Gracias a Dios mi abuelo está estable, por un momento creí que lo perdería, a pesar de todo es mi abuelo, no podría superar su perdida... Luego de un día extenuante, lleno de muchas emociones, me siento extremadamente cansado, pero la esposa que Dios y un negocio entre familias me dio, se ha visto tan afectada por haberse comportado tan dulce y comprensiva que al final del día tenía que explotar, si no, no es ella... —¿Pero qué carajos le pasa ahora?, ni siquiera me deja hablar. Te das cuenta Patrick, me pregunta, me insulta, me ataca y se baja como loca. ¿Quién entiende a las mujeres de hoy en día? —Que puedo decirle señor, si no las entiende usted, que es popular entre ellas, mucho menos yo. —Gracias Patrick por decirme mujeriego de una manera sutil. —Disculpe, señor, yo no quería... —Lo interrumpo. —Tranquilo… Entro a la casa y me recibe Sandra... —Buenas noches, señor... —Buenas noches, ¿mi esposa? —Arriba en su habitación. ¿Va a cenar? —Si, y por fav
—Estoy muy confundida, Ethan no quiere que me reúna el día de hoy con Joe, alega que puede ser muy peligroso —Y no has pensado que puede tener razón. —Dice Annie, mientras me entrega unos papeles para firmar. —No lo sé, solo sé que si no conseguimos algo para desenmascarar a ese idiota, jamás me lo podré quitar de encima. —Te entiendo, sin embargo, Ethan no es de los hombres que se preocupan fácilmente, siempre piensa con frialdad las cosas y siempre tiene una solución a la mano, en eso ustedes dos se parecen mucho; no has pensado que quizás si te ha sugerido que desistas es porque corres de verdad peligro, recuerda que el conoce a ese tipo Joe desde hace mucho. —No creas que no lo he pensado, pero necesito hacer esto… De repente entra Ethan... —¿Podemos hablar? —Podrías tocar la puerta por favor, antes de entrar así a mi oficina. —Lo siento, ¿pero podemos hablar? —¿Si?, ¡buenos días!, primero se saluda Ethan. Suspira frustrado, sé que se está controlando para
Me despierto, otro día que vuelvo a amanecer en la habitación de Linda, pero está vez con su permiso, la busco en la cama, pero no está, miro el reloj son las 5:00 AM. ¿Dónde puede estar a esta hora?, es sábado y no tenemos que trabajar, así que no hay razón para que esté levantada a esta hora. Quizás está en el baño, la busco, pero tampoco está, decido recorrer la casa hasta encontrarla, pues quiero saber que está bien, durante toda la noche, estuvo un poco inquieta y la escuché llorar un par de veces, debe estar afectada por lo que le hizo pasar ese estúpido de Joe... Recorro casi toda la casa, pero no la encuentro, su teléfono se va a buzón, ¿y si se fue?, ¿a dónde pudo ir a esta hora?... Solo me falta revisar el jardín y las habitaciones donde están los muchachos, quizás esté con sus amigas, pero ¿y si no?, no quisiera preocuparlas. En un último intento por encontrarla decido ir al jardín y ahí estaba, acostada sobre el césped verde al lado de los girasoles. —¿Que haces
—Amo este vestido, ¿me lo prestas? —Me pregunta Antonia. —¡Claro que si!, tú y Annie pueden tomar lo que quieran de mi guarda ropa, la verdad es que hay muchos vestidos que compré para la supuesta venganza que había planeado en contra de Ethan cuando recién nos casamos, y jamás ejecuté. Reímos de solo acordarnos. —¿A que horas vienen los chicos por nosotras?, siento que estamos retrasadas. —Dice Annie —Puedes por favor dejar de ser tan maniática del tiempo. —Le contesto. —Además, es un don de las mujeres hacernos esperar. Antonia: —¡Totalmente de acuerdo!, lo bueno se hace esperar. Annie: —Chicas, no les parece un poco extraño, que salgamos las tres con ellos tres, ¿esto es especie de una cita? —Claro que no, solo vamos a disfrutar una noche todos juntos, somos amigos. —Ummmm, ya veo. —Dice Annie algo cabizbaja —¿Que pasa? —Es que Sebastián aún no se me ha declarado, ¿será que no me quiere? —¿Pero de que estás hablando?, si ese hombre se muere por ti. Antonia
—¡Hey Ethan!, ¿en que piensas? —Me pregunta Sebastián. Aprovecho que las chicas están en el tocador y le cuento a Sebastián lo que está pasando... —Es que Linda me ha preguntado que, qué siento por ella. —¿Y que le has dicho? —Nada, no sé qué decirle. —¿Por eso has estado evitándola toda la noche? —Así es... —¿Y te parece que está bien lo que estás haciendo? —Es que ni yo sé lo que siento, ¿que quieres que le responda? —Haber hombre, ¿te gusta? —Si, ¿a quien no? —¿Te la pasas bien con ella? —Sí... —¿Te parece hermosa? —Sí... —¿La quieres? —Eso creo... —Entonces, ¡ya está!, ahí está tu respuesta, ¿porque dudas tanto? —No quiero lastimarla, no quiero cargar con ese peso sobre mis hombros, ya te lo he dicho mil veces, yo no soy el hombre que ella necesita. —Y según tú, ¿que necesita? —A alguien que no sea un canalla como yo. —¿Esa es tu excusa? —Que no es excusa. —Si lo es Ethan, ¿y sabes que creo?, que esa chica tiene más cojones que tú.
—Linda, ya llegamos. —Escucho a Ethan decirme mientras me daba unos leves toquecitos en la pierna. Sin darme cuenta me había quedado dormida en el auto, los shots de tequila habían hecho su efecto tardío, en la disco me sentí genial y ahora todo me daba vueltas. —¿Estás bien? —Me pregunta Ethan... —Sí, es solo que creo que los shots hasta ahora cumplieron su función. —Ves, te dije que no bebieras, pero eres terca. Hago un puchero. —Si ya sé, pero no me regañes, ya te ve doble, y ver a dos Ethan enojados no me gusta. —Jajajajaja, eres increíble. —Se baja del auto, abre mi puerta y me saca de ahí cargada. —Déjame ayudarte. —No te voy a mentir, pero podría acostumbrarme a esto. —¿A qué?, ¿a que te cargue cada vez que estés ebria? —A eso, y a que te preocupes por mí. —Le digo con una amplia sonrisa —Lo de preocuparme por ti no es nuevo. —¡Tal vez!, pero antes no lo sabías expresar, solamente gritabas y te comportabas como un Neanderthal, ahora eres Lindo. Al l
—Sebastián, buenos días amigo, necesito que por favor compres muchos ramos de flores artificiales, girasoles y rosas blancas, quiero que compres un arreglo por cada semana que ha pasado desde que me casé con Linda, y por favor envíalas a la oficina de Linda... —Espera, ¿escuché bien?, ¿flores para Linda?, ¿acaso tú y ella? —¿Crees que le enviaría flores si no? —Ok, si quieres contarme... —Por supuesto que no, eso hace parte de mi intimidad. —Pues mira tú, hasta hace poco no te importaba compartir tu intimidad con Anthony y conmigo. —Pero ahora sí, por cierto, toma, (le pasó una tarjeta escrita de mi puño y letra) quiero que los ramos lleguen con esta tarjeta. —Intenta abrir la tarjeta... —Ni se te ocurra, por qué te mato. —Ok, pero no te tomes muy a pecho lo de ser el super esposo, te tiene muy irritable. —Si, como sea. Ahora dime por favor, ¿dónde está Anthony?, no demoran en llegar los inversionistas, además hay algo que me tiene intranquilo aún y es que harem
—Preciosa despierta es hora de ir a trabajar. Escucho la fuerte voz de Ethan que me llama, me despierto y ahí está él, con su pantalón de pijama y su torso descubierto... —¿Sabes que es lo mejor de dormir juntos? —Le pregunto aún medio dormida —¿Qué? —Levantarme y tener está vista. —Si te gusta tanto lo que ves, también puedes tocar. Eso me hace sonrojar. Ethan y yo aún no hemos consumado el matrimonio a pesar de que ahora estamos tan bien, pues la vez que casi pierdo la virginidad, mi suegra nos interrumpió para confirmar lo del cumpleaños de Ethan, que fue hace más de un mes, ahora nos hemos acercado mucho sentimentalmente, pero no de forma sexual y eso creo que es mi culpa, ya que he intentado mantenerme al margen en ese aspecto, y no es por qué no quiera, más bien es por qué me siento muy nerviosa y no sé que hacer, mi inexperiencia me hace sentir que no soy suficiente para él en ese aspecto, ha estado con muchas chicas en su vida, cosa que me enoja cada vez que