24–Mamá.

—Viva, tu mamá está viva.

Amelia se puso ambas manos en la boca y comenzó a llorar.

—Amor, no te puedes poner así, piensa en nuestro hijo por favor, eso no le hace bien.

—Si, si, tienes razón disculpa—se limpió su rostro—fue la impresión de la noticia.

—Tranquila, no tienes que disculparte, ven, vamos a sentarnos.

Se sentaron los dos en el sofá que tenían detrás de ellos.

—¿Cuándo la podré ver?

—No sé, Eduardo está en camino para explicarnos los detalles.

—Ok.

—Ahora hay otro asunto del cual quiero hablarte—hizo una pausa Fabio—en mi carro tengo una maleta con mis cosas, bueno no todas pero si lo suficiente como para estar un par de días sin regresar a mi casa.

A Amelia se le dibujó una sonrisa enorme en el rostro—eso significa que…

Fabio solo asintió y ella no pudo aguantar la alegría y se le abalanzó arriba.

—Te prometo que te voy hacer de comer lo que quieras todos los días.

—Y si a la que quiero comerme es a ti ¿eh? ¿Eso también me lo vas a permitir?

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