Capítulo 119
Ese día, justo me habían quitado los puntos de la herida en la cabeza y el médico dijo que podía irme a casa, con la condición de volver para chequeos regulares.

Diana estaba ayudándome a empacar cuando Lya entró con un ramo de girasoles en una mano y un maletín en la otra.

—¿Señorita Rodríguez, ya se va?

—Sí —asentí—, si me quedo más tiempo aquí, me voy a pudrir.

—Perfecto, ¡feliz salida del hospital! —Lya me pasó los girasoles con una sonrisa.

—Genial, las llevaré a casa. —Acepté las flores—. Es un buen augurio.

Después, Diana y Lya me acompañaron a casa. Diana había arreglado una camioneta para que nos llevara.

En el camino, Lya me pasó un documento. Al abrirlo, me di cuenta de que era la declaración de Vivian. Como era de esperar, Vivian se había echado la culpa de todo, sin admitir que alguien la hubiera instigado. Solo mencionó que había cometido errores profesionales y que estaba dispuesta a compensar el daño que me causó y aceptar las consecuencias.

Esto coincidía con lo que Ga
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