SofíaIngreso al edificio de Black Accounts con una sonrisa en el rostro, he estado en esta nube de felicidad desde ayer en la noche. Cuando Eric apareció en mi edificio, explicándome lo de esa mañana, dejando fluir sus sentimientos por mí.Luego de aquel beso se quedo por aproximadamente una hora más en la cual conversamos cosas triviales, pero sin apartar las manos uno del otro. Si bien no eran toques con dobles intenciones, lograban causar toda una avalancha de emociones que jamás había sentido con nadie.Subo al ascensor saludando a cada miembro del personal que me encuentro, marco el numero del piso donde se encuentra nuestro piso y espero pacientemente hasta que llegamos a él.Camino por el pasillo hacia mi pequeña oficina con todos los ánimos de empezar esta nueva semana, con grandes expectativas sobre como van tomando curso las cosas y luego de pensarlo harto durante la noche e decidido que le daré una oportunidad a Eric, me dejaré llevar por esto que siento por él, por todo l
SOFÍA La semana transcurrió con normalidad, la misma cantidad de trabajo y la misma rutina, pero disfrute como nunca antes había disfrutado algo mi nueva oficina. Sobre todo, cuando me di cuenta de que había una puerta que conectaba mi espacio con el de Eric. Una puerta la cual pensé que quizás era una armario común y corriente, pero la sorpresa fue tal cuando aquella idea fue destrozada al verlo aparecer con una enorme sonrisa en su rostro un día, antes que terminara la jornada laboral para ayudarme a recoger mis cosas y luego ir a dejarme a mi casa. Las cosas han estado increíbles entre nosotros, él es muy atento, muy cariñoso y sobre todo protector. Cada día me recoge en la mañana en mi pequeño departamento con un café y una magdalena, nunca suelta mi mano cuando caminamos por las calles, jamás me deja caminar por el lado cercano a los autos, siempre al lado de la pared, me besa cada vez que puede y a pesar de que no hemos más allá de quizás unos simples toques, podría pensar qu
SOFÍAMe doy unos últimos retoques en mi sombra de ojos y luego comienzo a colocarme el labial color rojo, el cual combina perfecto con el vestido que decidí usar. Es uno simple, de tiras finas sobre mis hombros, ajustado en mi torso para posteriormente caer en forma de campana desde la cintura hasta la mitad de mi muslo.Los zapatos son del mismo color, con un tacón medianamente alto y grueso. Nunca me han gustado los tacones de punta fina, quizás sean ideas mías, pero siento que no serán tan estables como los de tacón grueso.Termino de colocar el labial, hecho perfume en mi cuello y me pongo de pie para ordenar mi bolso, pero soy detenida por el sonido de unos golpes en la puerta. Mi corazón inmediatamente se acelera ante la anticipación de saber quién puede ser.No quedaban muchos minutos para la hora acordada, así que nadie más podría ser.Dejo todo donde está y camino rápidamente hacia la puerta, este deseo de verlo me consume, me devora, es algo que no puedo ni quiero controlar.
SOFÍA–¿Ordenamos postre? – escucho la voz de mi bello acompañante.Termino de enrollar la última porción de pasta de mi plato y elevo la vista mientras me lo llevo a la boca encontrándome con su mirada fija en mí.Asiento emocionada sin responder nada debido a que mis mejillas probablemente tienen aspecto de ardilla, pero no pueden culparme, la comida estaba deliciosa. Hace demasiado tiempo que no disfrutaba de algo así, debido a que siempre compro cosas no tan sofisticadas para poder mantenerme dentro de mi presupuesto.–¿Quieres que compartamos algo o te crees capaz de comer uno tu solita?–Creo que puedo una sola.–Bueno, de no ser así, pedimos que lo envuelvan y puedes llevarlo a casa.Dejo los cubiertos sobre el plato vacío y lo alejo un poco de mi cuerpo, tomo la copa con vino tomando un sorbo apreciando su sabor e impregnándome de su aroma. La mano de Eric se estira sobre la mesa y toma la mía, tal como ha hecho cada vez que tiene oportunidad. Creo que nunca había disfrutado t
ERIC El sonido del ascensor anunciando que llegamos a destino hace que voltee a ver a la mujer a mi lado, aquella que sostiene con fuerza mi mano, la que no ha parado de desprender ese aroma a nervios desde que estacione en mi plaza del subterráneo. Me da un poco de ternura su reacción, pero lo que menos quiero es que se sienta nerviosa a mi alrededor. Sé que no esta lista para entregarse completamente a nosotros y lejos de molestarme, me alegra, porque así puedo prepararla, hacerla sentir segura de ella misma, planear algo especial para ella y no que se convierta en un simple acoston. Sé que ella no sabe que yo estoy al tanto de su virginidad, porque ella nunca lo ha mencionado hasta ahora, solo me ha dado las señales en los momentos que nos besamos y las cosas suben un poco más de nivel, cuando he intentado tocarla y se tensa, pero soy plenamente consciente de eso por su aroma. Ese delicioso aroma a inocencia. –¿Segura de querer quedarte? –pregunto saliendo del ascensor, pero qu
SOFÍA Si bien tuve la intención de irme a un cuarto sola para ahogarme en la tristeza obtenida por su rechazo, la idea fue rápidamente dejada a un lado cuando sentí que su mano se enrollaba en mi muñeca justo cuando me levantaba de la cama. –¿Dónde vas? – escuche su voz ronca obligándome a voltear en su dirección cuando tiró ligeramente de mi brazo. A pesar de no haber sido un forcejeo fuerte, fue lo suficiente para desestabilizarme debido a todo lo que me abruma logrando que caiga apoyada con una rodilla en la cama y el brazo ligeramente estirado en su dirección. –A otro cuarto – respondo con la poca seguridad que me queda al ver sus ojos miel. –¿Por qué? – levanta aun más su torso de la cama quedando prácticamente sentado aún sin soltarme. –¿Enserio lo preguntas? –Sí, quiero que lo digas ¿Por qué te vas? Mi ceño se frunce e intento zafarme de su agarre, pero me lo impide. –Me rechazaste. –¿Lo hice? – encorva una ceja –. ¿O pensaste que lo hice? –Tú… –No recuerdo en ningún
ERICDeslizo la yema de mis dedos por su pierna desnuda, sintiendo como mi tacto logra erizarla y su respiración dejo de ser pausada, dando paso a un más superficial.–¿Alguna vez alguien te ha tocado? – pregunto llevando mis labios hacia su oído.Lentamente trazo un camino hasta la curvatura de su trasero tocando superficialmente su piel, para que aquel tacto logré que desee más. Que me pida más.–Mh… – delineo con mi boca la curva de su oreja –. ¿Lo han hecho?–N-no.Una pequeña sonrisa tira de mi boca, mi otra mano no se ha apartado de su sedoso cabello, siendo incapaz de dejar de tocarlo y sentirlo deslizarse entre mis dedos.–¿Y tú? – vuelvo a preguntan arrastrando mi boca tras su oído rozando con mis labios su piel encaminándome hacia su cuello –. ¿Tú te has tocado alguna vez?La sola idea de imaginarla dándose placer a ella misma me endurece, más de lo que ya me encuentro tras los besos que me dio anteriormente, en cómo se restregaba contra mi cuerpo, como sus deliciosas curvas
SOFÍAPestañeo varias veces intentando adaptarme a la luz, mi mente poco a poco sale de la nebulosa debido al sueño y rápidamente capto el cuerpo que se encuentra pegado a mi espalda. El calor que emana contra el mío, en como unos fuertes brazos tienen atrapada mi cintura y una pierna entrelazada con las mías.Abro completamente mis ojos e instantáneamente los recuerdos de anoche llegan a mi memoria logrando acumular la sangre en mis mejillas.Tuve mi primer orgasmo.Y fue realmente maravilloso.Ahora puedo entender a lo que se referían mis compañeras de universidad cuando contaban sus anécdotas. Sé que aún me falta mucho más por experimentar y estoy feliz de estar cediéndole eso a Eric.Con Tomás jamás me sentí segura, sentía que el siempre quería tener el control sobre todo respecto a mí, por lo tanto, siempre que intentaba llegar a algo más colocaba excusas para zafarme de eso. El poco tiempo que estuvimos juntos, específicamente 6 meses, los cuales cinco fueron horribles, jamás de