Un poco más corto que lo habitual, pero perspectiva de alguien distinto. Adentrándonos un poco en la cabeza de él. Nos vemos pronto.
ERICNo he dormido casi nada en los últimos cuatro días.No puedo, ni quiero.No cuando mi mujer aún esta desaparecida y no tenemos nada remotamente cercano a alguna pista para llegar a ella.Las pocas veces que he dormido no son más de dos horas y solo se da cuando mi padre o Josefina logran meter sedantes en lo que como o bebo. En consecuencia, mi cabeza me duele. El pecho me duele y mi cuerpo entero duele debido a que no la tengo aquí conmigo.Mis codos reposan sobre mis rodillas mientras veo por el ventanal.Puedo sentir a la gente moverse por el despacho, sus voces ideando y planeando nuevas estrategias para poder dar con algo, pero no presto atención a nada.El Alpha ayer mando un mensaje informando que se retrasaría un día, así que se supone que hoy debería llegar. Y no tengo nada.–¿Eric?Escucho la voz de mi padre, pero no volteo.–Eric, hijo –su meno cayó en mi hombro–. El Alpha llegó a la ciudad, viene en camino.Asentí, pero continué mirando hacia fuera. Claramente insatis
SOFÍAMi cuerpo entero tiembla sin poder controlarlo, no tengo fuerzas, no tengo ánimos, no he comido en... no sé cuantos días llevo aquí o quizás semanas, no lo sé. No he podido comer nada, todo lo que como lo vomito y lo único que puedo retener es el agua. Paso las manos por mi pelo que perdió la suavidad que tenía antes y termino pasando la mano por mi marca que arde. Pica, pero no puedo rascarme porque duele.Cierro mis ojos un momento y trato de ordenar mis pensamientos, mi cabeza es un lío debido a la droga que Tomás me inyecta, pero no puedo rendirme.–Eric Black –digo en un susurro mientras me meso de adelante hacia atrás afirmando mis rodillas–. Ojos miel, hombre lobo y su lobo es Owen.... Eric Black, Hombre lobo y su lobo es Owen.... es mi compañero, mi pareja.... no lo olvides... no lo olvides.Mi vista está fija en la ventana mientras recito mi mantra de todos los días, de cada hora, de cada momento desde que estoy aquí y me encuentro ligeramente consciente.–Eric Black,
TOMÁSCinco días.Cinco maravillosos días junto a mi mujer.Mía, como siempre lo ha sido y siempre lo será. Si bien hemos tenido algunas complicaciones debido a que aún se resiste, no puede hacer mucho al respecto, esta a mi completa merced.Jamás había estado tan feliz y pleno en mi vida como ahora, teniéndola a ella tan devota y complaciente. Ya que cuando despierta su único propósito es complacerme y verme feliz. La había extrañado tanto que creo que nunca medí lo que realmente sentía por ella, quizás puede rozar la obsesión, pero ¿Quién no lo estaría? Si es tan hermosa.Tan delicada, tan femenina.Cuando me dejó sentí que moría lentamente cada día, pero ahora, el tenerla aquí conmigo todos los días me llena de paz. Me demoré en volver a buscarla, pero debía planear cada detalle con esfuerzo para que todo saliera tal como planee.Y todo va de acuerdo con el plan.Bueno, todo excepto una cosa.La droga no ha funcionado como esperaba, si bien lo hace cuando se encuentra en su organis
ERICUnos dedos se deslizan por mi cabeza logrando que salga de mi estado de letargo por el sueño, me remuevo en la cama ligeramente acercándome más hacia las caricias que mi mujer me da para poder despertar.–Eric, es hora de despertar –escucho una voz lejana, que ignoro para poder seguir disfrutando de las caricias.Cada vez más el sueño se aleja de mi consciencia, las caricias las siento con más firmes y mis ojos pesan cuando intento abrirlos para poder ver a esos ojos que tanto amo.–Eric –reconozco la voz de Josefina–. Debes despertar, la hechicera llegara en una hora.Las caricias cesan y la mano se aleja de mi cuero cabelludo, me quejo e intento tomarla nuevamente.–Amor, no te detengas –susurro con la voz ronca–. Me encantan tus caricias de buenos días.–Eric –la voz de Josefina se entrecorta–. Lo siento mi niño, si pudiera aliviar tu dolor lo haría.Finalmente abro los ojos esperando encontrarme con el rostro de mi mujer, pero lo único que veo es la almohada vacía. Vuelvo a c
ERICSin que nadie diga nada más comenzamos a ponernos en marcha hacia nuestro objetivo.Rescatar a mi mujer.–Mis hijos se adelantarán para sondear la zona y avisarnos de cualquier complicación –Alpha Caleb habla y volteo hacia él mientras acomodo las ropas que Isabella nos entregó–. Su tía los teletransportará y luego a nosotros una vez que ellos exploren la zona.–Bien –aseguré.–Movámonos entonces –el Alpha le hizo una seña a la pelirroja y ella asintió.–Tómense de las manos –habló hacia los mellizos que también tenían uniformes y ellos acataron la orden, ambos me vieron por unos segundos con seriedad antes de desaparecer en una espesa nube azul–. Apparere.–Démosles 10 minutos y luego podemos movernos.Comienzo a negar ante aquello con la necesidad palpitante de irme ya. Ya han sido muchos días sin ella, muchas horas en la que no la he protegido de las cosas que ese imbécil debe estar haciéndole, no puedo esperar 10 minutos cuando han sido cinco días de espera.–Eric –la voz de
ERIC Unas palmadas caen en mi hombro, pero no me muevo. Mi cabeza cae hacia delante siendo afirmada por mis manos, los codos los tengo apoyados en mis rodillas y mis ojos se han mantenidos fijos en la mancha de seguramente tierra en el suelo entre mis pies. El olor a medicamento y antisépticos tiene nublado mi juicio, detesto el olor, siempre lo he hecho al igual que detesto el color blanco que cubre todas las superficies de los hospitales. –Ella estará bien hijo –la voz de mi padre llega a mis oídos. Bien. 5 letras que no tienen nada de sentido ahora. Porque dudo que alguna vez ella llegué a estar completamente bien nuevamente, luego de todo lo que sufrió en esos 5 malditos días donde no pude protegerla. Cierro mis ojos un momento y las palabras del doctor vuelven a repetirse. –La mantendremos aquí las primeras 24 horas, luego la trasladaremos a una pieza normal –sus ojos recorrieron mi cuerpo lleno de sangre–. Esta desnutrida, ya que al estar tantos días sin comer su organism
Capítulo 46SOFIAMis ojos pesan cuando intento abrirlos, pero aun así lucho contra aquello que me ha estado restringiendo para poder mantenerme consciente.Debo ser fuerte, debo luchar contra él. Debo ser capaz de recordar, no puedo olvidarlo. Porque si lo hago; eso significa que él ganó.Mi cabeza duele levemente, pero también me acostumbre a eso.No me muevo, no doy ningún indicio de que desperté; porque eso significa otra dosis.El brazo me duele y siento como si… ¿tengo algo inyectado? No, no puede.Mi corazon comienza a agitarse levemente y el pitido de alguna especie de maquina llega a mis oídos acelerándolo aun más.–¿Sofía? –una voz que me resulta familiar se siente cerca–. ¿Amor? ¿Estas despierta?No, no, no.Aprieto mis ojos con fuerza intentando volver a dormirme, la maquina no deja de sonar incluso es cada vez más fuerte. Mi respiración se encuentra igual de agitada que mi corazon y abro los ojos de golpe cuando una mano se aferra a mi brazo.–¡NO! –grito removiéndome en
ERICEl corazon me duele mientras la observo nuevamente dormida.Owen llora en mi interior y yo intento calmar la avalancha de emociones que me genero el verla tan ida. El escucharla gritar por ayuda, pensando que aún se encontraba en las manos de Tomás y el escucharla llamarme a mí para que la salvara fue como una bala al corazon.Recorro con los dedos su cabello y con la otra mano limpio las lagrimas que aun se encuentran frescas en sus mejillas.El cuerpo entero me tiembla de impotencia y el cumulo de todo lo ocurrido recién.Vuelvo a dejar un beso sobre su frente inhalado su piel e impregnándome de ese aroma a chocolate y caramelo que volvió a ser perceptible hace unas horas para calmarme.–No me iré de tu lado preciosa –hablo contra su piel–. Me quedaré aquí contigo hasta que despiertes nuevamente –me alejo un poco para recorrer su rostro con la yema de mis dedos–. No me iré…La puerta se abre de golpe y alzo la vista para ver la figura de mi padre con gesto de preocupación.–¿Qu