Ella no hablaba de nada sexual, desde luego lo compensaría con algo que le gustara, se dijo que podía ingeniárselas para divertirlo, pero le causó un poco de gracia verlo removerse y sudar. Casi podría apostar que Noah había invocado mentalmente una compensación sexual, pero ella no le daría tal cosa, desde luego, aun así prefirió no corregirlo con tal de que se dejara tratar por el médico.Su sonrisa maliciosa de Jenna le hizo sentirse extraño y de alguna manera un tanto incómodo pero terminó asintiendo. Aunque no lo admitiría, estaba dispuesto a recibir cualquier cosa de ella. Le parecía tan bonita que pensó que tal vez, en realidad ella sí que estaba hablando de lo mismo que él.Se reprendió por pensar en eso y una voz depresiva en su cabeza lo volvió a la realidad al decirle que estaba estúpido. «¿Por qué una jovencita hermosa te querría a ti cuando puede tener miles de hombres sanos y más jóvenes a su alcance?». La voz dentro de si le hizo preguntarse eso y por un momento se dijo
—Quiero que te vayas —declaró borrando la sonrisa de Jenna, quien no esperó jamás que la petición se refiriera a eso y mucho menos que el hombre lo dijera de una forma tan directa—. Dijiste que harías lo que yo quisiera.—No aplica para eso —respondió ella con rapidez en un intento por defenderse y de no dejar que sus palabras se volvieran contra sí misma, después de todo, quería permanecer en ese empleo, aun cuando tuviese que depender de ese sujeto desagradable—. Puede ser cualquier otra cosa pero no eso, no está sujeto a negociación, punto.—¿Qué podría querer de ti? —inquirió Noah con una sonrisa de burla y Jenna se vio controlando las ganas de darle un buen golpe en la cara, uno que le arrancara media mandíbula para no tener que soportar su gesto socarrón—. No hay nada que puedas ofrecerme, ni nada que me interese de ti, lo único que puedo desear con todas mis fuerzas y, en este momento, es que te vayas de una vez por todas. —Te sorprendería lo mucho que puedo ofrecer —contestó
Noah la miró sin saber si confiar en ella, después de todo no había cumplido con su parte. Entrecerró los ojos y enarcó una ceja mientras la joven le hacía una cara que dejaba claro que cumpliría su promesa.—¿Por qué habría de creerte? —preguntó dubitativo, sin despegar la vista de la pelirroja pero al menos ya estaba dándole su atención—. No has cumplido esta vez y eso que era una cosa sencilla. —Porque tengo palabra, pero eso que pediste no me lo esperaba. —Se sinceró la joven enfermera y le dio una sonrisa amigable—. Pongamos un mes en el que ambos colaboremos, hazme el trabajo fácil y si aun así no te sientes a gusto con mi presencia, te prometo que me iré. Noah la miró, parecía sincera en su declaración, por lo que al final no le quedó de otra que aceptar. —Un mes a partir de hoy —declaró tajante y señalándola con su dedo—. Ni un día más, Jenna.Ella asintió y le dio una sonrisa que le hizo pensar que había un truco dentro del trato y no se equivocaba, Jenna no daba pasos en f
Al ver lo que su jefe intentaba ocular con vehemencia, Jenna supo de inmediato que Noah le estaba dando las respuestas que necesitaba y solo entonces una idea, para nada descabellada, cruzó por su cabeza. Lo vio sentado, rojo y completamente avergonzado; sin embargo, ella no dijo nada, solo continuó con su trabajo, fingiendo que no se había percatado de nada, mientras de cuando en cuando lo veía y sopesaba la posibilidad que pasaba por su cabeza. «Se supone que no le funciona nada de la cintura para abajo». Pensó mientras recordaba que días antes estuvo recogiendo la comida que él le había lanzado al piso en una rabieta.El coraje la inundó de nuevo al encontrarse con que era cerdo como todos los demás y por un instante, pensó que tal vez, le arrojó la comida por algo, para verle por detrás.«Debería enseñarle que lanzar la comida a una mujer no lo hace más hombre y mucho menos si lo hace para morbosearla». Rezó en su mente al mismo tiempo que respiraba para calmarse.—Una lección no
De nuevo, soltó una risilla nerviosa y fingió no darse cuenta antes de levantarse de la cama e ir al mueble por otra de las cremas. Quitó el inexistente polvo del producto y volvió a su posición.«Déjate de tonterías, Jenna, no es el primer pene erecto que ves y tampoco deberías sorprenderte». Se reprendió mentalmente al mismo tiempo que sopesaba su siguiente paso.Sonrió divertida al recordar esas películas porno de bajo presupuesto donde las chicas comenzaban un masaje y terminaban follando con el cliente. No era muy diferente a esto, se dijo. La diferencia es que su cliente estaba paralítico.Se rio de sí misma al pensar tonterías y se reprendió mentalmente porque ni en estos momentos podía ser seria. Ella era una masajista profesional ahora y debía comportarse como tal, aunque a juzgar por el bulto de su paciente, este tenía otros pensamientos nada puros. Se acomodó para seguir con la otra pierna sin dejar de ver que sin duda el cuerpo del hombre respondía a los estímulos y se p
Noah la vio sonreír sin saber por qué, en ese momento, le pareció que Jenna era una verdadera belleza, una diosa. La vio moverse con destreza sabiendo lo que hacía y fingir que no pasaba nada, lo que provocó que por primera vez en mucho tiempo, sintiera una emoción distinta al resentimiento: la gratitud. Por su parte, la enfermera le quitó la almohada y le instó a colocar la toalla encima para cubrirse.A Noah no le quedó de otra más que obedecer en completo silencio y esperó a que ella actuara, quien de inmediato subió sus manos hasta arriba de sus piernas, comenzando el masaje o lo que fuera que estuviera intentando. Era claro que la joven, al instante, pudo notar un poco de la erección a través de la toalla que no cubría hasta abajo, pero él se dijo que era algo que no podía controlar. La enfermera miró a Noah por tercera ocasión y se preguntó ¿de qué otra manera se podía controlar al hombre mejor que no fuera mediante el sexo? Lo cierto fue que no encontró una respuesta certera y
Las expectativas que Jenna tenía en el sexo para con él, eran bajas, muy bajas a decir verdad, pero ella no estaba ahí para pasarla bien sino para fingir que la pasaba bien a cambio de beneficios, como siempre. Se dejó besar mientras las manos de Noah recorrían su cuerpo en caricias tiernas que la verdad fuera dicha, le estaba gustando y mucho. Había algo en el toque que infligía Noah que resultaba adictivo, tanto que se sintió caliente al cabo de solo un par de minutos.Las palmas del hombre acariciaban y apretaban sus senos, su cintura, su trasero e incluso su rostro, como si quisiera obtener algo más que un simple roce de piel. En realidad ella no lo sabía pero Noah buscaba desesperado una forma de obtener una comunión con alguien, no un enlace carnal.Jenna se separó de él para sonreírle y comenzar a dejar besos por su cuello y su pecho. La habitación estaba demasiado iluminada, pero sobre todo, estaba lista para crear un ambiente cálido e íntimo, no solo porque estaban solos sin
Parecía que ella era experta en felaciones y no es que ahora le importara; al contrario, lo agradecía porque sentía que en cualquier momento gritaría por el orgasmo luego de mucho tiempo sin tener uno y de que en ese momento una mujer tan joven y bonita fuera la que le estaba prodigando caricias y toda la atención que no había tenido en mucho tiempo. La vio darse la vuelta, mostrándole el trasero luego de quitarse la última prenda que tenía puesta. En un abrir y cerrar de ojos, ella se había colocado con el trasero frente a su cara y dejaba al descubierto su sexo, justo frente a su cara y, el hombre solo pudo mirar lo que ocurría sin poder contener el respingo que dio su miembro ante el espectáculo.Noah aprovechó la posición de la bella enfermera para acariciar y estimular su jugoso coño mientras veía como ella se abría un poco más invitándolo a continuar. Le acarició su sexo como si no hubiera un mañana y estimuló de tal manera que pronto la tuvo totalmente húmeda, chorreante y ag