Antes de llegar al salón, Theo me cogió la mano y me miró. Apreté sus dedos entre los míos, intentando darle confianza. Notaba lo nervioso que estaba.Nada más entrar, cogidos de la mano, vimos a Heitor y Bárbara con lo que imaginé que era el matrimonio Cesarini. Y para mi sorpresa, Malica no estaba con ellos.Por supuesto, sus ojos se dirigieron directamente a nuestras manos. Theo los saludó y, para mi sorpresa, me presentó como su prometida.La palabra "prometida" saliendo de su boca con tanta seguridad me hizo sentir algo completamente nuevo. ¿Era posible amarle aún más? ¿Podría haber felicidad más allá de la que ya existía junto a aquel hombre?Nos sentamos frente a Heitor y Bárbara, mientras la pareja se sentaba en el sofá lateral. El salón de la mansión era gigantesco, pero el aire aún parecía escaso en aquel momento.- Hemos venido a hablar del embarazo de Malica. - Dijo el hombre.- Confieso que he estado esperando alguna palabra suya al respecto durante los últimos meses. - c
- Ben es bueno en lo que hace. - Pero tú eres bueno en cualquier cosa que te propongas.- Sé muy bien cómo funciona Babilonia.- Aunque también hay cosas que hacer durante el día, es un trabajo mucho más nocturno y lo sabes. - Babi me lo recordó.- Haré algo durante el día. Pero no en el Norte B.- ¿Qué harás? - Heitor tenía curiosidad.- Quiero ser voluntaria en albergues para niños abandonados. Eso es todo por ahora... Pero se me ha pasado por la cabeza empezar la carrera de Trabajo Social.El silencio se cernió sobre la habitación y yo me preocupé un poco, reveladora:- Theo ya sabe todo esto. Y me apoya. Ha donado generosamente a organizaciones benéficas de Noriah Sur.- "No me impresiona tu decisión", reveló Heitor, "porque como ya te he dicho, haces bien todo lo que te propones, mi rayo de sol".Miré a Bárbara, queriendo saber su opinión.- No me impresionó tu decisión. Pero aun así, estoy muy, muy, muy orgullosa de ti. - Dijo sonriendo.- Cuántas "mentes", mi amor. - Heitor rió
- Confieso que ya había decidido llevar Simplicity a Noriah Norte y ponerme manos a la obra, basándome en nuestra conversación sobre el reparto de los consumidores de cada marca.- E... - Robin le animó a continuar.- Algunas cosas han cambiado entretanto. Y tuve una larga conversación con María Lua sobre lo que queríamos para nuestro futuro... ...juntos. - Theo me cogió de la mano y me miró antes de continuar- Tengo una propuesta que hacerte.- Adelante. - Robin parecía interesado.- Me haré cargo de North B. junto a mi padre...- Entonces véndenos Simplicity y todo arreglado. - Maura no dejó terminar a Theo, interrumpiéndole mientras daba un sorbo a su bebida.- ¿Qué harías con Simplicity? - Giordano es mil veces más grande que mi empresa. Es como comparar North B. con Perrone, por ejemplo. Aunque hay mercado de trabajo para todos, las multinacionales siempre concentrarán las mayores ventas y los clientes potenciales. La marca se vende sola, sin necesidad de marketing ni publicidad.
Miré a mi padre, que enfatizaba el "yo". Tenía claro que él, Heitor Casanova, no había matado a Daniel. Pero eso no garantizaba que él no fuera la persona que dio la orden de ejecución. ¿Pero quién era yo para juzgarlo?Si hubiera tenido un arma, habría disparado a Anya en cuanto la hubiera visto maltratar a las niñas y utilizarlas como esclavas en su propia casa. Con el tiempo me di cuenta de que odiar a la gente no era nada difícil. Pero cuando había niños de por medio, el sentimiento era mucho peor.Me tocaba el vientre, recordaba el aborto, el niño que ni siquiera sabía que existía, sólo me decían que ya no estaba dentro de mí. Era una sensación de tristeza, mezclada con dolor e impotencia. Imaginé lo que sería que te arrancaran de los brazos a tu bebé vivo de manos de un desconocido. Tal vez no hubiera forma de describir tanta ansiedad y miedo.Y precisamente por eso sentí una punzada de compasión por Maíra, aunque no se lo mereciera. Ella había dado a luz al "Bebé". Y aunque lo
Antes de entrar en el quirófano, Theo me cogió de la mano. Yo ya estaba en la camilla, preparado y acompañado por las enfermeras.- ¿No estás nerviosa? - Sus dedos acariciaron los míos.- No, estoy contenta. - Sonreí, sintiendo una tranquilidad inexplicable.- Sabes que cuando descubra la verdad, querrá comerse tu riñón. - Se rió.- Pero no puedes hacer eso, o no tendré ninguno. - Me uní a la broma.Theo bajó la cara y me besó en los labios:- No me iré ni un minuto. Y mis pensamientos y mi corazón estarán contigo.- ¿Podemos irnos ya? - preguntó una de las enfermeras, sonriendo-: Pronto te traeré de vuelta, sana y salva... De hecho, también estoy salvando una vida. - Miró a Theo.Asentí y caminó unos metros cuando Theo llegó corriendo:- ¡Un momento! - Dijo cogiéndome de la mano - Falta una cosa.- ¿Qué? - Arqueé una ceja, curiosa.Theo abrió mi mano y puso algo que no existía dentro de ella, luego la cerró. Sonreí, sabiendo exactamente lo que era.- Puedes quedarte con mi mariposa..
Theo abrió la puerta de la habitación, dejándome fuera. Metió la cabeza dentro y dijo:- Hola, papá. Ya están trayendo a tu compañero de habitación. - Parecía disgustado.- ¿Compañera de cuarto? - Oí la voz de Bárbara - ¿Cómo que compañera? Es imposible que metan a una mujer aquí.- Voy a demandar a este puto hospital. - Oí cómo cambiaba la voz de Heitor.- ¡Intenta ser suave, papá!- ¿Suave? No tengo que ser amable en absoluto.- No es culpa de la persona. - Theo me lo explicó.- ¿Has hablado con tu hermana? ¿Va a venir hoy?- Sí... De hecho... - Theo me miró - ¡Viene! - sonrió.Theo abrió la puerta y sacó mi silla, poniéndome cara a cara con Heitor y Bárbara.Los tres nos miramos y durante un largo rato no parecieron entender nada.- Qué... te ha pasado, ¡Dios mío! - se preocupó Bárbara, arqueando una ceja confundida-.- Parece que he estado donando un riñón. Y me quieren meter en esta habitación con un hombre que ya me está gritando e insultando sin ni siquiera conocerme.Mis ojos
Me hizo gracia su expresión. Arranqué el coche y me puse en marcha hacia la dirección del motel que había reservado.Theo se abrió obedientemente el botón y la cremallera del pantalón, a pesar de estar esposado. Le toqué y me quejé:- Esto aún no está lo bastante duro.Theo se rió y bromeó:- Sabes cómo ponerla dura, como a ti te gusta.Manteniendo una mano en el volante, con la otra cogí la porra y se la pasé por el pecho por dentro de la camisa, tirando lo justo para reventar los botones.- Por favor... Chúpamela, cielo... - Suplicó, retorciéndose en el asiento.Yo me reí:- En absoluto, mi amor. Aquí las órdenes las doy yo, ¿lo has olvidado?Tiré de unas esposas a la vez, abriéndolas, liberando sus manos.- ¿Qué debo hacer, oficial? - Me preguntó.- Debes masturbarme mientras conduzco. Exijo que me hagas correr antes de que lleguemos a la cárcel, delincuente.- Dios sabe cuánto deseo besar tu boca ahora mismo, amor mío. - Theo reveló.- No me besarás la boca... Sólo mi coño.- Como
- Puedes correrte otra vez, Theo. Prometo lamértelo todo después. - Te lo prometo.- Me vas a matar así... Tendré que romper la silla para salir de aquí y tocarte... No dejaré que me la pegues...Sonreí y chupé el extremo de la porra antes de metérmela en el coño, sin dejar de mirarle provocativamente.Theo intentó soltarse una vez más y entonces movió el sillón con los pies, arrastrándolo hacia mí. Aunque me sorprendía que estuviera haciendo un esfuerzo sobrenatural y, al mismo tiempo, completamente implicada con la porra y el placer que me estaba proporcionando, cerré los ojos y gemí, empujando cada vez más hondo.La sensación era increíble, sobre todo sabiendo que Theo estaba allí, observando cada uno de mis movimientos.En cuanto abrí los ojos, estaba muy cerca, todavía con los brazos atados.- Vamos... Siéntate sobre mí... Por favor. - Me suplicó - Cómete en mi polla.Respiré hondo y me acerqué a él, soltando su polla y sentándome sobre ella, dejándola entrar centímetro a centíme