Capítulo 208
Para él, yo solo era la hija de su difunto mentor, y como había tenido una buena relación con mi padre, se sentía en la obligación de cuidarme. Seguramente pensó que ayudarme sería algo sencillo, pero no esperaba que me convirtiera en un problema. Seguro ya estaba harto de mí.

—Gracias por lo de esta noche —le agradecí.

—Estas son pastillas para el dolor. Cuando pase el efecto de la anestesia, tómate una si no aguantas —dijo, dejando el frasco en la mesita de noche—. No he encontrado a nadie que pueda reemplazarte en el trabajo por ahora, así que recupérate bien y vuelve lo antes posible.

—¡Lo haré!

—Descansa —dijo Sebastián mientras se giraba para salir. Justo cuando llegaba a la puerta de la habitación, se detuvo.

Pensé que iba a darme alguna instrucción sobre el trabajo, así que me apresuré a decir:

—Voy a encargarme de que Mirko y Johan reciban todo lo necesario para la reunión de mañana. No voy a retrasar nada.

—Te dije que Hugo no era un problema y no te preparaste para lo que pa
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