar contigo es lo primero para mi, creeme, te lo explico todo esta noche.- Tengo que colgar, Noel ya está aqui. Chao. - Juls colgó el teléfono. Media hora después Noel aparcaba el coche frente a la gran casa, a las afueras de la ciudad, en uno de los barrios más lujosos. Se acercaron a la puerta con la tarta de cumpleños, dos pisos de tarta, decorada con unicornios, en color rosa y azul. Una mujer les abrió la puerta, era una mujer joven, de unos 35 años, pelo castaño con mechas rojizas, de tez blanca, y ojos verdes, elegantemente ves
- Pase - pidió Mario cuando alguién tocó la puerta del despacho. Se sorprendió al ver entrar a Juls, ya no llevaba su uniforme, vestía con un pantalón palazzo de color negro, combinado con una blusa blanca ceñida, y unos botines con cordones en color blanco. - Venía avisarte que mañana me tomaré el día libre.- Puedo saber por qué?- dijo acercándose a ella- No ... Tengo varios encargos.- Necesito que hablemos, no es mi intención alejarte de mi vida, Juls- Ya lo has hecho. Tengo que irme. A las doce de la mañana, Noel aparcaba el coche frente a la casa de los Mackson, Juls se bajo de coche, se acercó a la puerta y tocó el timbre. A los pocos minutos una mujer que no había visto antes le abrió la puerta.- Buenos días, busco a la señora Mackson. Mi nombre es Juls Baldin.- Pase, le diré que está aqui, la señora está en la sala de juegos con las niñas. - La mujer se fue pero volvió a los pocos minutos.- Señorita Baldim, sigame! - la mujer la dirigió por un ancho pasillo, has
El vuelo de Juls salía en menos de dos horas, y todavía no había terminado de preparar la maletas, viajar a Londres era como un sueño cumplido, cuando recibió la propuesta para presentar su colección de recetas de tartas veganas, no lo dudó un segundo, era lo que estaba esperando, alejarse de todo y de todos, en principió su intención era viajar sola, pero en el último minuto, el Angel Martín la convenció para acompañar, él supervisaba todo sus contratos, para protegerla legalmente, además necesitaba un traductor, porque su ingles era muy básico. A pesar de la tristeza que embargaba su alma, no podía dejar de sentir emoción por el viaje, para ella no era solo un viaje profesional, el viaje le demostraba que era dueña por completo de su vida, que nadie decidiría por ella, ni siquiera Mario podría manipularla con sus temores, ese sentimiento sobre protector hacía ella podría hacer que rompierán definitivamente, no necesitaba que nadie la protegiera, porque ella sabía defenderse solita,
Un día más en la vida de Mia, cada nueva mañana libraba la misma batalla, disimular golpes y moratones, aparentar ser la perfecta y bella esposa del ser mas despreciable que había en el universo. Su reflejo en el espejo seguía recriminándole todos los errores que había cometido en el pasado, y el peor de todos había sido renunciar a su familia por un hombre que no merecía tal sacrificio, desde el cumpleaños de las gemelas, contaba los días en que vinieran a recoger a las pequeñas, se había empleado a fondo en prepararlas para ello, prepararlas para nueva vida, para conocer a su verdadero padre, para conocer a su familia materna, ella confíaba en su hermano, sabía que Mario no dejaría que nadie hiciera daño a las niñas. Solo le preocupaba una cosa más que la furia de su marido, su madre. - Mario, querido! No me has avisado que vendrías hoy a comer conmigo. - dio Annita recibiendo a su hijo con un tierno beso.- Tengo el día libre, madre, además necesito que hablemos. - Comamos, pri