Capítulo 241
—Es un poco tarde, no creo que sea buena idea pedirle que salga.

Sebastián siempre está ocupado. Después del trabajo, se fue a una reunión con Mirko, y yo le di a Mirko unas pastillas para la resaca. No sé si a estas horas Sebastián ya habrá llegado a casa.

Al terminar de hablar, me quedé observando a Diana.

—Amiga, sé que soy hermosa, pero no necesitas mirarme como si fueras una acosadora —dijo Diana en broma.

Diana era como una flor en plena floración, radiante y llamativa. Bajo las luces parpadeantes de la noche, su belleza se volvía aún más deslumbrante. Si ella y Sebastián estuvieran juntos, harían una pareja perfecta: ella hermosa, él guapo.

No pude evitar sentir el deseo de emparejarlos.

—Diana, últimamente no dejas de mencionar a Sebastián. ¿No será que...? —le dije con una mirada pícara, alargando la última palabra.

—Si me gustara Sebastián, que engorde diez kilos —respondió Diana con firmeza.

Cuando era niña, Diana era muy golosa. Antes de que sus padres se separaran, la cons
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