Capítulo 144
Sebastián le agarró la mandíbula a Rodolfo y le soltó: —Si vuelves a decir una grosería sobre Sofía, te aseguro que te arrepentirás.

Si no lo hubiera visto con mis propios ojos, nunca hubiera creído que este era el Sebastián que yo conocía.

Esa frialdad y agresividad no se parecían en nada a su usual comportamiento de caballero.

Parecía una escena sacada de una novela donde el héroe llega justo a tiempo para salvar a la protagonista.

—¡Pegarle a alguien es un delito! —lloriqueó Julieta—. ¡Vamos a denunciarte! ¡Nos debes dinero!

En ese momento, el ascensor se abrió de nuevo y apareció Diana.

Al ver mi estado, se enfureció y me preguntó: —Sofía, ¿estos desgraciados te pegaron? ¿Fue esta chusma?

Asentí con la cabeza.

Diana dejó su bolso en el suelo, se remangó las mangas y se preparó para pelear. La abracé por la cintura para intentar detenerla, pero era inútil, ya que ella intentaba patear a alguien.

—¡Qué demonios se creen! ¡Atreverse a venir aquí a causar problemas! Hoy no se van sin r
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