Es un hermoso sábado, eso no lo podemos discutir. Es por eso por lo que, con mi pequeña hija, hemos pensado en venir a pasarlo a la playa. Hemos invitado a Valeria, quien se ve un poco más alegre que los días anteriores, ríe y juega con Sol, pero sus ojos siguen teniendo esa tristeza implícita que marca el sufrimiento de su alma.
Solo me queda pensar que mi pequeño Sol le da algo de su luz a esa mujer que se me está volviendo indispensable. Verlas de esa manera me hace sentir ansioso, pensando en cómo sería mi vida si Valeria aceptara ser mi mujer por el resto de nuestras vidas.
- ¡Papi, mira lo que encontramos! – Sol me saca de mis pensamientos con una expresión emocionada, trae algo entre sus manos -.
- ¿Qué es, Solecito? – me acerco a ella y me muestra una concha de caracol, tiene un color azul oscuro y se degrada a blanco, casi cubre su manito -. Pero
Hoy es noche buena y mañana navidad… así dice la canción que Sol escucha en este momento, mientras juega con sus hermanitos.Nos hemos reunido todos en casa de Soledad para esperar la navidad, hay una montaña de regalos y el árbol casi no se ve por estos.Pablo y yo nos pusimos de acuerdo durante el primer cumpleaños de Pablito, que fue la semana pasada. Estamos todos devastados, porque Marcela solo se limitó a enviar un regalo y nada más. Soledad ha llorado mucho por la actitud de su hija y, de mala gana, nos admitió que está mandando la mitad de la pensión. Prometimos colaborar, ya que la mujer se mantiene solo con su pensión de viudez, por lo que ya no podía más con tantos gastos.Por lo mismo, para que todos tengan una mejor fecha especial, Pablo me propuso celebrar juntos y asumir la mitad de los gastos, así los niños estarían juntos
Me despierta el tono de llamada de mi teléfono, al moverme siento que Sol se ha escabullido hasta aquí, sonrío por eso. Aún no sé de padres que no amen dormir con sus hijos, sobre todo cuando tienen pesadillas o sienten pena por algo. He llegado a la conclusión de que, cuando piensa en su mamá, termina durmiendo aquí, frunzo el ceño porque hay algo que no me está diciendo y tendré que hablar sutilmente con ella.Si extraña a su mamá, podemos ir a visitarla y quiero que sepa que eso totalmente posible, sólo tiene que pedírmelo.Cojo el celular que había dejado conectado al cargador bajo el televisor justo cuando deja de sonar, veo con sorpresa que tengo cinco llamadas perdidas, dos de Matías y tres de un número que no conozco.Le marco a Matías, luego veré quién es el dueño del número desconocido.
Las lágrimas instantáneas muy poco me permiten ver a Valeria sentada en un piso alfombrado, con las piernas cruzadas y sus pies descalzos. Acuna suavemente una manta enrollada entre sus brazos, la acaricia mientras tiene los ojos cerrados y lágrimas no dejan de recorrer sus mejillas.A lo lejos escucho a la vecina que me llama. Me limpio las lágrimas y corro para decirle desde la puerta que está bien, solo se había quedado dormida y no escuchó nada. La mujer se entra y yo hago lo mismo, cerrando la puerta tras de mí.Vuelvo a la habitación y me quito los zapatos, me acerco a ella, mientras veo los detalles de aquel lugar.Está decorado con nubes y estrellas hechas a mano con tela. Las nubes parecen de verdad, por el relleno que contienen. Una cuna blanca con sábanas rosadas y un cobertor blanco le sirven de apoyo a la espalda de Valeria. Hay una cómoda blanca y sobre ella una esp
Tras haber sellado con un beso nuestro nuevo estado de relación, la ayudo a ponerse de pie y la saco de esa habitación. Caminamos abrazados hasta el sofá y la ayudo a recostarse allí para que descanse.-Te prepararé algo de comer ¿Alguna preferencia? – le entrego su cartera y su teléfono -.-Lo que puedas preparar con lo que encuentres.-Te advierto que te encontrarás con muchos mensajes y llamadas – le digo señalando el teléfono, mientras camino hacia la cocina -.-Pero no ahora, porque no quiero enfrentarme a mi madre. Ellos no entienden que esto me cause dolor después de tanto tiempo.-No te preocupes por eso ahora. Solo recuéstate y descansa – miro dentro de su nevera y encuentro yogurt, en la alacena hay cereales y frutos secos -. ¿Te parece bien cereales, yogurt y frutos secos?-Suena delicioso – la escucho un poco somnoli
Tal como lo imaginé, Marcela tampoco vino para el año nuevo. Pero esta vez mi pequeña lo tomó mejor, ya que quedamos en que si su madre no venía, nosotros iríamos a verla.Luego de hablar con Soledad y Pablo en el almuerzo del 1 de enero, quedamos en que los dos pediríamos una semana de vacaciones para ir juntos. Él también está preocupado por Pablito, ya que tiene algunas semanas despertando por las noches llamando a su mamá. Marcela no ha llamado y solo envió un mensaje para decir que no vendría y que agradecía las fotos de Sol.Ahora me encuentro en una tienda donde venden artículos de todo tipo, acompañado de Valeria, buscando una silla para María José. Nos iremos en nuestros autos, ya que son pocas horas de viaje y viajar en bus con tantos niños, no sería una buena idea. A Pablo ya le aceptaron las vacaciones a partir del lune
El poco camino que me quedaba para llegar a la casa de Soledad se me hizo prácticamente eterno. Valeria continuamente me tomaba la mano cada vez que cambiaba la marcha para que pudiera calmarme.No podía creer lo que estaba pasando, Marcela después de tantos meses al fin había decidido aparecerse y, sin decirle nada a nadie, llegó a la casa de su madre.-Tranquilo amor, seguro solo viene por este día y pronto va a volver a trabajar, hasta ahora eso ha sido más importante que sus hijos y dudo que llegue para quedarse.-Tengo miedo Valeria, tengo miedo de que decida quedarse y que me vuelva a quitar a mi hija - un escalofrío recorrió mi espalda -. No quisiera tener que separarme ahora de Sol, ya me había hecho a la idea que iba a vivir con mi hija por mucho tiempo más.-No te hagas ideas que solo te ponen más nervioso - sé que me está mirando con sus dulces ojo
Tras la corta visita de Marcela, al menos he podido recuperar la alegría en los ojos de mi hija. Esos dos días pudieron compartir con su madre y la aprovecharon al máximo. Hoy es sábado y estoy planeando mi semana de vacaciones, ya que no las pasaremos como tenía pensado hacerlo.A pesar de la alegría de mi hija, no dejo de sentir esa espina en mi corazón que me dice que, todos estos meses que hemos pasado juntos y que hemos podido vivir tranquilos y felices, pronto llegarán a su fin de una manera abrupta y desagradable. Algo me dice que Marcela, a pesar de estar convencida de que quería un cambio en su vida, con esta visita ha vuelto a tener dudas, puede ser que solamente su relación la mantenga atada a otra ciudad y no sea efectivamente el trabajo, tal como ella nos quiso hacer creer.Puede verse un poco paranoico de mi parte, pero conozco a esa mujer desde hace muchos años y he sido testigo
Aprovechando que es un hermoso día de enero y que tengo vacaciones, con Sol hemos decidido pasar todo el día en la playa. Nos hemos levantado muy temprano y hemos venido con mucha comida, quitasol, sillas de playa y toallas para que podamos estar cómodos y relajarnos frente al mar.Es apenas mediodía y mi pequeña ya está rendida bajo la sombra que nos proporciona el quitasol, sé que puede parecer que tiene mucha energía, pero de tanto en tanto se le agota y de una forma muy graciosa, ya que simplemente se tumba en la silla y deja que su cuerpo se desparrame por donde sea.- ¿Quieres que nos vayamos, hija? - le pregunto mientras le ofrezco un refresco -.-No papi, estoy bien, es solo que necesito descansar un poco y creo que llegó la hora de comer - sus palabras me hacen reír y buscó entre nuestra comida un sándwich -.-Si te sientes muy cansada, sabes que podemos ir