ERIC Unas palmadas caen en mi hombro, pero no me muevo. Mi cabeza cae hacia delante siendo afirmada por mis manos, los codos los tengo apoyados en mis rodillas y mis ojos se han mantenidos fijos en la mancha de seguramente tierra en el suelo entre mis pies. El olor a medicamento y antisépticos tiene nublado mi juicio, detesto el olor, siempre lo he hecho al igual que detesto el color blanco que cubre todas las superficies de los hospitales. –Ella estará bien hijo –la voz de mi padre llega a mis oídos. Bien. 5 letras que no tienen nada de sentido ahora. Porque dudo que alguna vez ella llegué a estar completamente bien nuevamente, luego de todo lo que sufrió en esos 5 malditos días donde no pude protegerla. Cierro mis ojos un momento y las palabras del doctor vuelven a repetirse. –La mantendremos aquí las primeras 24 horas, luego la trasladaremos a una pieza normal –sus ojos recorrieron mi cuerpo lleno de sangre–. Esta desnutrida, ya que al estar tantos días sin comer su organism
Capítulo 46SOFIAMis ojos pesan cuando intento abrirlos, pero aun así lucho contra aquello que me ha estado restringiendo para poder mantenerme consciente.Debo ser fuerte, debo luchar contra él. Debo ser capaz de recordar, no puedo olvidarlo. Porque si lo hago; eso significa que él ganó.Mi cabeza duele levemente, pero también me acostumbre a eso.No me muevo, no doy ningún indicio de que desperté; porque eso significa otra dosis.El brazo me duele y siento como si… ¿tengo algo inyectado? No, no puede.Mi corazon comienza a agitarse levemente y el pitido de alguna especie de maquina llega a mis oídos acelerándolo aun más.–¿Sofía? –una voz que me resulta familiar se siente cerca–. ¿Amor? ¿Estas despierta?No, no, no.Aprieto mis ojos con fuerza intentando volver a dormirme, la maquina no deja de sonar incluso es cada vez más fuerte. Mi respiración se encuentra igual de agitada que mi corazon y abro los ojos de golpe cuando una mano se aferra a mi brazo.–¡NO! –grito removiéndome en
ERICEl corazon me duele mientras la observo nuevamente dormida.Owen llora en mi interior y yo intento calmar la avalancha de emociones que me genero el verla tan ida. El escucharla gritar por ayuda, pensando que aún se encontraba en las manos de Tomás y el escucharla llamarme a mí para que la salvara fue como una bala al corazon.Recorro con los dedos su cabello y con la otra mano limpio las lagrimas que aun se encuentran frescas en sus mejillas.El cuerpo entero me tiembla de impotencia y el cumulo de todo lo ocurrido recién.Vuelvo a dejar un beso sobre su frente inhalado su piel e impregnándome de ese aroma a chocolate y caramelo que volvió a ser perceptible hace unas horas para calmarme.–No me iré de tu lado preciosa –hablo contra su piel–. Me quedaré aquí contigo hasta que despiertes nuevamente –me alejo un poco para recorrer su rostro con la yema de mis dedos–. No me iré…La puerta se abre de golpe y alzo la vista para ver la figura de mi padre con gesto de preocupación.–¿Qu
SOFIAMis ojos pesaban cuando intenté abrirlos, la cabeza me dolía ligeramente y me acurruque mas contra las sabanas suaves para intentar volver a dormir. No quería despertar, no quería abrir los ojos porque si lo hacia solo significaba que Tomás se daría cuenta de que aún no pierdo la memoria como el quiere y volverá a drogarme.Pero a pesar de todos mis esfuerzos por volver a dormirme, no pude.Poco a poco entreabrí los ojos, intentando inspeccionar el entorno para ver si él andaba cerca, pero la incertidumbre me atacó cuando noté que estaba en un lugar distinto.Abrí los ojos de golpe y me senté en la suave cama en la que me encontraba, ¿Qué hacia aquí? ¿En qué momento me movió?Mi respiración se aceleró notablemente y el pánico se hizo presente cuando la puerta se abrió y una mujer canosa ingreso en la habitación. Me tapé lo más que pude con las sabanas y retrocedí en la cama pegándome lo mas posible al respaldo instalando distancia entre nosotras.–¿Q-quien eres? –pregunté mirand
ERIC–Bien ya que hemos avanzado con el estado de animo de la Luna, podemos hablar sobre lo ocurrido –habla Teresa–. ¿Qué opinas?Asiento sin prestarle mucha atención mientras me concentro en armar la bandeja de comida para mi mujer. Conversamos sobre ese tema, me explicó superficialmente que no podía retener comida y yo le explique lo que Isabella me había dicho sobre la marca.Así que quisimos intentar que volviera a comer ahora que estábamos juntos y su marca iba sanando.–Me parece bien, pero primero intentemos el tema de la comida –dejé un pote con fruta al lado del de arroz con carne–. Estoy más interesado en esto ahora mismo.–Me parece bien, mándame un mensaje cuando estén listos e iré a informarlos.–Bien –acepté tomando la bandeja y caminando fuera del casino del hospital.La gente al pasar me saluda con reverencias con la cabeza que respondía, este era mi pueblo, mi gente y agradecía lo hospitalarios que han sido con nosotros. A pesar de que muchos esperan que presente a So
SOFÍAMiro fijamente mis manos que se mantienen entrelazadas sobre mi regazo, consiente de la mirada que estaba sobre mí en estos momentos.–¿Estas lista? –pregunta la mujer frente a mí.Teresa creo que se llamaba.Inhalo hondo y asiento sin levantar la vista de mis manos mientras juego con mis dedos. No quiero estar aquí, no quiero hablar sobre lo ocurrido; sobre lo que tuve que pasar o sobre lo que hice.–¿Por donde quieres empezar? –vuelve a preguntar, pero me mantengo en silencio–. Que te parece si empezamos por el día en que todo inicio, ¿te parece?Hago acopio de mi memoria intentando recordar todo de aquel día y mi pecho se aprieta al recordarlo. Teresa se mantiene en silencio, aún observándome; porque puedo sentir su mirada sobre mi rostro.–Inició… –hablé temerosa–. Inició como lo hacía cada día.–¿Y cómo es eso?–Con Eric abrazándome, despertándome con besos… –susurré recordando aquellos momentos–. Una de nuestras típicas mañanas –medio sonreí–. Luego fuimos a la empresa… lo
ERIC–Tiene un trauma debido a lo sucedido, no hemos podido avanzar mucho en estos días... –la voz de Teresa llega a mis oídos–. Cada vez que intento ir más allá sobre lo sucedido en el departamento cuando Tomas de la llevo entra en crisis de pánico.–Lo sé –murmuro con pesar viendo por la ventana de mi oficina–. ¿Qué podemos hacer?–¿Sobre qué?–El trauma, obviamente si eso le genera las crisis debemos buscar la manera de tratarlo –hablo cerrando los ojos y agudizando los sentidos para escuchar los latidos calmados de mi mujer en el cuarto de al lado–. No digo que sea fácil; ya nos dimos cuenta de que no lo será, pero debemos buscar la mejor manera para que ella pueda contar que es lo que la aflige.–¿Tú has notado algún cambio? –vuelve a preguntar–. ¿Algún cambio en su actuar, su personalidad o sus demostraciones de afecto?Me quedo callado unos segundos pensando en aquello, porque si los hay.Él como se tensa cada vez que la toco.En cómo me mira con culpa en sus ojos.Como su mirad
SOFÍALas manos sobre mi regazo las tengo tensas, jugueteando con mis dedos por los nervios.Han pasado dos días desde la conversación con Eric, en donde prácticamente admití lo que había sucedido con Tomás, pero siendo sincera, esperaba otra reacción por parte de mi lobo.Doy una vista hacia él de reojo viendo como maneja y luego vuelvo mi vista hacia mis manos. Las cuáles deberían estar envolviendo la suya mientras maneja, pero sé que es culpa mía que no tome esa iniciativa de tomar las mías.He estado evitándolo desde que me rescató, tensándome ante cada toque de su cuerpo con el mío, pese a que mi cuerpo me exija tenerlo cerca o rodearme del calor que desprende y que de esa sensación de seguridad que siempre he amado, mi cerebro dice lo contrario; me indica peligro, que la cercanía es mala porque trae consecuencias que nublan los sentidos y todo eso es debido al secuestro.Porque cada vez que Tomás se me acercaba, significaba droga y aquello conllevaba a que mi mente se nublara e