Máximo
―La señorita Benson, mi prometida, no está en condiciones de asistir a esta junta, por eso YO como el presidente y dueño, me tomo el placer de atenderlos―remarco educadamente al escuchar la insistencia de hacer la junta con Abby. ―Señores, ella es solo una directora de finanzas de la empresa, yo como el dueño, puedo atender cualquier duda que tengan, ¿Alguna?―solo veo a un grupo de chinos mirarse entre sí, dudando si hacer la junta. Niega el que preside la junta del otro lado.
―Podemos cambiar la junta directamente cuando lleguemos el viernes a Estados Unidos, esperamos que la señorita Benson pueda acompañarnos, ¿Es algún problema señor Galloway? ―niego frustrado. No puedo creer que no quieran hacer la junta si Abby no está, ahora esperar a que vengan.
Nos despedimos, al bajar la pa
Abby ― ¿Martha? ―Martha sale del interior de la alacena con latas en la mano. Me recargo en la isla de granito. ― ¿Si, Abby? ¿Necesitas algo? ―niego rápido. ― ¿Ya llegó Máximo? ―ella asiente. ―Desde que ha llegado, está encerrado en el despacho, ha pedido que no lo molesten, pero lo debe de decir por nosotros. ―Oh, ¿A qué horas ha llegado? ―Martha intenta recordar. ―Hace dos horas, después que te he subido el almuerzo. ¿Pasa algo, Abby? Niego, luego le doy una sonrisa a medias. ―Iré a verlo, ¿Quieres que te ayude con la cena? ― ¡Claro que no
Máximo Sale Abby azotando con fuerza la puerta del despacho, le llamo, pero ha salido sin mirar atrás. ― ¡Abby! ―no regresa, golpeo el escritorio y después tiro el resto de las cosas que están sobre la superficie del escritorio. Tiro la silla a mi paso, y voy en su búsqueda. Abro la puerta y salgo del despacho, ella aparece al final del pasillo en dirección a las escaleras, Martha, Edison y el resto de seguridad sin duda han escuchado, pero no me importa. Tengo que hablar con ella, tiene que entender que hay pruebas de que Amber está en París. ― ¡Abby! ―vuelvo a gritar, pero ella sube las escaleras un poco veloz, me preocupa que debe aún seguir en reposo. ― ¡Ten cuidado, maldita sea! ― ¡Dé
Abby Su cara es pálida, por un momento quiero preguntarle si se siente bien, pero tengo que aferrarme a mi ira, a mi enojo para no flaquear, sé que él tiene más confianza en las pruebas que se le han sido entregadas, pero a mí nadie me va a comprar con eso. Yo la escuché, yo... No vayas ahí, Abby. ―Abby...―intenta llamar mi atención Máximo. Pero lo ignoro, estoy demasiado cabreada como para hablar con él, necesito respirar, aunque sé que tengo el reposo, no voy a soportar estar cerca de él, necesito pensar con claridad lo que voy a hacer. ―Vete―me pongo mis zapatos deportivos y luego tomo una camiseta y una sudadera, Máximo está en la puerta, bloqueando con ambos brazos. Lo miro, pienso una manera de
Máximo Agarro la botella de vino, subo las escaleras, y veo a Martha salir disparada a la cocina, arrugo mi entrecejo, camino hasta la cocina y ahí está, alistando los materiales para la pasta favorita de Abby. ―Aquí está el vino―noto sus mejillas sonrojadas, pero no me mira, está intentando concentrarse en llenar la olla de agua y sigue moviéndose de un lado a otro, me siento en la silla de la barra, agarra el vino y lo mete a enfriar. ― ¿Estás bien Martha? Cuando está a punto de contestarme, suena el intercomunicador de la cocina, Martha mira inmediatamente y antes de tener la intención si quiera de levantarme a contestar, ella lo alcanza y contesta. ― ¿Sí? ¿La señorita Benson?―se gira y murmura algo luego
Abby — ¿Estas segura, Abby? —afirmo decidida hacia Melani. Nos bajamos del auto y miramos el avión privado en medio de la pista. —Bueno, entonces llegamos a París y buscamos a Amber, Edison me acaba de enviar la copia de la investigación a mi correo, solo confirmaremos la dirección dónde supuestamente está hospedada... A estas alturas Máximo debe de saber que he escapado. Melani ha dejado el auto en un estacionamiento de un centro comercial junto con su móvil, por si Máximo rastrea la llamada y su ubicación, y todo por haber olvidado borrar la lista de las llamadas. Enfócate Abby. — ¿Me dirás que pasa realmente? Porque eso de que solo vamos para corroborar, no estoy
Máximo―Que empiece el lunes contigo, además mañana llegan los ejecutivos de China―recuerdo la ausencia de Abby, me remuevo en mi asiento, sigo cabreado, preocupado, y miles de sentimientos encontrados. La forma en que salió de aquí... ― ¿Máximo? ―la voz de Artur me regresa al momento. ―Lo siento―me disculpo por mi distracción. ― ¿Qué pasa? ―suelta un suspiro―Ya hablé con los ejecutivos y les he informado que Abby está fuera del país en un viaje de negocios, han aceptado que me una a ellos junto contigo para la junta. Tienes que concentrarte o podríamos perder el nuevo proyecto con ellos. ―Lo sé―paso mi mano por mi cabello y tiro un poco de él. ― ¿Qué
Abby Las puertas del elevador se abren en el último piso. Mi corazón sigue martillando con toda la fuerza, mi mano se va automáticamente a mi vientre, tengo que ser fuerte, Melani me respalda. ―Tranquila―me dice dando un apretón a mi brazo en señal de apoyo. ―Quiero que todo esto acabe―casi suplico en un susurro. Melani intenta enderezarse con esas botas de tacón kilométricas, comienza a calmar los nervios, y como si fuese una actriz, su rostro de seria y concentrada en un segundo pasa de angelical y sonriente. ―Sígueme la corriente―dice decidida mientras da dos toques en la puerta dobles. ―Si...―le confirmo nerviosa. ― ¿Quién? ―se escucha la voz de
Máximo Es como una de las pesadillas que he tenido últimamente, Abby me deja en ellas y cuándo despierto, está dormida a mi lado, plácidamente. Sus cabellos castaños regados por toda la almohada, su respiración me arrulla y me abrazo a ella, atrayendo su cálido cuerpo al mío. Pero en estos momentos, estoy al borde del abismo, con el corazón en la mano, suplicando que no me deje. Ella vibra en mi agarre, cierro los ojos y comienzo a movernos, ella insiste en soltarse, pero me aferro a ella como una tabla en medio de un océano frío, distante de la tierra y al mismo tiempo de las estrellas. ―Éste soy yo, soy el Máximo vulnerable, el Máximo que desnuda su propia alma ante ti, soy el hombre que te pide que no lo dejes, un hombre que necesit